↪Seis años después.
El tiempo había transcurrido con extrañez, parecía que el tiempo en ocasiones transcurría tan lento y triste, pero a la vez tan feliz. La relación de Lilith con su familia había cambiado para bien, haciéndola sentir satisfecha con la gente que la rodeaba.
Durante este transcurso de tiempo, Lilith lo había invertido de buena forma, pues había hecho lo que quería y le gustaba. Había conocido, explorado y experimentado tanto un amor con la familia como un amor propio, que era lo más importante en la vida. Pero, por desgracia, su aspecto nunca había cambiado.
En su estadía en el pueblo donde vivía Edward, Lilith tomó un aspecto un tanto extravagante, pero ahora había vuelto a la monotonía con su cabello castaño y un poco corto y ropa casual.
Lilith solía ganarse la vida vendiendo sus pinturas, y mucha gente le pedía que los pintara y ella accedía, en ocasiones, ella traía cuadros ya pintados y los compraban. La mayoría eran sobre Edward o lo que lo rodeaba y todo se vendía con rapidez, inclusive había recreado "la basura colorida" que en un pasado hizo, y le había quedado perfecta.
Su técnica en pintura también había mejorado, inclusive había estudiado artes siendo reconocida por sus pinturas, y ahora estaba viviendo feliz sola con su papá. Ya que Laila estaba casada y embarazada, vivía cerca de su casa con su esposo teniendo una vida y hogar lindo, cumpliendo su sueño. Por parte de Arthur, él no se había vuelto a enamorar. Y después de que se fue Laila, Lilith era su única compañía y ambos solían vivir entre risas y diversión, inclusive él le enseñaba a tocar el piano y ella a él le enseñaba a pintar.
La vida era muy feliz para ellos.
Hasta que un día, Lilith llegó a su casa y se encontró a su padre sentado con seriedad en la sala, eso la alertó y la hizo acercarse a él.
—Hola, papá. ¿Qué te pasa? —cuestionó parándose frente a él, dejando sus pertenencias en el suelo, mientras que el hombre la miró y sonrió, mostrándose pacifico.
—Te estaba esperando.
—¿Qué sucede? —cuestionó con miedo al ver su mirada seria.
—¿Eres feliz? —preguntó él, tomándola por sorpresa. Sin embargo, Lilith contestó con seguridad y rapidez, mostrando su extrañeza ante la cuestión de su padre.
—¿Qué...?
—¿Eres feliz?
—Claro que lo soy —mencionó sorprendida por su insistencia en la pregunta—. Tú eres una gran persona, Laila también lo es y tendrá un hermoso hijo que me llamará tía, ¿cómo no ser feliz? —cuestionó sentándose a su lado—. Sin olvidar que ganó dinero por lo que hago y estudie lo que quería. Me has dado todo lo que te he pedido, soy muy feliz.
Sin embargo, eso no era lo que esperaba Arthur.
—¿Realmente eres feliz? —preguntó mirándola con intensidad—. ¿No te falta nada?
Lilith sabía que le faltaba algo, pues desde que se alejó de él, no había día que esperaba volver a ver: le hacía falta Edward.
Anne con un enorme suspiró negó la existencia de él y decidió seguir fingiendo como lo había hecho todos estos años.
—Estoy completa.
Ella era muy buena mintiendo, pero Arthur sabía, gracias al arte que hacía su hija, que, ella lo extrañaba.
—Estos días he estado pensando mucho en el pasado y cómo surgieron las cosas —dijo él, dejando de ver a Lilith y viendo ahora sus manos, mostrándose nervioso e impaciente—. Ya han pasado seis años, lo recuerdas, ¿verdad?
Lilith suspiró y recordó la fecha. Hoy, hace seis años, había dejado a Edward esperándola, pues ella nunca volvió. Eso hizo que una lágrima se le escapará de la mejilla y asintió a las palabras de su padre, incapaz de mentir de nuevo.
—Lo recuerdo todos los días, padre —dijo sincera, tratando de resistir las lágrimas.
—Yo igual —soltó, asombrándola—. Creo que no actúe de la forma correcta en ese momento y más después de conocer a aquel hombre.
—Ya es pasado —mencionó ella tratando de no hacerlo sentir mal—. He pensado volver, pero cuando tenga dinero para una casa...
—No es necesario —aclaró él, interrumpiendo las palabras de su hija—. Nunca vendí la casa.
—¿Qué? —cuestionó sorprendida, sin creer lo que oían sus oídos.
—Sigo teniendo la casa y por eso quería hablar contigo —dijo con una sonrisa viéndola fijamente a los ojos—. A pesar de que amo mucho a Laila, ya sabes que ella ya tiene una nueva familia en formación. Ya he cumplido con ella dándole una felicidad, ahora te pregunto, ¿tú eres feliz?
Al terminar de decir eso Arthur, no pasó ni un segundo cuando Lilith se abalanzó en sus brazos y comenzó a llorar desolada, sin creer lo que estaba pasando.
—Gracias, de verdad —susurró, estrechando a el señor Williams en sus brazos—. No lo puedo creer...
—Laila ya lo sabe. De hecho, fue la de la idea —dijo Arthur apartándose un poco de ella para verla a los ojos—. Pienso mudarme contigo y ella irá cada cierto tiempo, cómo nosotros también vamos a ir a verla. No pienso dejarte sola con la gente que en un pasado te llamo bruja.
Sus palabras eran reconfortantes, decía lo que Lilith quería que dijera, y eso la alegraba. Y cuando el señor Williams limpió las lágrimas del rostro de su hija, la hizo sentir afortunada de las personas que tenía en su vida.
—Creo que no me van a reconocer —dijo ella con una leve sonrisa—. Y más ahora —mencionó señalando su cabello, y él le sonrió, abrazándola.
Y así permanecieron por un tiempo, él la abrazaba para que parara de llorar, pero ella, lloraba de felicidad. Y sentía tanta felicidad, que no podía parar de llorar.
—Eres un gran padre.
Y con esas palabras, Arthur se sintió tan afortunada y Lilith también, pues hoy habría un gran cambio en sus vidas.
Nota: ¿Qué creen que pase en el reencuentro de Lilith y Edward? La verdad es que yo estoy muy emocionada que se vuelvan a ver:3
Entre cuchillas, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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ᴿᵒᵗᵒ ʸ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍᵃⁿᵗᵉ ✁ ᴱᵈʷᵃʳᵈ ˢᶜⁱˢˢᵒʳʰᵃⁿᵈˢ.
FanficÉl era una criatura. No era una persona en sí, él no era como yo, él no era como tú ni como nadie. Él era Edward manos de tijeras; la salvación de la bruja del pueblo, ¿o la bruja era la salvación de Edward? Subida: Miércoles 23 de Septiembre del 20...