— ¡Apresúrate, Rose!
— ¡No quiero!
Se suelta de mi agarre con brusquedad y cae de nalgas al suelo pero al parecer no le importa pues se levanta como si nada para cruzarse de brazos y hacerme un puchero.
Llevo discutiendo aproximadamente cinco o más minutos con Rose en la habitación, esto se está volviendo un tanto cansado.— No te entiendo, Laris, ¡realmente que no! ¡Un príncipe te invito a un baile! ¿Y tú quieres escapar?
— ¡Por supuesto que si! ¿Acaso se te ha olvidado quien es ese hombre? Me importa un reverendo comino lo que él sea, él nos alejó de nuestros hogares, de nuestra familia y amigos, nos mantuvo encerradas por quien sabe cuantas semanas... ¡¿Y ahora quieres que vaya hacerle compañía por solo ser un príncipe?! ¿Qué le has hecho a la Rose que conozco?
— ¡Bien, está bien! Andando.— ella rueda sus ojos con fastidio.
He estado escapando del Jailer durante todo el día, haciendo actividades mientras me mezclo con los demás sirvientes, así sean cosas tan básicas como mover un jarrón dos milímetros a la izquierda o ajustar crinolinas y corsés a niñas que ni siquiera se han desarrollado lo suficiente. He caminado de arriba hacia abajo por todo el palacio, me duelen las piernas y los brazos pero aún así conservo energía suficiente para las demás tareas.
Al momento en el que den anuncio del baile Rose y yo estaremos sirviendo champagne o dando bocadillos a quien lo ordene durante toda la noche.Salimos de nuestra habitación junto con la canasta de frutas que ahora solo contiene un ramillete de uvas sin uvas dentro, los murmullos en la cocina se escuchan mas fuertes que antes, la loza de porcelana choca entre sí con la demás, todo a nuestro al rededor es un completo caos, la reina ha decidido cambiar los platillos para servir en el evento y el lugar de la mayoría de las cosas, los sirvientes andan de norte a sur acomodando todo al gusto de la señora; es curioso como todo esto parece más una fiesta para la reina que para su hijo. Afortunadamente Rose y yo aun no estamos en servicio, tenemos que cruzar un muy largo pasillo para llegar a la puerta que conduce a los establos, nadie más tiene que vernos salir del palacio o estaremos en graves problemas; mi amiga en cuestión se termino la mayoría de las frutas en mi canasta el día de ayer cuando le hablé acerca de todo lo que sucedió con el Jailer.
Se puso tan emocionada y por los nervios que sentía comenzó a comer sin parar, me ponía nerviosa a mi también con cada paso que daba de una esquina a otra de la habitación pero desde que el Jailer acepto mi propuesta de traer a mi hermano supe que era una mentira. Está mas claro que el agua que el jamás en su vida cumpliría su palabra por mas que dijera "soy un hombre de honor y cumplo mi palabra", hasta yo se que liberar a mi hermano junto con mis amigos es una completa locura, un suicidio se podría decir. Por más privilegiado que él sea, la reina nunca aceptaría a tantos "adoptados" en su palacio, daríamos una mala imagen al lugar; aunque si decide cumplir podría aprovechar lo poco que tengo en mis manos para irme de aquí y volver a casa.
Ayer después de que le dijera mi propuesta continuamos hablando acerca de varias cosas casi irrelevantes.
— Podría decirle a todo el mundo que eres un secuestrador— le dije. Su sonrisa cínica fue lo que me enojó mas de lo que ya estaba, sentía el calor arder en todo mi cuerpo, estoy segura de que pude haber lanzado fuego si quería.
— Si claro... ¿y a quien crees que le creerían más? ¿A una chica que creen adoptada o a su príncipe que ha sido de ayuda en momentos difíciles?— me quede callada en ese instante sin saber que responder—. ¿Lo ves? Hasta tu misma sabes que no tienes oportunidad aquí.
Como dije anteriormente, podría aprovechar la oportunidad que tengo en este mismo instante, subir a la plataforma en medio del salón cuando sea la media noche y gritar a los cuatro vientos la verdad, pero no serviría de nada. Las personas de este lugar tienen lavado el cerebro, los reyes y sus hijos han logrado encantar de alguna manera a la gente que les sirven, sin importar que lo hayan logrado con el miedo.
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Prisionera de la Corona
Viễn tưởngEn mi mundo lleno de libros, estaba acostumbrada a leer sobre los reyes que gobernaban grandes naciones, algunos príncipes se enamoraban de las plebeyas y se convertían en reinas con el pasar del tiempo. No estaba preparada para lo que veían mis oj...