Seis

62 10 2
                                    


Inspiró hondo antes de abrir los ojos. El cuarto estaba oscuro, excepto por un pequeño haz de luz que se colaba por unas gruesas cortinas cerradas. Se hundió entre las colchas emitiendo un pequeño quejido y luego se llevó ambas manos a la cara. Estaba somnolienta, apenas pensando y casi inconsciente de lo que la rodeaba. Pero estaba despertando y de forma paulatina y lenta fue captando mejor su entorno; tenía las colchas a la altura de la cara pero las piernas destapadas, junto a ella hubo moviendo y de pronto sintió una mano presionándose sobre su hombro.

-¿Qué sientes?- reconocía la voz, era lejana, suave y compuesta.-Mírame, ya estoy aquí, mírame y dime qué sientes.- insistía.

Gruñó frotándose la cara, quizás con demasiada fuerza, pero se deslizó las manos lentamente por el rostro y abrió los ojos, pestañeando varias veces porque los sentía pesados. Casi no veía, estaba demasiado oscuro, pero podía ver los indicios de algo separándola de la leve luz.

-Maya, vamos, háblame.- le volvieron a pedir.

-Te hablo.- dijo.

-No repitas lo que digo, dime cómo te sientes.-

-Como... como si no tuviera idea de cómo responder eso.- murmuró.

-Suenas coherente.- le dijo Henry.

"Henry" pensó y en una especie de sensación de descubrimiento frunció el ceño e intentó enfocarlo. Se irguió con cuidado, él la sostenía con una mano en la espalda, y se quedó mirándola fijamente mientras ella se quedaba un momento con la cabeza gacha y los ojos cerrados.

-¿Estamos... en mi casa?- le preguntó.

Sintió que Henry se levantaba porque la cama vibró bajo ella y de pronto estaba abriendo las cortinas y las ventanas. La luz matutina la hizo cubrirse la cabeza con las colchas, pero al poco rato ya las estaba bajando cuidadosamente para echarle un vistazo a la habitación.

-Este no es mi cuarto.- anunció.-Y no es mi cuarto porque...- y rió, cubriéndose la boca.-Derek va a matarme.- asintió.

-¿Sabes por qué estás aquí?- le preguntó él.

-Claro que sé...- y se quedó callada.-Oh, oh...- dijo en voz baja.

De pronto se vio tratando de encontrar ciertos recuerdos del día anterior; recordó las fraternidades locas y la fiesta, haber bailado y reído, haber visto al tipo que la rechazó y rendirse, se vio en la terraza charlando con otro chico mientras la frescura de la noche la envolvía. Pero también recordaba otras cosas mucho más difusas, como el hedor de vómito y un lugar muy blanco, voces urgentes que la llamaban.

-Oh, no, no, no.- dijo.

En menos de un segundo sintió el brazo de Henry rodeándole los hombros mientras ella tenía un momento de crisis donde solo podía quejarse con un montón de maldiciones que no tenía idea que estaban en su vocabulario. La mano de su amigo le estaba apretando con suavidad un brazo, la atraía más cerca y la dejaba desahogarse; Maya se dejó caer lentamente hasta que su cabeza se apoyó en el regazo de él y se quedó un rato callada.

-¿Estás bien?- le preguntó él, cauteloso.

-Soy una estúpida.- dijo.-Soy una estúpida y alguien debería recordármelo todos los días por el resto de mi vida, como... dejándome notitas en los lugares menos esperados que digan "Eres estúpida" para que los encuentre y lo recuerde.- soltó.

-No eres estúpida.- le aseguró él.-Y lo que pasó no es tu culpa, es culpa de cierta persona de la que no hablaremos por ahora.- agregó.

-No recuerdo mucho.- dijo, su voz débil.-Recuerdo que este tipo... le dio un puñetazo a este otro tipo y... no lo sé, vomité.- le contó moviendo las manos frenéticamente.

Entre TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora