Capitulo 12

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JANE

luego de esa Reunión cuando todos se fueron después de un terrible accidente donde hubo como implicado té, luego agua para que no se quemara que alguien gentilmente le aventó,  lagrimas retenidas por la protagonista del accidente y una caida de la misma porque alguien accidentalmente le puso el pie cuando esta corria a limpiarse o llorar me acerqué a mi papá para preguntarle.

-Papá ¿Por qué dejaste entrar a esa familia podrida a nuestra casa?- me cruzo de brazos, el solo suspira caminando a su oficina a lo que voy con él.

- Ya te habías tardado en preguntar y pues la respuesta es simple, por amabilidad ellos querían reunirse conmigo pero mi amigo vino entonces pasaron a la sala, no sabían que venías o que estaban en el país- llegamos y se sienta, yo ruedo los ojos.

- y lo más importante ¿Por qué se te pasó por la cabeza darle trabajo a esa arpía, acaso no sabes como era antes o que fue mi primera pelea con ella?- me acerco al escritorio, mi padre luce cansado pero voy a insistir, no puedo creer que le de trabajo habiendo mucha demanda por un empleo en la empresa además que no sabemos sus intenciones, porque yo no me trago el cuento que es para practica, para luego trabajar con su padre, algo un cuadra y lo averiguare.

- La contraté porque sus padres me lo pidieron y no puedo decirles no de una, veamos cómo se desempeña y luego decido si la despido o no- recargo mis brazos en el escritorio.

-Ni se te ocurra ponerla a trabajar en el mismo sector que yo, ni que se me acerque porque poco me va a importar que me demande, además ella no tiene buenas intenciones, lo se, yo no me trago el cuento de que es solo por práctica para luego trabajar con su padre- mi padre asiente de acuerdo pensativo para luego verme con una sonrisa.

-Lo se, pero veamos qué traman, créeme es mejor tener a tus enemigos en la mira, y no te debes de preocupar, ni Raisa, ella no trabajara cerca de Damián- sonrió junto con el por que con lo que me dijo mi padre tengo una idea de lo que esa mujer quiere.

-Estoy de acuerdo, pero por Raisa ni te preocupes, tu hijo es un caos y no se atreve de ponerse los pantalones y decirle que le gusta, créeme que si sigue así la va a perder- digo recordando el brillo de los ojos de Raisa cuando me dijo que iba a olvidar a Damián y lo siento por mi hermano pero la apoyare en sus decisiones.

-Así son los jóvenes hija, cometen errores, mas tu hermano pero yo sé lo que te digo el se dará cuenta, creo que ya lo está haciendo, aunque te debo de decir que es un poco cabeza dura como todos los Tuell, somo buenos haciendo dinero más en el amor aprendemos lento- se ríe yo creo que acordándose de cuando conoció a mamá, una historia larga y alocada que terminó en embarazo no planeado de Damián y ellos enamorándose hasta la médula.

-Esperemos que sí, y antes de que lo menciones. solo te recuerdo por a esa arpía muy lejos de mi y del idiota para no ocasionar problemas y a la primera la echamos, no aguantaría ver todos los días su sonrisa de diente falso- me rio por lo ultimo y a mi padre de le forma una sonrisa y niega la cabeza divertido, y recuerdo ese día en el que por primera vez probé que era buena en peleas tanto físicas como verbales.

-Eres todo un caso hija y por eso eres mi preferida, pero no se lo digas a tu hermano- me rio ya que ya lo sabia.

- El ya lo ha de saber, hasta luego papá, que sueñes con el presidente en tanga- me río caminando a la puerta, mi papa se despide riendo.

Cuando voy caminando me acuerdo de ese estúpido francés de cuarta que hoy me estuvo molestando todo el día mandándome flores y con su presencia aunque debo de admitir que tiene un trasero ardiente que me dan ganas de morder y esa barbas de días me pone a mil, se ve que raspa muy bien, también esos brazos tatuados que siento que me podrían cargar perfectamente mientras me empotra contra la pared, niego divertida por esos pensamientos pecaminosos como dice Raisa, pero solo existen dos problemas con ese francés, uno: es el mejor amigo de Damián y este capaz y me mata y dos: me gana por ocho sexis años, aunque ahora que lo pienso no es mucho y me encanta romper las reglas, estar con el seria meterse al agua sin mojarse.

Otro día de mierda, estoy colmada de trabajo y para colmo si contrataron a la bruja de Madison lo bueno que trabaja en un sector muy lejos de mi hermano y el mío que por cierto están casi juntos, estoy sumergida en papeles y tengo un hambre de los mil demonios.

-hola ma glorieuse nymphe- entra sin tocar el odioso francés hablando en su idioma el cual no entiendo ni una letra pero siempre me dice así, es algo como: mi gloriosa ninfa, o cursilería y media.

- ¿Qué quieres?- respondo sin levantar la vista.

- si te digo a ti no te enojas- me rio ya que me gusta envés de enfadarme.

- déjame pensarlo... no- su sonrisa se ensancha.

- pues te quiero a ti- dice llegando hasta mi.

- y yo quiero comida- él se separa negando sonriendo.

- pues yo lo tengo solucionado- saca de su espalda una bolsa la cual no había visto por ver a sus exquisitos labios que quiero morder hasta saciarme.

- ten, tu favorito sushi, con soya y un jugo de toronja -le sonrió abriendo la bolsa viendo lo que está adentro sacó todo y empezó a comer disfrutando del primer trozo.

-mmmm gracias- le digo con los ojos cerrados disfrutando del sabor ya que moría de hambre, siento una mano en mi mejilla por la comisura de mis labios, abro mis ojos y me lo encuentro enfrente quita su mano y la ve, tiene un poco de soya, ese dedo se lo lleva a la boca

- soya, sabe mejor de tus labios debo admitir- me mira a los labios y luego se aleja, sigo comiendo diciendo comérmelo a él, pero no sucederá me repito esas dos palabras aunque un lado me dice que si quisiera me lo podría comer, lo veo sentado enfrente de mí mirándome comer cosa que no me incomoda, termino de comer y beber mi jugo lo me levanto para tirar todo en el basurero que está a un lado de mi oficina, cuando me volteo chocó contra el fornido cuerpo de el francés, el toma mi cintura y yo solo me le quedo viendo de los ojos a los labios repetidas veces hasta que me canso y digo:

- al carajo todo- me lanzó a besarlo a lo que se aferra mas a mi cintura, lo beso con desespero y pasión como no queriendo dejar rastro de él, y él me lo devuelve con la misma intensidad como queriendo ver quien tiene el control tanto así que nuestros dientes se chocan varias veces y nuestras lenguas estén en disputa de quien manda, baja sus manos a mi cadera y me pega más a su cuerpo haciendo que en mi estómago siente un bulto bien dispuesto, sonrió en medio del beso, cuando nos falta aire nos separamos y él pegó su frente con la mía para mirarnos jadeantes, él sonríe y dice:

- ácido y dulce, me gusta- muerde mi labio inferior un poco fuerte, y hay es donde se que no va a ver vuelta atrás, y mi cabeza solo grita dos palabras, estoy jodida.

No me mandasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora