Cinco

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-Amigo, tus padres son una mierda.- dijo Carter casi en un gruñido.

-Cierra la boca.- lo regañó Alex.

-Pero es verdad...- se defendió el primero entre dientes.

Marco sonrió cansado, bloqueando la pequeña discusión que se estaba dando a sus espaldas mientras arrastraba su maleta. Alex y Carter lo seguían de cerca, ayudándolo con el poco equipaje que tenía porque al parecer eso era lo que hacían los amigos, o algo así habían usado como excusa para acompañarlo a instalarse en los dormitorios de la universidad.

Todos los años los tres se reunían antes de que empezaran las clases para ponerse al tanto de sus vidas, generalmente lo hacían saliendo a un club o un bar en la ciudad y ese año no fue diferente. Lo único que cambió fue que los amigos se encontraron con un Marco malhumorado; él no quería hablar, quería distraerse hasta apenas recordar dónde estaban. Pero ese no fue el caso, porque cuando se reunió con ellos no pudo evitar contarles todo el asunto de su "castigo", siendo que nunca antes se había detenido a contarles su vida. Pero estaba enojado y frustrado, y las palabras que manifestaban todo lo que estaba ahogándolo simplemente se le escaparon, porque había estado guardándoselo por meses, porque ya había visto a Derek y él lo agitaba, porque confiaba en los chicos y probablemente el solo hablar sería un alivio.

Así que ahora ellos sabían todo y Carter estaba haciendo comentarios estúpidamente insensibles pero sinceros, así que no se podía enojar.

-Digo... ¿qué problema tienen con que te guste lamer hombres?- se preguntó el chico y Marco tuvo que dejar de caminar para asesinarlo con la mirada.

-Eso suena horrible, ¿por qué tienes de decirlo así?- se quejó Marco a pesar de que le causó cierta gracia. 

-Iba a decir algo peor.- le sonrió Carter.

-Un momento... ¿cómo es?- quiso saber Alex.

-¿Qué cosa?- preguntó Marco confundido por un segundo, pero luego entendió.-¿Por qué? ¿Quieres tratar?- le contestó Marco alzando una ceja.

Subieron al ascensor, el cual era demasiado pequeño para los tres y las maletas. Sus amigos guardaron silencio por un segundo, pero luego entendió gracias a las miradas de curiosidad en sus ojos que no iban a dejar ir ese tema.

-No es lo mío.- le respondió Alex tardíamente.-Pero no me negaría a escuchar tus historias y valoraciones.- explicó.-Entonces, ¿cómo fue tu primera vez?- 

-¿Mi primera vez haciendo qué?- preguntó haciéndose el desentendido. 

Las puertas del elevador se abrieron y comenzó a buscar la puerta del dormitorio, el cual para su agradable sorpresa, no tendría que compartir con nadie por el momento. Karen, la consejera estudiantil, le había dicho que era posible que otro alumno solicitara una cama a lo largo del año y que si eso sucedía le avisaría con anticipación. Por ahora solo eran él, un cuarto con dos camas y sus maletas.

-Tu primera vez acostándote con un chico.- aclaró Alex. 

-Bueno... no sabría qué decirles.- dijo Marco alzando un hombro con desinterés.

-Un momento.- se detuvo Carter.-¿No han cogido?- preguntó, sorprendido, interesado y especialmente apenado.

Abrió la puerta y encendió la luz. Se trataba de una habitación de tamaño bastante decente, las camas estaban a cada extremo del cuarto, también habían dos escritorios pequeños y una ventana larga en lo alto de la pared; incluso en la entrada inmediata había una especie de pequeña sala. Se quedó mirando por unos momentos, recordando con nostalgia la comodidad del departamento que había compartido con su prima los últimos dos años.

Entre TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora