17 - Manipulación

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- Eso estuvo fácil. - le dijo el monje sonriendo.

Miroku caminaba junto a Kohaku de regreso a la aldea. Ante la ausencia de InuYasha para realizar los trabajos en las aldeas cercanas, Kohaku, de ahora 17 años, se ofreció a acompañarlo mientras Sango se quedaba reguardando la aldea junto a Kirara.

- No nos tomó mucho tiempo- asintió el.- Mi hermana estará contenta de que regresemos antes.

- ¡Oh! Tu preciosa hermana- sonrió Miroku mirando al cielo pervertidamente- ¡Cómo me premiará por llegar pronto!

Kohaku se sonrojó furiosamente al tiempo que hacía un gesto de asco. Miroku repentinamente cambió su expresión por una seria al percatarse que algo perturbaba el pacífico ambiente.

- Kohaku- llamó a su cuñado, aunque el ya estaba en posición de ataque.

A los segundos, un demonio parecido a una mezcla de Ogro con simio enorme se lanzó contra ellos. Sus ojos negros y vacíos tenían un suave destello verde. Se Lanzó en contra Kohaku, quien saltó esquivándolo y este lanzando su enorme cuchilla que se enterró en el antebrazo y lo dejó emanando un líquido morado, que supusieron era sangre. Esto pareció enfurecer al monstruo aún más, que atacó a Kohaku golpeándolo en el pecho con tal fuerza que lo lanzó contra unos árboles. Miroku esquivó con dificultad un segundo golpe mientras intentaba acercarse donde estaba su cuñado y lanzó un golpe con su báculo desviando un nuevo ataque del demonio. En esos segundos de distracción, logró correr hasta Kohaku, quien se ponía de pie sujetándose un hombro.

- Tiene demasiada fuerza- comentó Kohaku recuperando su arma- No es común para un demonio de su especie, me confié.

- Estamos cerca de la aldea- señaló Miroku preocupado, mientras el demonio se volvía hacia ellos.- Acabémoslo rápido.

Miroku corrió rápido hacia él y lo golpeó en el rostro, escapando rápido de su contrataque y obligándolo a que le diera la espalda a Kohaku. Lanzó unos pergaminos que quemaron la piel del demonio con la que hacían contacto. Éstos no lo detuvieron, pero sí lo ralentizaron lo suficiente para que finalmente el exterminador, sin que el demonio pudiese verlo, le diera el golpe final. La cabeza del Ogro-simio rodó lejos y se deshizo en polvillo gris.

- ¿Estás bien?- preguntó Miroku acercándose al joven.

- Me duele el hombro, pero nada de qué preocuparse.- respondió éste.

Miroku asintió más tranquilo y se volteó a donde el cuerpo del demonio había quedado hecho cenizas. Sacó un nuevo pergamino para eliminar los restos malignos, pero un extraño brillo le llamó la atención.

- ¿Qué es eso...?-

Una piedra verde relucía entre las cenizas. Una suave aura maligna emanaba de ella, así que evitando tocarla directamente, la tomó.

- Yo conozco eso- exclamó Kohaku observando el objeto. Sacó de su bolsillo una pequeña bolsa de cuero envuelta con papeles sagrados y la abrió, mostrando una cantidad de 15 o 20 piedras de distinto tamaño, pero de igual forma ovalada.- Las encontré al acabar con varios demonios y todos eran más fuerte de lo que debieron haber sido. Te las iba a mostrar cuando se diera la oportunidad.

- No podemos llevar esa energía maligna a la aldea, podría atraer demonios, además no sabemos en qué consisten.- explicó Miroku subiéndose las mangas y sentándose en el suelo- Lo siento Kohaku,- dijo colocando la piedra frente a él- pero tendremos que purificar esto antes de ir a casa.

 CONTINUANDO (INUYASHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora