El lunes había llegado por fin, y finalmente el primer día de clases de Lilith había sucedido. Sin embargo, el día había transcurrido lleno de confusiones, burlas y soledad, mientras que para Laila el día había sido mejor, ya que ella no había sufrido de burlas.
Al terminó del día escolar, Lilith se fue sola y a pie a su casa. Tuvo una pequeña parada en un restaurante para tener algo en su estómago, lo cual constó de una hamburguesa de doble carne acompañada de aquellas exquisitas papas fritas, que lograron animar a Lilith un poco de aquel terrible día. Después de eso, la fémina continuó con su ruta hasta llegar a lado de la colina que resguardaba aquel castillo en ruinas.
Eso fue de la completa atención de la mujer que no pudo pararse a contemplar un camino que se asomaba ahí y que la guiaba a subir a la colina, pero antes de que hiciera algo imprudente, Lilith observó que había una mujer en el camino sentada en el suelo con unos cuadernos para dibujos profesionales, mientras que, con su mano derecha sostenía con fuerza unos cuantos lápices.
Aquella chica era Rachel, la mujer pequeña y pálida que Lilith había visto el otro día. Pero, aunque ella la conocía de antes, eso no evitó que la asustará su aparición.
—Oh, ¡casi me matas! —exclamó Lilith.
—Lo siento. No era mi intención —aclaró la joven con una leve sonrisa.
Aquellas palabras alegraron a Lilith ante la gentileza que alguien le estaba demostrando.
—Tengo una enorme duda, y perdóname por el atrevimiento de esto —aclaró la mujer conteniendo las carcajadas—. ¿Quién es tu peluquero para nunca ir? —cuestionó burlándose de Lilith con total descaro provocando que la ira recorriera su cuerpo y eso lo notó Rachel—. Ya perdón. Es un pueblo chico, y lo de tu cabello es como si fuera un chiste local —confesó la mujer limpiándose las lágrimas que le habían salido de sus ojos por la risa.
Lilith contuvo la furia y decidió calmar el tema de conversación, porque, aunque sea inadecuado, mínimamente ella sí le pidió perdón por ser grosera.
—¿Qué se supone que haces aquí?
—¿Y tú me lo dices a mí? —preguntó Rachel y Lilith rodó los ojos en respuesta al momento en que soltó una carcajada: —Oye, te tomas todo muy enserio. Yo sólo estoy dibujando —aclaró con una sonrisa tratando de calmar el ambiente.
Lilith siguió relajándose y con curiosidad se aproximó a la fémina para contemplar su arte, sin embargo, aun así, no logró presenciarla bien.
—¿Puedo ver? —pidió Lilith Anne con pena—. A mí me encanta pintar. Sólo que necesito cosas para...
—Hay una tienda de arte, a lado del salón de belleza de Mary, ¿lo has visto? —contestó levantando la mirada hacia la mujer de forma seria y Lilith negó, haciendo que ella soltara un suspiro: —Bien, está a lado. Venden muchas cosas que te podrían servir.
—Gracias. Perdón por las preguntas, pero ya sabes que soy nueva y desde que llegue me atrae...
La castaña soltó un suspiro y miró hacia el castillo, entendiendo a lo que se refería.
—Ah sí, creo que era claro que pronto preguntarías sobre ello —aclaró con naturalidad—. Cuando era niña mi bisabuela me contaba mucho sobre Edward y cuando llegó al pueblo su primera y única vez.
—¿Edward? —cuestionó Lilith sorprendida—. ¿Podrías contarme?
—¿No sabes nada de nada sobre Edward? —cuestionó Rachel interesada y Lilith negó con rapidez esperando escuchar por fin la historia—. ¿Crees en esto?
—Probablemente.
—Bien, no hay mucho que decir. Hace años un hombre vivía ahí y hacia creaciones y experimentos, un día por su soledad decidió crear un hombre, pero como él era muy viejo nunca lo termino —aclaró con una enorme sonrisa, con emoción y entusiasmo—. Y aquella criatura llamada Edward, nunca tuvo manos, en vez tenía tijeras...
—Espera un segundo —dijo Lilith interrumpiendo a la mujer y viéndola sorprendida—, ¿cómo es posible...?
—Lo es. La criatura fue muy conocida, incluso salió en televisión.
—Si fuera así, saldría en libros y sería muy famosa esa historia.
—Bien, no creas las leyendas del pueblo. Pero tal vez tú seas del agradó de Edward —comentó cruzando sus brazos en su pecho, doblando levemente su cuaderno—. Él no tenía manos y tú arruinaste tu cabello; probablemente serían el uno para el otro.
—¿Quién te contó esa historia? ¿Tu bisabuela salió en la historia o qué?
—En mi familia estuvo Kim Boggs, la mujer que enamoró a esa criatura —demandó ella con una sonrisa satisfactoria—. Parte importante de aquella historia y de Edward.
Y eso hizo que Lilith riera tanto que Rachel la miró extrañada.
—No le encuentro el chiste —dijo con sus mejillas rojas del enojo—. Kim era excelente persona, siempre lo cuido y lo protegió.
—Si dices que un familiar tuyo lo cuido y lo protegió, ¿por qué tú eres tan estúpida y sin corazón? —soltó Lilith sin más, sin remordimiento ni pensar. Dejando a Rachel con tanto pensar mientras que Lilith ya tenía la respuesta de su acertijo.
Entre cuchillas, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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ᴿᵒᵗᵒ ʸ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍᵃⁿᵗᵉ ✁ ᴱᵈʷᵃʳᵈ ˢᶜⁱˢˢᵒʳʰᵃⁿᵈˢ.
FanficÉl era una criatura. No era una persona en sí, él no era como yo, él no era como tú ni como nadie. Él era Edward manos de tijeras; la salvación de la bruja del pueblo, ¿o la bruja era la salvación de Edward? Subida: Miércoles 23 de Septiembre del 20...