⁰⁴: ᴮᵃˢᵘʳᵃ ᶜᵒˡᵒʳⁱᵈᵃ.

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Lilith después de haber ido a la tienda de pintura que le había recomendado Rachel, se había dispuesto a crear una réplica del castillo en ruinas, pero lo que lo destacaba era que en el cielo había una explosión de colores que lo hacía ver atractivo y no tan tétrico a como se miraba en realidad.

Ella estaba tan concentrada que no se había percatado que su padrastro había ingresado a su habitación y se encontraba observando de está hasta enfocar su vista en su hija.

—¿Qué estás...? —comenzó a hablar cerrando levemente sus ojos, sin creer el arte que estaba presenciando—. ¡Gua! Eso es magnífico, Anne.

Pero ante esas palabras de ánimo, Laila apareció en la habitación arruinando aquel momento afectivo.

—Es una basura colorida —aclaró Laila con desagrado, cosa que alteró a Arthur.

—¡Guarda silencio, Laila, y ve a tu habitación! —gritó el señor Williams fijando su vista a la pelirroja que al instante su rostro se mostró rojo de la cólera.

—Oblígame —demandó Laila colocando sus manos en su cintura, levantando su rostro y mostrándose a la defensiva.

Después de eso, todo surgió tan rápido: Arthur se aproximó a su hija para regañarla, pero ella salió corriendo de la habitación mientras su padre la seguía regañando. Los lloriqueos de Laila no tardaron en llegar y después Lilith se sintió tan mal que se encerró en su habitación y comenzó a llorar en silencio, sintiéndose tan sola y deprimida, sin ninguna compañía.

Era un bicho solo y abandonado.

Lilith no paraba de hablar y decirse cosas. Quería huir y hacerse daño. Ya no quería existir y ya no quería vivir más en esta trágica vida.

Extrañaba a sus seres queridos, quería dejar de existir, quería... más. Y ante eso, ella se acercó a la ventana de su cuarto y miró el exterior y no pudo evitar contemplar aquel castillo en ruinas que tanto le llamaba la atención. La mujer sonrió mirándolo melancólica y con un poco de curiosidad sacó su celular y comenzó a indagar en internet sobre las leyendas del pueblo, en espera de encontrar algo sobre el tema. Pero Lilith no encontraba nada, a pesar de las variantes que ponía en el buscador de Google, ella aún no encontraba una página que hablará sobre Edward.

Después de tanto indagar, Lilith encontró un blog que hablaba de la leyenda. Sólo contaba la historia de un hombre que vivió aquí en este pueblo llamado Edward, que parecía ser una persona como cualquier otra, pero no era así, él era una criatura, una invención de un científico un tanto viejo.

Edward era un hombre, pero un tanto especial, él tenía manos de tijeras. Inclusive, había una grabación vieja de un programa de televisión del pueblo en dónde él salía. También había recortes de periódicos en dónde decían que él ya estaba muerto junto con un tal Jim, que era el hijo de un hombre rico de esos años. Pero no había más, lo más real era aquel programa de televisión donde él salió, pero no tenía muchas vistas y la calidad era muy pésima. Así que esa no era la suficiente evidencia.

Sin embargo, Lilith ya no valoraba su vida y decidida a tener una aventura, sin importarle que ya eran las once de la noche; salió de su habitación dispuesta a dirigirse a aquella colina sin decirle a nadie, pero cuando paso por la sala de estar, se encontró a Arthur observando la televisión que, al momento de ver a su hija, dejó de hacerlo para hablar con ella.

—Perdona lo que pasó... —comenzó a decir, pero de inmediato lo detuvo Lilith.

—Deja de pedir perdón. No es tu culpa nada de esto —soltó con seriedad mirándolo a los ojos—, eres una gran persona, Arthur. No lo olvides.

Eso tomó de sorpresa al hombre y sintiendo que algo estaba mal, indagó.

—¿A dónde vas? —preguntó extrañado.

—No tuve un buen día. Quiero recorrer el lugar un poco.

Él no se mostró muy convencido, pero decidió creer en ella y la dejó ir. Ella de inmediato salió y se dirigió a su destino. Era cierto que Lilith Anne tenía miedo de ir, temía de su vida, pero a su vez no le importaba. Aunque lo bueno era que, había llegado al lugar con suerte encontrándose con un escenario extraño.

El lugar estaba muy descuidado y daba un aspecto tétrico, varias partes estaban destrozadas dando a conocer que nadie, definitivamente nadie vivía ahí. El lugar estaba en pésimas condiciones, estaba lleno de basura, y en efecto, todo era ruinas.

La puerta del castillo ya estaba toda caída, las escaleras que había para entrar a la casa estaban deshechas, incluso varias paredes del lugar estaban caídas dejando ver el interior del lugar, pero lo más curioso de todo eso, y a pesar de la basura que había en el lugar, había muchos arbustos y flores por todo el suelo y aquellos arbustos no parecían descuidados, es más, cada uno era diferente al otro por su peculiar forma. Pues parecía que constantemente un jardinero venía y hacía animales y figuras de cosas, personas u objetos en los arbustos mientras también plantaba muchas flores.

Era extraño, curioso e increíble.

Lilith comenzó a caminar en el lugar hasta escuchar un crujido que la hizo dar la vuelta para encontrarse con algo increíble.

Entre cuchillas, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

ᴿᵒᵗᵒ ʸ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍᵃⁿᵗᵉ ✁ ᴱᵈʷᵃʳᵈ ˢᶜⁱˢˢᵒʳʰᵃⁿᵈˢ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora