Raisa.
-No te rindas, se que no lo merezco pero no te rindas, no me olvides.
-No se que decirte Damián, es muy raro que de un dia para otro digas todo esto, no se que tramas, y siendo sincera si tratas de hacerme algo para dañar o burlarte de mí no me gustaría así que por favor basta- digo pero tratando de ir a la puerta, pero él me tomó de nuevo por el brazo pegandome a su pecho y poniendo sus manos en mi estómago, le trato de golpear pero sostiene en un rápido movimiento mis manos con las de él en mi vientre.
-Se que soy un egoísta, pero no puedo, no puedo dejarte, pero como soy un egoísta también se que soy un hombre de palabra así que te prometo que mi intensión no es lastimarte, tratare de que nadie te lastime, ni yo, pero no me pidas que te deje, no vuelvas a decir en tu vida que me superarás, porque te juro que perderé los estribos- me quedo quieta mientras él pone su cabeza en la curva de mi cuello y aspira mi olor, cierro los ojos recordando todos los momentos que soñé con que estuviéramos en esta posición y maldiciendo porque se siente mejor de lo que pensé.
- ¿Qué es lo que quieres entonces?, dímelo, yo pensé que esto es lo que más deseas deshacerte de mí de una vez por todas- siento como niega aun con la cabeza en mi cuello, mientras que siento en mi una gran desesperación.
-Claro que no quiero deshacerme de ti, nunca digas eso, nunca lo he pensado, fui y soy un idiota, pero aun así Raisa nunca dejo de pensar en ti ni un maldito dia y eso me vuelve loco ya que nunca nadie a estado todo y tanto tiempo en mi mente pero tu siempre lo estas, tanto que me vuelves loco- me separa de el para agarrarme de los hombros voltenadome, con una mano limpia las lagrimas que he derramado.
-Me siento tan miserable al saber que yo soy el causante de tu llanto y dolor- no despega ni por un momento los ojos de mi.
Me rio- sabes, todos los días desde mi adolescencia me la pase pensando en ti, ilusionandome de que si seguía intentando hacerme notar para ti o siendo más tu tipo de chica un dia te fijarias en mi, me deje el cabello crecer, me lo pinte, use un tipo de ropa que odiaba, pero nada, solo que con el tiempo me di cuenta que no, que si cambiaria seria por mi, no por un hombre que nunca me volteo a ver y despues de años pude superar querer verme "perfecta" y ser yo, agradarme a mi, y asi puedo superar esta mierda que me carcome y ya no amarte, pero no te recrimino nada, yo se que tu nunca me diste una señal tal vez si soy una niña mimada como dices- se queda pensando por unos minutos que se me hicieron eternos y yo solo quería irme y ya no ver sus ojos que con solo verlos un segundo sientes que sabe todo de ti y te pierdes en ese mar negro.
- Siempre te mire- dice después de minutos y yo frunzo el ceño, él muerde su labio.
- siempre mis ojos estuvieron en ti, recuerdo cuando a tus ocho usabas unas botas de vaquera y soñabas cabalgar y como una vez te caíste "accidentalmente" sobre mi y me besaste luego de esos hubo más besos, o a los diez años usabas una falda rosa que te quedaba tan adorable y nunca te la quitabas como también que no tenias varios dientes lo que te hacia ver aun mas tierna, a los quince siempre te veías las tetas pues no tenías mientras las otras si y eso te acomplejaba pero nunca usaste relleno, a los dieciséis te crecieron y te incomodaba así que usabas ropa ancha, recuerdo una sudadera morada que te regale en un intercambio y nunca te la quitabas aunque ya estuviera decolorada, como también como a los diecisiete usabas esos horrendos vestidos que sabía que te hacían sentir incómoda y ahora se la razon del porque los usabas y lo siento, recuerdo que a los veintiuno vestías como te gustaba y dejame decirte que siempre me a gustado tu forma de ser tan única con tu cabello amarrado a donde sea que vayas pero con mechones salidos- me sonríe mientras que se pierde en sus recuerdos y eso hace que mi pecho palpita aceleradamente al saber eso.
-¿A qué vas con esto?- pregunte.
-A sacarme lo que tengo adentro, no aguanto mas- cierro los ojos tratando de decir la última pregunta que le quiero decir.
-Y- suspire- ¿qué sientes por mi?- el sonríe y baja la cabeza a lo que mi corazón duele.
- No lo se- esas palabras destruyeron todo de mi, me repito que yo merezco más que un "no lo sé" me separo de él y camino a la puerta, él esta vez no me detiene y yo no volteo, llegó a la sala y cuando voy a salir de su departamento él me llama.
- Raisa- niego.
- Raisa, yo no lo se, no se que demonios me pasa, pero si se que siento algo, cada vez que te veo te quiero besar, quiero abrazarte y no separarme de ti, cada vez que ries me alegro y cada vez que lloras siento que estoy triste también, cuando le sonríes a alguien más, esas sonrisas tan únicas que solo tu das tengo ganas de golpear a ese tipo y me ciega la furia, a ti me dan ganas de secuestrarte para que esa mirada solo se dirija a mi, cuando veo que necesitas ayuda quiero ayudarte y decirte que todo estará bien, Raisa si eso no es un sentimiento no se que es- me volteo a verlo mientras lloro, pero no tengo fuerzas para avanzar, el camina hacia mí y me abraza, acunandome en su pecho.
- ¿Lo dices en serio?- pregunte.
-No te mentiría, se que soy un patán, perdón- asiento sintiendo que estoy en un sueño ya que nunca creí que esto pasara pero tengo miedo.
-Se mia Raisa, te necesito- me dice besando mi cabeza me separo de su pecho para mirarlo, sonrió negando.
- Yo luche mucho por ti, ahora te toca hacerlo por mi, siendo sincera aun no te creo y creo que tengo mis razones, no me alejaré de ti pero no me acercaré eso te toca a ti, - él besa mi frente.
-Gracias, pensé que te perdería, por siempre sin antes decirte esto, te juro que te ganare y haré que me creas, aceptando ser mía, como también reconstruir ese corazón tan hermoso que tienes que lo he roto- niego eso no será fácil, pero espero que sea enserio y no sea un sueño o que el solo juegue conmigo.
-Esta bien espero y no me decepciones y cumplas tu palabra, hasta no ver no creer ahora sin más me voy- cuando estaba por salir el cierra la puerta con una mano, haciéndome saltar y voltearlo a ver, él está con el ceño fruncido mirándome.
- No pensarás salir así- me señala pero no separo mis ojos de él- ¿ o si?- bajó la vista y siento mi cara arder, por la furia, sacar todas mis emociones y la resaca no me fije que como vestimenta traía una camisa de él blanca y unos boxers, levanto mi vista y lo veo.
- Tu- lo señalo y el ve a otro lado dejando ver su delineada nariz- me cambiaste- el me ve y hace una mueca.
- Pues técnicamente- lo miro mal.
-¿Como que técnicamente?- se rasca la nuca y me distraigo viendo como se le marcan las venas.
-No te mire si es lo que piensas, ni me aproveche o toque demás, solo toque rápidamente para poner esa ropa ya que la tuya está mojada porque para que se te bajara la borrachera tuve que mojarte en la regadera y se mojo tu ropa, no mire, es más tú en la mitad de la noche me despertaste diciéndome que tienes antojo de lamer mi entrepierna y tomar mi leche, trataste de bajarme los pantalones pero yo como un caballero sujete tus manos y te arrulle hasta que te dormiste- me sonrojo y ahora la avergonzada soy yo, lastimosamente no recuerdo eso, o solo pensé que era un sueño pero no, bajo la mirada sintiendo mis mejillas arder y el se aclara la garganta.
-Pero bueno, cambiate, en el cuarto está la ropa nueva pues la tuya sigue mojada, la acabo de mandar a comprar, yo te espero aqui- asiento caminando rápido a cambiarme, cuando termino de ponerme el vestido floreado que me encanta y como la acosadora que soy lo guardaré como un tesoro, salgo de la habitación lo veo sentado en la sala, cuando me ve se levanta.
-Vamos- asiento saliendo y nos dirigimos al ascensor, cuando bajamos veo que el auto nos espera, se hizo un silencio incómodo así que hablo.
-Espero ya llegar, me preocupa Jane si le paso algo o está mal, y yo en tu casa durmiendo plácidamente- se ríe.
-Yo creo que está bien ella siempre se las arregla es Jane- asiento, es cierto, espero que no esté mal o que se le haya arruinado la noche por preocuparse por mi.

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No me mandas
RomansaRaisa Bech la mejor amiga de jane Tuell de toda la vida, sus padres son ricos pero nada comparado con la fortuna de los Tuell, de las dos ella es la dulce y la que sigue las reglas, pero algo que pocos saben es que la dulce Raisa lleva toda su vid...