Tres

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El nuevo año académico ya había comenzado, a las clases les faltaba un poco, pero Marco se encontraba en un estado de ansiedad que no sentía desde que era un niño; lo peor era que comprendía muy bien que sentirse así le impendía pensar bien, pero como no estaba pensando bien le era imposible tranquilizarse. Ni siquiera la calma con la que su hermana, Laura, se estaba tomando las cosas podía tranquilizarlo.

Los ojos almendrados de la joven lo miraron a través de la pantalla de la computadora y luego volvieron a desenfocarlo, se veía concentrada mientras mascullaba en voz baja, leyendo para sí misma y asintiendo a medida que la nueva información se grababa en su mente. Marco esperó, todos los posibles factores que rodeaban su situación se le venían a la cabeza a cada minuto.

-No deberías haberte preocupado, estamos bien.- habló ella de pronto.-En serio, sólo intentaron asustarte.- le sonrió con amabilidad.

-¿Estás segura?- preguntó.

Laura asintió mientras lo miraba a los ojos, tratando de transmitirle su calma a través de la llamada en línea en la que estaban desde hacía media hora. La última vez que había visto a su hermana en persona fue cuando sus padres los habían sentado juntos dos años atrás luego de que ella les contara que estaba embarazada; desde ese entonces seguía sintiéndose como un traidor por no haberse ido con ella.

-Nuestras finanzas están bien.- le aseguró la joven.

-Por ahora.- apuntó él.-Aún me queda este año en la universidad y otros dos encima de este.- le recordó.

Se frotó el rostro inquieto. Volvía a escuchar la voz de su madre "Te vemos un poco perdido, pero eres un hombre ahora. Maneja tu vida" o en otras palabras "Ten este dinero que te dejaron tus padres biológicos y ve si puedes sobrevivir solo, cuando te des cuenta de que no es así llámanos y quizás te aceptemos de vuelta" Era una amenaza escondida en una lección de madurez, Marco lo sabía.

Debido a aquello ese era el primer año en el que se detenía a mirar los costos de la matrícula y de la colegiatura anual de la universidad, momento en el que se arrepintió inmediatamente de haber elegido la UCB, una de las instituciones más prestigiosas y más costosas del país. Lo que en un momento fue un orgullo ahora se sentía como una amenaza. 

-Estarás bien, emitiremos el cheque de la matrícula y la colegiatura.- le dijo Laura mientras asentía.

-La matrícula ya la pagué, estoy esperando el resultado de las becas antes de pagar la colegiatura.- le dijo.

-Bien.- suspiró.- Al menos el tío Felix te deja vivir gratis con Carla y puedes ir al banco a pedir una tarjeta de débito que usarás responsablemente.- lo apuntó.

-No puedo vivir ahí.- suspiró.

-¿Cómo que no...?- preguntó ella.

-Vendió el departamento porque Carla ganó una beca de intercambio, pasará sus últimos dos años en el extranjero.- le contó.

Vio que su hermana abría los ojos, claramente sorprendida por las noticias; no era de extrañar, ella sólo hablaba con él y con nadie más de la familia. Laura siempre había sido más distante y desde el principio había llamado a sus padres por lo que en verdad eran, sus tíos. Laura no necesitaba nuevos padres cuando ellos los adoptaron, recordaba demasiado bien a los que habían perdido.

-¿Y me lo dices ahora?- vio rabia en sus ojos, pero se calmó casi al instante.-Bien.- dijo pensativa, respirando hondo.

-El costo de vida aquí es demasiado alto.- intervino.-Si tan solo me hubieran dicho antes que iban a hacerme esto, al menos me hubiera mentalizado...- sonrió desganado.

Entre TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora