25 ♥

1K 141 45
                                    

Con una conversación amena llegaron al restaurante, ahí mismo los esperaba Alexby y Fargan en las afuera del local.

—Pero miren que guapos están caballeros, están muy lindos esta noche— Sonrió Fargan al tenerlos al frente, alagando a sus amigos.

—Gracias Fargan pero... ¿Donde esta Dulce?— Pregunto el pelinegro buscándola a su alrededor con la mirada.

—Emmm...— Fargan bajo la mirada.

—Alexa regreso y al parecer se enamoro de Dulce y se la llevó— Explicó el más bajo de todos, aunque su explicación sonó muy natural y trataba de ocultar la sonrisa que tenía por lo que había ocurrido con Dulce— Pero aquí estoy para reemplazarla— Esta vez no evito sonreír.

Vegetta y Rubius se miraron, ya ambos se hacían una idea de lo que se refería Alex con eso.

Entraron al restaurante, Fargan pidió las dos mesas reservadas, le mostraron donde eran, cada pareja se sentó en su respectiva mesa, ambas pareja estaban separadas así que tenían privacidad para hablar libremente.

—El niño se esta aprovechando de Fargan— Hablo el peliblanco con una sonrisa al recordar que Alexby estaba a solas con Fargan, su amor de toda la vida— Ya no será tan chikito después de esto.

Ese comentario le provocó una risa en Vegetta— Por primera vez te doy la razón— tomo el menú y lo empezó a observar, viendo las opciones para cenar— ¿Sabra bien el pollo a la parrilla?

—De seguro que si— el menor también observaba el menú— ¿pediremos vino? A mi me apetece.

—Si pero un poco, quiero que estés con tus 5 sentidos— ambos rieron.

Llego el mesero y les tomo la orden, ambos pidieron el dichoso pollo a la parrilla y una botella de vino tinto, es cierto que su amigo de antifaz de búho pagaría todo lo que ellos consumirán, pero también no iban abusar de su hospitalidad, aunque ese pensamiento solo Vegetta lo tenía.

—Por cierto, ¿ya te he dicho que estas muy guapo, triple 7?— Sonrió con coquetería el albino, provocando nuevamente risa en Vegetta.

—No me lo has dicho, gracias— No tenía intensiones de dejar de sonreír— Pero tu sin duda eres el más hermoso en todo este restaurante— tomo con timidez la mano de Rubius y lo miro a los ojos.

Rubius sentía que se derretía, su cara ardía exageradamente y los nervios volvían a él, nunca pensó estar así con Vegetta, con su mejor amigo y compañero de toda la vida, admitía que sus sentimientos hacia el chico que tenía enfrente apenas empezaban a nacer, se sentía bien estar cerca del de ojos morados y esa cena se lo estaba dejando claro.

—Vege... Me gustan tus ojos— Soltó sin vergüenza alguna, haciendo sonrojar al mencionado y que ría con nerviosismo.

—Y a mi me encantan los tuyos— Ahora los dos estaban rojos.

La comida llego y ambos empezaron a cenar, charlaban de construcciones a futuro y cosas que habían pasado en los últimos días, se tiraban unas miradas dulces y las coqueterías no quedaban de lado.

Finalizaron la cena y salieron del restaurante, no sin antes ver que sus amigos aun estaban ahí cenando, a Fargan no se le notaba incómodo, al contrario, se le veía animado y contento, Alexby iba por un buen camino.

—Bien, ¿adonde quieres ir?— Preguntó Vegetta al estar un poco apartado del restaurante.

—Mmm... ¿Casa del árbol? Ese lugar es guay y sirve para olvidarte de los problemas— Vegetta asintió y se dirigieron a la casa del árbol del ojos morados.

(...)

Entonces ambos boomers se encontraban en la casa del árbol del mayor, miraban el horizonte con nostalgia y el silencio no era para nada incómodo, Vegetta miro por un momento a su cita, este miraba con una sonrisa sin mostrar su dentadura, sus ojos brillaban más de lo normal, su cabello estaba un poco despeinado que de costumbre y sus labios... Joder, eran una maldita provocación.

Volvió su mirada al cielo, era una hermosa noche estrellada como de costumbre, el sonido de los grillos lo tranquilizaban y la buena compañía que tenia estaba perfecta para la ocasión.

¿Tendra valor de declararle su amor? Si, Samuel estaba seguro.

—Oye Doblas— Hablo Vegetta con cierto gallito que se le escapo sin querer, eran los nervios, aclaro su garganta y lo miro— ¿Estuvo bien la cena?.

—Uff, estaba muy bueno todo, solo que el vino me dejo un mal sabor de boca— Este río levemente, lo estaba mirando— Pero por lo demás estuvo bien

Vegetta estaba seguro que en cualquier momento se iba desmayar por tanta ternura en su chico.

—Pues me alegra, luego se lo agradeceré a Fargan— se levanto de su sitio y le extendió la mano al menor— Ven, te quiero decir y dar algo.

No estaba mintiendo al decir que el de ojos morado estaba nervioso de cojones, temía que el chico que ahora mismo estaba de pié a lado suyo con sus manos entrelazadas lo rechazara, pero se arriesgar solo para saber.

Avanzaron un poco hacia el balcón de la casa del árbol y se quedaron ahí, no había ningún techo que los cubría, solo la luz de la luna y la fría brisa que proporcionaba por ser tan tarde.

—Rubius... Sabes que nos conocemos hace años ¿verdad?— Este asintió— Y ayer recordé que no te di nada por tu cumpleaños... Así que...

De su sacó que vestía saco una pequeña cajita, se lo dio al menor y este lo tomó, soltó la mano de Vegetta para ver con detalle la cajita, era de color rojo intenso con un listón azul para decorar, no esperó más y lo abrió, se sonrojo a más no poder y sus ojos se abrieron en grande, juraría que había gritado por la sorpresa.

Era un anillo de oro con un Osito de diamante en el centro, era una tremenda joya.

—¿Te gusta? Lo mande diseñar para ti— Y Vegetta volvió a morir de ternura al ver la expresión de su niño.

—Pero cabrón... ¡Esta hermosisimo! Es lo mejor que he visto en años— Lo saco de la cajita y lo observo más detenidamente— Pero es mucho solo para que sea un regalo de cumpleaños— Vegetta se puso pálido, era hora.

—Bueno... Hay otra cosa que también te quería decir— tomó el anillo y luego las manos del albino, se acerco un poco y lo miro— Ruben... El día en que te conocí supe que tu ibas hacer un gran colega mío, uno de mis mejores amigos... Pero ahora que estamos hasta este punto, lo de ser mejores amigos lo estoy descartando completamente— Rubius al instante supo donde iba esto, se sonrojo— Quiero seguir teniendo aventuras en este pueblo, con los chicos y ahora con nuestras doncellas... Pero en especial contigo— Trago grueso— Ruben... Yo te amo... Lo que siento por ti sobrepasa los sentimientos que sentía con Willy, esto es muy fuerte lo que mi corazón siente, tanto que ya no lo puedo callar.

—Samuel...— Era muy bello todo lo que este decía, tanto que no pudo evitar tener los ojos cristalizados.

—Ruben Doblas... Yo, Samuel de Luque deseo que seas mi pareja... ¿Quieres ser mi novio?— Se arrodilló, mostrando en su mano el dichoso anillo.

Sus corazones palpitaban a mil, sobre todo a Rubius, miraba a Vegetta y pensaba su repuesta, aunque no había nada que pensar, estaba claro su repuesta.

—Si, si quiero ser tu pareja.

Corazones reparados~•❤️❤️ [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora