1- EL REGRESO

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Estaba un poco agobiada por la atención que le estaban dando todos los aldeanos, la llenaban de gestos de respeto otorgándole múltiples reverencias y entregándole algunas flores y frutas, acompañados de grandes sonrisas. Las recibía, ya que se dio cuenta que rechazarlas solo los hacía sentirse ofendidos. Finalmente la anciana Kaede logró que los aldeanos se dispersaran dejando al grupo de amigos tranquilos.

Luego de que saliera del pozo e InuYasha la recibiera junto a sus amigos, fueron hasta la aldea para darle la buena noticia a la anciana Kaedde y en el camino inevitablemente los aldeanos la reconocieron y se acercaron a rendirles con honores.

Kagome miró a su costado con disimulo y se dio cuenta que InuYasha seguía a su lado, no se había alejado de ella desde que llegó. Sango con la mejor sonrisa que tenía los invitó a su hogar para que estuviesen más cómodos.

- ¡Kagome! ¡Te extrañé mucho!- gritó Shippo desde sus brazos con lágrimas en los ojos.

- Y yo a ti, mi pequeño Shippo- respondió Kagome besándole la frente.- Aunque tan pequeño ya no eres ¡Haz crecido!

Shippo se sonrojó con orgullo ante este halago y agregó:

- ¡Es que me he estado entrenando para ser un demonio zorro muy poderoso!

Se sentaron junto al fogón junto con el resto. Kagome notó como las hijas de Sango la observaban curiosas, pegadas a su padre mientras se acomodaban frente a ella.

- Cómo lograste atravesar Kagome?- preguntó la anciana Kaede recibiendo el té que le ofrecía Sango.

- Supongo... -pensó Kagome tensándose al notar el cuerpo de InuYasha acomodándose a su lado- que finalmente mi poder espiritual fue lo suficientemente fuerte.

- ¿Qué quiere decir Señorita Kagome?- inquirió Miroku al tiempo que recibía el té que su esposa el ofrecía- Gracias preciosa Sango.

Kagome miró a Shippo intentando serenarse, realmente las emociones la tenían algo exaltada por lo que le costaba ordenar sus pensamientos.

- Desde que el pozo se cerró- comenzó a explicar- decidí que no podía esperar a que se abriese de nuevo por sí solo, debía averiguar cómo abrirlo nuevamente por lo que comencé a entrenarme intentando mejorar mi poder espiritual y canalizarlo.

- ¿Te volviste más fuerte aún Kagome?- interrumpió Shippo emocionado.

- Podría decirse que sí- rio la muchacha ante esa ocurrencia- Logré hacer muchas cosas en mi tiempo, convertirme en una sacerdotisa por decirlo de alguna forma... pero no sé por qué motivo finalmente el pozo se abrió, hasta ayer no había encontrado la solución.

- Entonces...¿como supiste cómo atravesar?- inquirió Sango meciendo a su bebé que se quedaba lentamente dormido.

No pudo evitar sonrojarse antes de responder, sentía la mirada de InuYasha quemándola, esperando impaciente la respuesta y ella, a pesar de que se moría de ganas por decir la verdad, buscó una salida superficial: no quería decir nada hasta estar segura de lo que el mitad demonio pensaba.

- Me acerqué al pozo porqué sentí que debía ir y ... solo sucedió.

- ¿De la nada?- insistió Kaede

 CONTINUANDO (INUYASHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora