⁰⁷: ᴿᵉᵍʳᵉˢᵒ ᵃ ˡᵃ ʳᵉᵃˡⁱᵈᵃᵈ.

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Cuando Lilith regresó a la casa encontró a Arthur y a Laila mirando aquella vieja película que tanto le fascinaba al hombre. Con un poco de pena, ella tomó asiento a lado de su padre y se dispuso a acompañarlos en ese momento de ver películas. Ella creía que ellos no se habían dado cuenta de su cambio de apariencia, sin embargo, sí lo habían hecho y por lo mismo la pelirroja alzó la voz para expresarse.

—¿Ahora te crees Stephanie de Lazy town o qué? —soltó su pregunta con burla mientras se acercaba a la mesa del centro y agarraba su botella en lata de Coca Cola para darle un trago.

Con discreción, el señor Williams le dio un leve golpe en el hombro a su hija y puso pausa a la película, mirando fijamente a Lilith con una sonrisa tierna.

—Pues yo digo que te ves increíble —aclaró con dulzura levantándose de su asiento y caminando hacia ella para estar frente a Lilith, dándole un beso en la coronilla de su cabeza.

—Gracias.

El hombre fijo su vista a Lilith y sonrió, para después caminar hacia un costado de su hija y agarrar el control remoto apagando la televisión y fijo su vista al reloj de su mano.

—Te queda mejor que el verde —señaló el hombre entrecerrando los ojos mientras observaba su reloj con curiosidad.

—Obviamente. Con el verde era bruja, con el rosa es una animadora infantil —declaró rodando los ojos la rojiza provocando que Lilith se sintiera incómoda, pero Arthur no quería pelear y decidió desviar el tema.

—¿Qué tal sí mejor cenamos? —ofreció el hombre con una sonrisa mirándolas a ambas—. Tengo mucha hambre.

El hombre se dirigió a la cocina y Lilith fue detrás de él mientras que Laila se dirigió hacía el comedor. El señor Williams al observar a Lilith atrás de él, le hizo una señal para que fuera al comedor y ella obedeció, dejando que el hombre fuera el que acomodara los vasos y los platos con la comida ya servida en la mesa del comedor. La comida consistía en; carne con verduras y una limonada.

El señor Williams, después de terminar de acomodar todo, se sentó en la cabecera de la mesa y comenzó a comer en silencio, Laila y Lilith lo imitaron. Todo era silencio, hasta que después de un momento, Arthur habló.

—¿Cómo te fue en tu día, Laila? —preguntó dejando de comer para observar a su hija con una sonrisa.

—Bien. No hubo mucho que hacer —aclaró la mujer masticando de su carne—, sólo me enteré sobre el monstruo que vive en el castillo en ruinas.

—Hace unos días Anne y yo hablábamos de eso —aclaró el hombre dándole un sorbo a la limonada dirigiendo su vista a Lilith.

—Es ridículo —mencionó la rojiza y su padre la miró con desaprobación, creyendo que hablaba de su hermana—. ¿Cómo va a existir un monstruo? La gente de aquí ha perdido la cabeza —soltó con burla la mujer mientras seguía comiendo.

Aquel comentario molesto a Lilith y rápidamente alzó su voz, tratando de defender a su amigo.

—No tanto como tú —soltó—. No eres de aquí para estar criticando aquellas historias.

—Son imposibles —repitió la mujer con la ceja levantada sin apartar la vista de Lilith.

—Tú eres una idiota —soltó Lilith con enojo.

—¡Anne, respeta a tu hermana! —gritó el señor Williams fastidiado levantándose de la silla y dando un golpe a la mesa—. ¿¡Por qué carajos no pueden llevarse bien!?

El hombre parecía exaltado y cansado. Y ante aquella manera tan intensa que él había defendido a su hija —cosa que nunca había hecho con Anne— provocó que Lilith decidiera retirarse de la mesa y se dirigiera a su habitación sin decir más y nadie la buscó, pero para ella eso era mejor.

ᴿᵒᵗᵒ ʸ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍᵃⁿᵗᵉ ✁ ᴱᵈʷᵃʳᵈ ˢᶜⁱˢˢᵒʳʰᵃⁿᵈˢ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora