⁰⁹: ᵁⁿ ˢᵉⁿᵗⁱᵐⁱᵉⁿᵗᵒ ᵖᵘʳᵒ.

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"Ice Dance de Danny Elfman"

Ante ese terrible sueño, cuando Lilith terminó su día de escuela, se dirigió rápidamente con Edward para verificar que estuviera bien. Y cuando ella llegó al lugar, por más que lo buscaba, no lo encontraba y eso la alteró hasta que finalmente, un poco alejado de las ruinas, estaba él observando el suelo con tanta atención que le causo tanta ternura a la mujer que cuando estuvo a la distancia prudente, habló.

—¿Qué haces?

Cuando Edward se alzó, sus cuchillas chocaron con ella, casi apunto de cortar su rostro, pero ante el reflejo, Lilith puso sus manos y él cortó de una de ellas, hiriendo a su amiga y llenándola de sangre.

Rápidamente ella trató de calmar la sangre y Edward se puso tan nervioso que quería llorar.

—Tranquilo, no es nada —susurró Lilith sonriéndole con ternura.

Lilith como pudo, arrancó un poco de su blusa y cubrió de su herida, tratando de soportar del dolor para no asustar a su amigo, pero esté estaba tan alarmado y tan arrepentido por ello que quería sólo desaparecer.

—Oye, escúchame —dijo Lilith sujetando el rostro de Edward con la mano derecha, mientras que la izquierda la hacía a un lado, ignorando el ardor que sentía en ella—. No es nada —aclaró, tratando de calmarlo. Pero eso no fue suficiente ya que terminó corriendo lejos—. ¡Edward!

Sin embargo, él corrió tan lejos que Lilith tuvo que ir detrás de él. 

Inclusive la criatura se metió al castillo en ruinas y subió a lo más alto.

—¡Edward! ¡¿Dónde estás?!

Por más que ella gritaba, él no se detenía. Y cuando ella lo alcanzó, él estaba en una orilla, en la cima del castillo dispuesto a tirarse y eso asustó a la fémina.

—¡Edward, no!

Y después de eso, rápidamente corrió hacía él y lo arrastró a ella para que él no pudiera tirarse. Él no se resistió, pues temía lastimarla, y cuando lo tuvo en un lugar seguro, se dispuso a regañarlo por ser tan imprudente.

—¿En qué estabas pensando? ¿Querías acabar contigo? —cuestionó alterada sin pensar—. ¡Nunca vuelvas a pensar en eso! —gritó, pero él sólo desvió la mirada—. ¿Me estás escuchando? —cuestionó pegándose a él para que la mirara directamente, cerciorándose de que de verdad la oía.

—Siempre hago daño —susurró el hombre levantando la vista para mirarla—. A donde sea que vaya o sea lo que haga, siempre lastimó.

—Eso no es así —aclaró con media sonrisa acercándose a él para acariciar levemente su rostro y su cabello, pero con precaución a que no se alterara y la lastimara—. Oye... yo no creo eso de ti, esto fue un simple accidente. Suelen pasar. ¿Estás bien? —cuestionó en un susurró tratando de levantar su rostro, pero este hizo su rostro a otro lado—. No debes preocuparte, es sólo una cortada —dijo—. Siempre cicatrizan.

Y aunque ella intentaba alegrarlo, no lo lograba. Así que decidió la mujer desviar el tema.

—¿Cómo has estado? —cuestionó con una media sonrisa—. Perdona que no pude venir ayer, las tareas me están matando. Aunque bueno, no sólo hice eso —dijo de nuevo cambiando totalmente el tema de conversación.

—¿Matar?

Al instante, Lilith soltó una leve carcajada negando con la cabeza, divertida. Entendiendo lo que pasaba en su mente.

—Es una expresión.

Lilith levantó el pie derecho a su dirección y este sonrió, imitando su acto tocando con la punta de su pie el de ella con una mirada tan diferente, pues ya era feliz.

—¿Te parece enseñarme a cortar arbustos? —dijo ella con media sonrisa comenzando a dirigirse a las escaleras para salir de allí y él asintió.

—Ven —susurró el hombre con manos de tijeras—. Sígueme.

El hombre comenzó a bajar las escaleras, guiándola hasta la salida del castillo en ruinas, para comenzar a caminar en el patio del lugar y llevarla a un pequeño arbusto sin forma que estaba en un costado del exterior de las ruinas. Cuando el hombre se paró frente a este, sonrió y comenzó a cortar del arbusto de una forma tan extraordinaria, moviendo sus cuchillas con rapidez y firmeza, dándole a Lilith una sonrisa con cada movimiento que hacía.

Lilith tenía una mirada de sorpresa y admiración, viendo como las ramas del arbusto volaban por el lugar. Ella se desvió tanto que comenzó a llorar y Edward se alarmó que dejó de hacer lo que hacía, para acercarse a ella.

—¿Qué te pasa?

—Tuve... pensé en mi pasado —susurró ella con tristeza, mirándolo fijamente a los ojos—. No eres tú. Es algo mío —susurró limpiando sus lágrimas—. Continúa.

Edward la miró atento y asintió, acercándose al arbusto para darle los últimos detalles a este, mientras ella lo apreciaba tratando de resistir sus pensamientos hacia Edward. Tratando de resistir aquel miedo que comenzaba a invadir su mente, como también, tenía que evitar aquel sentimiento puro que comenzaba a hacer presencia en ella. Porque al ver a una persona tan dulce e inocente como Edward en este mundo que tantas veces provocó sus ansias de matarse, era como un milagro de ver.

Entre cuchillas, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

ᴿᵒᵗᵒ ʸ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍᵃⁿᵗᵉ ✁ ᴱᵈʷᵃʳᵈ ˢᶜⁱˢˢᵒʳʰᵃⁿᵈˢ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora