8 - Tuyo

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Luego de dos días caminando hacia la aldea del norte, finalmente, habían llegado al lugar donde habían escuchado que una gran cantidad de demonios y personas estaban perdiendo totalmente el control.

El viaje transcurrió como si estos tres años no hubieran pasado para el grupo de amigos, se sentían a gusto y aunque nadie lo dijera, todos extrañaban esos tiempos conflictivos. En esta ocasión Kirara no los acompañaba, ya que se había quedado junto a Kohaku para cuidar de la aldea. A parte de eso, la única y gran diferencia, era que tanto Miroku como Sango dormían juntos y eran mucho más cariñosos notoriamente disminuyendo la cantidad de golpes que el monje recibía en el pasado. Por su parte, InuYasha y Kagome ya no tenían esa tensión de no saber qué era lo que sentían por el otro, pero la miko no había olvidado lo de esa demonio tigre y lo había dejado en claro, sacándolo de vez en cuando en cara a InuYasha, quien ya estaba bastante molesto al ver que la chica centraba sus cariños y mimos en el demonio zorro. Kagome notaba que InuYasha estaba de muy mal humor, pero solo lo había asociado a la atención que le estaba entregando a Shippo en todo el viaje y no había contemplado que la principal molestia del hanyou realmente era porque no habían pasado tiempo a solas y con gente mirándolos le era bastante difícil ser algo más afectivo.

El hanyou aunque estuviera cerca de la chica ya no le bastaba, añoraba la soledad junto a la miko, recordando cuando caminaba un poco alejado los besos y caricias que le habia dado la chica, en su interior solo deseaba terminar pronto con todo este asunto para poder ir con Totosai y encontrar a Myōga.

- Buenas tardes terrateniente- saludó cortésmente Miroku a un hombre que estaba cerca del ingreso a la aldea.

Por su ropa destacaba del resto de los pobladores, pero no de forma ostentosa. Una cabellera canosa y un rostro arrugado demostraban que el hombre llevaba bastante tiempo a cargo de ese sector y con bastantes problemas.

- ¡Su Excelencia!- respondió el hombre con una reverencia.- ¡Joven InuYasha!- sonrió haciendo lo mismo esta vez hacia el hanyou- Qué gusto verlos por nuestro hogar nuevamente.

- Muchas gracias - dijo el monje con una sonrisa, mientras InuYasha asentía con la cabeza.

Kagome los miró curiosa y entendiendo que las labores de aquellos dos los habían hecho recorrer una gran cantidad de la región ganándose el reconocimiento y admiración de los pobladores. Sango ya le había comentado que se dedicaban a realizar exorcismos y a matar demonios en las aldeas, por lo que cobraban una buena cantidad de bienes e incluso, que gracias a eso, InuYasha había amueblado la cabaña que le regaló.

- ¡Excelencia! ¿Viene con su esposa?- preguntó el terrateniente curioso haciendo alusión a Sango que estaba junto a Miroku.

- Mucho gusto- respondió Sango con una reverencia.- Soy Sango.

- ¡Qué gusto conocerla finalmente!- respondió animado el terrateniente- Su Excelencia siempre nos habla de la hermosa esposa que tiene y veo que realmente no exageró en nada.

La mujer, sonrojada, miró con una suave sonrisa a Miroku que se la devolvió con más ganas, ya que esa simple frase le demostraba una vez más que desde que estaban juntos Sango era la única para él.

- Y usted debe ser la esposa del joven InuYasha- sonrió el hombre haciendo una reverencia a Kagome.

La mirada de la chica se cruzó por un instante con la de InuYasha y ambos vieron como sus rostros explotaban de vergüenza. La chica esperó que InuYasha desmintiera tal aseveración, actitud típica de antes, pero parecía más interesado en el follaje de los árboles que en decir algo. Se mordió el labio nerviosa, recordando que hace tan solo unos días había dicho frente a sus amigas que tenía planes de casarse con ella. En ese momento pensó que no había sido más que una reacción de su propia impulsividad, pero ahora que lo veía totalmente avergonzado y sin interés de contradecir las palabras del terrateniente, la hacía dudar. ¿Realmente lo había dicho en serio? ¿No había sido solo un impulso?

 CONTINUANDO (INUYASHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora