6 - Intimidad

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Kagome se quedó sin respiración. No aparto la mirada de sus ojos, la brillante mirada de InuYasha en ella, hacía retumbar su corazón con aún mayor fuerza, ¿había escuchado bien?

InuYasha lo intentaba, de verdad lo intentaba pero apenas podía controlar el youkai que rogaba y suplicaba por tomar ese pequeño cuerpo como propio. La intensidad del olor de Kagome, sus brillantes ojos fijos en él y su rostro totalmente sonrojado no lo ayudaban a controlarse. No sabía muy bien qué es lo que tenía que hacer, pero su instinto lo estaba guiando y ahora le estaba exigiendo que le sacara toda esa molesta ropa. Con una garra nerviosamente bajó un tirante de la blusa del pijama y luego hizo lo mismo con el otro lado, dejando la tersa piel despejada y la tela solo sujetada por los senos de la chica. Se humedeció los labios mirando su piel imaginando su sabor y tragó duro. Lentamente, con la respiración algo agitada, se acercó al cuello de la chica donde comenzó a degustarlo con libertad y aumentó la intensidad besando cada parte del resto de la piel despejada.

- Inu... Yasha...- susurró Kagome cuando sintió su boca al borde de su escote.

Levantó su cabeza, preocupado de que la chica se hubiese sentido mal por su atrevimiento, pero notó que ella tenía fuertemente los ojos cerrados y la boca entreabierta respirando fuerte, totalmente entregada a él. Gruñó enloquecido por tal visión adueñándose de los labios de Kagome con hambre.

La miko estaba perdida, ya no tenía noción de la realidad, su cuerpo estaba actuando por sí solo y ella solo sentía placer de estar así con InuYasha. Con algo de desesperación levantó un poco su cuerpo y buscó abrir el haori del hanyou deshaciéndose de él y del kosode sin dejar de besarlo. Gimió fuerte al sentir su caliente piel sobre la de ella, y comenzó a tocarla por completo sin importarle nada.

InuYasha sin poder controlarse se levantó leventemente y desgarró la blusa de la chica con una de sus garras dejando al descubierto sus blancos pechos. Quedó anonadado, sin moverse por unos instantes, lo que la chica aprovechó para cubrirse, algo avergonzada. Se sintió mal al pensar que Kagome no parecía cómoda con lo que estaban haciendo, por lo que se separó rápidamente de ella, sentándose en la cama y dándole la espalda. Tomó su haori del piso y se lo pasó sin atreverse a verle la cara. La chica lo recibió sorprendida y confundida, pero luego de unos escasos segundos comprendió que InuYasha había malinterpretado todo una vez más, por lo que en vez de cubrirse con la prenda la dejo a un lado, se arrodilló detrás de él y pegó todo el torso a su espalda, al mismo tiempo que pasaba los brazos por su pecho. Sintió como InuYasha se tensaba y comenzó a besarle el cuello, mientras acariciaba sus pectorales con delicadeza y a la vez lo apretaba hacia ella.

El hanyou ladeó la cabeza permitiendo que ella tuviese acceso a todo su cuello, suspiró un poco para estar en calma al entender que Kagome estaba a gusto. Estaba realmente nervioso, pero no le impidió disfrutar del contacto de los senos de la chica contra su espalda y, tembloroso, acarició uno de los brazos de Kagome para intentar calmar un poco más su tensión. Sintió como el olor de excitación de la chica aumentaba de golpe mientras lo seguía besando y al mismo tiempo que ella lentamente bajaba sus manos acariciándolo hasta llegar a su hakama. Observó conteniendo la respiración como la chica deshacía con algo de dificultad el nudo que lo sujetaba y luego introducía su mano. Sintió los delicados dedos de la miko rodear su sexo y creyó que su corazón explotaría. Una electricidad lo recorrió por completo, obligándolo a cerrar los ojos con fuerza, al sentir el lento movimiento que Kagome aplicaba sobre él, no pudo evitar gemir dejando salir todo el aire que aún contenía.

- ¿Qué... que haces?- dijo InuYasha con dificultad.

- ¿No te gusta?- preguntó la chica lamiendo su cuello y aumentando la velocidad.

 CONTINUANDO (INUYASHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora