19 - Impactado

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Kagome cubrió a Shippo en su cama y le dio un último beso en su frente. Luego de que ambos cenaran solos, lo mandó a la cama y lo arropo hasta que el niño quedo profundamente dormido.

La miko salió de la habitación apagando las velas que la iluminaban. Se sentía muy feliz de tener a Shippo con ellos y al fin entregarle la familia que merecia. No dudaba que InuYasha, Miroku, Sango y Kaede hicieron un buen trabajo con él mientras ella se encontraba ausente, pero el al fin darle ese amor maternal como correspondía, la hacía inmensamente feliz.

Se acercó al fogón y le echó un nuevo leño. Ya el otoño estaba asentado y las noches se volvían más frías. InuYasha aún no llegaba y no quería que encontrara la cabaña fría. Se suponía que la charla con Sesshomaru había funcionado o puede ser que… los dos se esten peleando y eso terminaría con ambos heridos, pero no muertos. Soltó un suspiro pensando en esa posibilidad. Esperaba, con una pequeña esperanza, que algún día ambos hermanos pudiesen llevarse bien.

Se acomodó cerca del fogón cubierta con una manta y unos apuntes en sus manos. Sabía que mientras su esposo no llegara, ella no podría dormir, así que aprovecharía el tiempo estudiando. El tiempo en su luna de miel había sido perfecto, lograron descansar y disfrutarse a plenitud, pero ya de vueltos a la realidad debía ponerse al día con sus estudios.

Estaba ansiosa por empezar la universidad, pero lo que había pasado con Ningyo aún le rondaba por la cabeza. ¿A qué se estaban enfrentando? InuYasha le había comentado sus sospechas sobre que alguien del templo estaba involucrado, pero ¿quién? No sentía a nadie capaz de hacerlo. Yumiko sospechaba del maestro Akira… ¿sería él capaz de atacarla? Negó con la cabeza. Él la había ido a buscar, ¿por qué atacarla ahora cuando estaba más fuerte y no en esos momentos cuando no tenía fuerza para luchar? Era ilógico.

Comenzó a leer su libro intentando distraerse. En ese momento no lograba nada con preocuparse, debía hablar con Ryu, Yumiko y John, ellos deberían estar más informados. Ya lo había decidido, mañana iría a buscarlos.

Con algo más de alivio pudo concentrarse en su lectura a resguardo del calor. Pasaron los minutos, solo se escucha el crepitar de las llamas y el sonido de las páginas al voltearlas.

- Ya estoy en casa- saludó InuYasha. Era la primera vez que lo decía en su vida.

Siempre escuchó a la miko decirlo cuando regresaba a su casa en el futuro. Y luego a Miroku cuando regresaban de alguno de sus trabajos. Al entrar a su hogar, las palabras salieron de su boca sin pensar en ello y cuando se dio cuenta de sus palabras este se sonrojo. Era agradable saber que tenía un hogar donde lo esperaban.

- Bienvenido InuYasha- sonrió la miko con calidez, pero al ver que el hanyou tiritaba de frío, su ceño se frunció- Ven aquí- indicó dejando su lectura de lado y poniéndose de pie rápidamente.

InuYasha se acomodó donde la miko le indicó, agradeciendo el calor de la fogata.

- Por Kami, estás congelado- dijo Kagome con el ceño fruncido.

Lo envolvió en la manta que ella había estado usando, preocupándose en especial de sus pies descalzos. Sin decir más, tomó el agua que estaba al fuego y le sirvió un ramen caliente.

- Ten, no haz comido nada- dijo la chica acomodándose frente a él y acariciándole los pies que parecían témpanos de hielo.- No puedo entender que andes descalzo con este frío y no te enfermes.

 CONTINUANDO (INUYASHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora