27 - Antes del caos

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- Michael... ¿Qué - la voz de Kagome se volvió baja ante en miedo que le causaba verlo en esas condiciones.

El humano parecía congelado en su sitio con su mirada fija sin intension de atacar aunque de pronto intentó agarrarla sin decir una sola palabra y ella, por sus reflejo lo volvió a esquivar y esta vez lo golpeó en el pecho aplicando una gran cantidad energía pura, haciendo que rodara escalera abajo en donde quedó inmóvil.

Kagome sintió se hundia su pecho, y sus ojos se volvieron brillosos, creyó haberlo matado y no podía ayudarlo. Se llevó una mano al pecho, tratando de recuperarse y volviendo a concentrarse en que debía sacar rapido de ahí a Ryu. Miro nuevamente al exterminador, con todo el temor cruzando por su ser, tomándolo por debajo de los hombros y comenzó a subirlo. Le hubiera gustado llevarse a Michael, pero no podía con ambos y había elegido a Ryu.

Sentía dolor en sus músculos, una queja constante por las interminables escaleras y el peso de su amigo recargado en ella. Minutos después había llegado al largo pasillo. La puerta estaba abierta hasta atrás, dándole a entender que Michael había entrado por allí sin que ella pudiese percatarse, aún le perturbaba el hecho de que nunca lo sintió acercarse. Con temor y gotas de sudor en su frente, volvió a juntar la puerta con la esperanza de ganar tiempo y arrastró a su amigo hasta la cocina, donde salieron por la puerta trasera. Sin embargo, Kagome no se detuvo ni un segundo a recuperar el aire, comenzó a correr con su amigo que este arrastraba los pies hasta el muro donde se detuvo y se acomodo bien frente a este para soportar el peso de Ryu, tratando de imitar la forma de saltar de su esposo, y con todas las fuerzas que le quedaban, hizo un buen salto aunque casi rozando el muro, cayendo bien hacia el otro lado pero con un dolor en los tobillos que la hizo apretar fuertemente los labios para no quejarse.

Habían salido del Templo, pero aún no estaban seguros.
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 Siguió caminando por el salón intentando controlar su ansiedad pero aunque lo intentara era un mar de nervios a simple vista. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? pensó.

- Ya, Rin. Digo ama. Verás que el Amo Sesshomaru acabara pronto con esta situación.

Jaken intentaba calmar a la chica fingiendo ser firme, aunque no tenia ese aspecto de seguridad y al parecer también estaba asustado.

- Ama por favor, debe calmarse...

Kukiko intentaba hacer lo mismo por su parte, con una apariencia mucho más controlada que el pequeño youkai, aunque en su cabeza rondaba la misma incertidumbre.

- Primero... basta con eso de ama y va para ambos -exclamó Rin deteniendo su paseo y observándolos exasperada. - Me tienen histérica con eso. Soy Rin, eso es suficiente. Y segundo, ¿Cómo quieren que me calme? - exclamó levantando los brazos de forma dramática. -Sesshomaru lleva una hora con su madre en el salón y yo no tengo idea de que está pasando. Además di una impresión horrible.

Kukiko y Jaken se miraron con una mueca en sus caras sin saber cómo responder. Rin dejo de observarlos al ver que ellos no negaban sus palabras y continuó paseándose por el lugar apretando las mangas de su kimono. Kukiko le había aconsejado cambiarse la ropa a una más elegante para que en caso de que tuviera que presentarse ante la madre de su pareja, estuviera lista y ahora ella lo estaba arrugando por sus nervios.

 CONTINUANDO (INUYASHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora