𝕮𝖆𝖙𝖔𝖗𝖈𝖊

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Escucho mi nombre en susurros lejanos, una leve sacudida en mi hombro y la sensación de un pellizco me despiertan, tardo un poco en acostumbrarme a la tenue luz que proviene del pasillo principal.

Genny está de pie con un dedo en sus labios, al incorporarme tallo mis ojos para retirar el sueño que me queda.

— No hagas ruido— susurra.

No comprendo que hace ella aquí a las dos de la mañana, ¿acaso no se pudo esperar hasta que fuera de día?
Todos los demás están plácidamente dormidos, que envidia. Al salir de mi habitación y ver hacia enfrente se puede distinguir la cama perfectamente tendida de Mex, él no está ahí.

Ayer Genny me dijo que iba a mostrarme algo genial el día de hoy pero creí que por lo menos sería cuando yo estuviera bien despierta; ambas caminamos casi de puntillas para no hacer ruido alguno ya qué hay puertas que aún están abiertas. Ya en el pasillo principal salen cuatro cuerpos de la oscuridad, los cuales puedo distinguir, Lucas, Mex, Coral y Rose.

Sea lo que sea que Genny esté tramando de seguro terminará siendo algo divertido como para que haya llamado a todos; antes de cualquier cosa primero revisamos las demás habitaciones para cerciorarnos de que ni el Jailer ni Juliet o Barron andén merodeando por el lugar, si se llegasen a enterar de seguro nos regañarían, aunque tal vez de igual manera se enteren porque hay cámaras en todo este piso.

No se si soy la única loca que puede sentirlas o ellos también y no dicen nada. Hace muchos años ya me había pasado algo por el estilo aunque la sensación se fue tan abruptamente como llego, recuerdo que cuando era niña le dije a mi mamá que yo podía controlar la electricidad porque pensé que así era pero ella solo me dijo:

— Estas loca, las personas no pueden controlar nada.

Me dejó con las palabras en la boca pero comprendí que ella no quería hablar de eso, se comportó de una manera extraña, no tuve más remedio que deshacerme de todas esas ideas locas, supongo que creí todo eso por una caricatura en la tele. Descubrí que no soy capaz de hacerlo pero que las tormentas eléctricas me causan dolor de cabeza, no se como decirlo sin sonar como una lunática.
Simplemente cuando hay una puedo sentir toda su energía hasta en mis huesos y eso provoca que me duelan, no puedo pararme para hacer absolutamente nada y quedo débil por días. Al principio mis padres no creían eso pero después no tuvieron más remedio que hacerlo cuando el doctor no pudo encontrar otra explicación a mi problema.

En fin, solo son tontas ideas mías.

Cuando vemos roncando a Juliet en su habitación nos escabullimos por los oscuros pasillos, Genny me toma de la mano y yo a Coral y así sucesivamente con todos para no perdernos.

— ¡Esto será genial!— susurra Mex.

— ¿A donde vamos?— les pregunto yo a cualquiera de los dos que sepa la respuesta.

— Al jardín— podría jurar que puedo ver cómo Mex da de saltitos mientras avanzamos.

— ¿Hablan en serio? ¿Es un jardín de verdad?— por su tono de voz se sabe que Rose está emocionada—. Díganme que no es como el del primer piso.

— Para nada, este es mejor. Deberán cerrar sus ojos cuando lleguemos.

Sentí como Genny se detenía a veces para mirar hacia ambos lados por si las dudas, no se escucha nada en absoluto, me sorprende cuan sigilosos somos; casi me caigo de boca cuando tropiezo con un escalón que no pude distinguir.

— Ten cuidado.

Se me dificulta un poco seguirle el paso a Genny mientras subimos las escaleras, ella ya es una experta en este ámbito y sabe a qué distancia está cada escalón pero yo no así que me resbalo en ocasiones, ella y Coral me aprietan de la mano para evitar que yo me caiga.

Prisionera de la CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora