𝕼𝖚𝖎𝖓𝖈𝖊

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Por la ventanilla de la puerta en enfermería veo como Juliet va de un lado a otro con un teléfono en su oreja hablando sin parar a quien sabe quien; Lucas posa una mano sobre mi hombro y aprieta el area tratando de apoyarme, Genny se fue a su habitación desde hace como media hora dejándonos solos a mi hermano y a mi.

Mi mente maquina sin parar, no puedo explicarme lo qué pasó allá, supongo que corrí con suerte al no quedarme pegada igual que Rose; ella está recostada en una camilla con los ojos cerrados, me da un temor enorme que en cualquier segundo Juliet vaya a taparla por completo con la sábana de color verde y se la lleven tal cual como lo hicieron con Candy y las demás.

Si le llega a pasar algo a Rose estoy muy segura que no me podré contener mucho, lloraré y lloraré como nunca antes lo he hecho aquí, no podré soportar otra perdida más y mucho menos la de ella.

Una puerta se abre y cierra en alguna parte haciendo un ruido estruendoso, se escuchan lentas pisadas a lo largo del pasillo, tal vez sea el Jailer quien viene a ver lo que está sucediendo; para mi sorpresa, en vez de eso un anciano se acerca a nosotros, su joroba y marcadas arrugas en la cara son lo que hacen verlo como un señor de cien años, lleva un bastón de madera que no hace sonido alguno al chocar contra el mármol del suelo. El señor nos pasa de largo y desliza la pulsera para entrar en la enfermería, a través de la puerta se puede ver como Juliet cuelga el teléfono abruptamente.

— Te estaba esperando, ¿por qué tardaste tanto?

— Agradece que estoy aquí, mujer.— dice él con una voz rasposa.

La puerta junto con la ventanilla se cierran para que nosotros no podamos ver lo que sea que le harán a Rose ahí adentro.

— Deberíamos ir a descansar— no se si mi hermano lo dice como una orden o una petición, probablemente sea la primera.

— Ve tu, yo me quedaré con ella hasta que salga de aquí.

Se que no me quiere dejar aquí sola pero no creo que tenga otra opción, el cansancio se nota en sus ojos y él no podría quedarse dormido aquí en el suelo así que prefiero que se vaya a dormir mientras pueda, además, no creo que lo que pase con Rose le importe en absoluto.

Lucas no dice nada más, se pone de pie apoyándose en mi hombro, se estira un poco para después dedicarme una despedida con su mano y desaparecer por el pasillo. Me abrazo a mi misma como siempre lo hago para no sentir el frío del suelo, siempre me funciona cuando tengo ansiedad, abrazarme a mi misma con demasiada fuerza resulta ser reconfortante.

Me gustaría que mi hermana o Paula, tal vez Darmian también estuvieran aquí para que me den un abrazo, para que estén conmigo, para que escuchen todo lo que me está sucediendo y me ayuden a seguir adelante; me he dado cuenta de lo dependiente que era de ellos, ahora solo me queda Lucas y se que no debería colgarme de él porque esta igual o más cansado que yo como para sostenerme.

Siento como caigo presa del sueño en unos segundos, no quiero dormirme hasta que sepa el estado de Rose pero siento que no puedo resistirme más.

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Prisionera de la CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora