⁰⁵: ᴸᵃ ᶜʳⁱᵃᵗᵘʳᵃ.

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Él era... diferente. Claramente lo era, era alguien completamente diferente a lo que todos imaginaban. Pues él que estaba frente a Lilith era la criatura más famosa del pueblo, aquella criatura que todos creían que había muerto en ese terrible día, pero no era así.

Esa criatura era de verdad. Sí, lo era. Porque estaba ahí mirando a Lilith con el temor notorio en sus ojos y en el temblor de sus labios.

Lilith no paraba de apreciarlo, memorizar cada detalle de él y quedarse fascinada de lo bello que era, mientras que Edward no sabía qué hacer ante esos ojos puestos en él y más ante lo diferente que era ella por el color de su cabello. Ya que Edward nunca había conocido a alguien con el cabello verde y eso lo hacía sentir impactado y consternado, como también ella estaba tan asombrada por las manos de tijeras que él poseía.

—Eres real...

Lilith no podía creer que Edward estaba allí, que de verdad estaban juntos, que no fuera un inventó mientras que él aún seguía tan impactado que las palabras no salían de sus labios y eso desesperaba a la mujer.

—Por favor, dime algo. —pidió sin dejar de verlo, aún cautivada de lo bello que era—. Esto es increíble.

Edward sentía que ella no era mala, se notaba que no era cruel o abusiva como las otras personas con las que se había encontrado, pero era cierto que el cabello inusual de ella lo hacía sentir tan confundido que quería huir. Ya que era tan inusual, pero a su vez, Edward creía que ella no le haría nada por ser diferentes, pues ambos lo eran. Por eso, las primeras palabras de él, fueron muy inusuales.

—Tienes el cabello...

Él dudó en decirlo y eso exaltó a la mujer que rápidamente tomó la voz y comenzó a alegar.

—Sí, arruiné mi cabello. Pero eso no importa, lo que importa es que eres real y de verdad estas vivo —soltó Lilith asustando un poco a la criatura ante la intensidad de las palabras de la fémina. Ella se percató de ello y decidió calmar su euforia y le sonrió con ternura cambiando el tema: —¿Qué haces aquí solo?

—Mi padre murió —confesó mirándola con los ojos entristecidos, agachando la mirada lentamente.

—Los míos igual —aclaró ella entendiendo su sentir—. Aunque bueno, yo tengo un padrastro.

—¿Padrastro? —susurró, como probando aquella palabra en sus labios, como si no supiera lo que era eso.

—Es como un nuevo papá —mencionó ella sin aún creer que estaba con él. Y aunque ella no paraba de observarlo como si fuera un bicho raro, él tampoco la dejaba de ver y eso la incómodo tanto, que decidió hablarlo, pues ella lo miraba a él por la curiosidad, sin embargo, ella se sentía confundida por la manera en que la miraba él—. Me siento más como un bicho raro, gracias a ti.

Edward le dio una pequeña sonrisa, sintiéndose extraño por la expresión de la mujer.

—No eres un bicho —aclaró seriamente, pero con timidez a la vez—. Eres una persona con un cabello... lindo.

—¿Lo dices enserio? —cuestionó ella entrecerrando los ojos sin creer sus palabras del todo—. Y yo pensaba pintarlo rosa —confesó tratando de que le diera risa, pero no provocó nada en él.

—Ese color me gusta más —dijo con una tierna sonrisa mirándola de una forma tan dulce que la hizo sentir tan bien.

—Entonces..., después me verás con ello.

—¿Volverás? —preguntó Edward manteniendo su sonrisa y ese brillo en los ojos.

Eso tomó de sorpresa a la mujer, ya que su anterior comentario lo había dicho por decir y en sus planes no estaba el volver. Es más, ni se lo había contemplado, pero ahora viendo a la criatura frente a ella, ahora no se le hacía tan loco el realizarlo.

—Por supuesto —dijo ella con una leve sonrisa, la cual, él le regreso—. Sólo si me hablas más sobre ti, y me confiesas como haces todo esto —aclaró señalando los arbustos y observándolos con asombro, ya que todos, en definitiva, eran asombrosos—. Eres muy bueno en esto...

—Edward —completó él en un susurro.

—Lo sé, encantada. Yo soy Lilith Anne —dijo con una enorme sonrisa acercándose a él para extender su mano hacia el hombre—, o como gustes llamarme. Es un placer conocerte. —terminó de decir con la mano aun extendida.

De inmediato la mujer entendió porque el hombre no le había correspondido y su cara se puso roja como un tomate y Edward estaba tan apenado que se notaba en sus ojos. Lilith no sabía cómo remediar la situación y se apenó más sin saber que hacer más que sólo disculparse.

—Oh, perdón —susurró con pena.

Sin embargo, eso no era suficiente y rápidamente en su mente comenzó a pensar en maneras para mejorar aquella situación, ya que Edward había sido tan amable con ella que ahora se sentía tan miserable de no corresponderle. Y cuando se le ocurrió algo, no dudó en ejecutarlo.

—Levanta tu pie derecho como yo —aclaró con timidez haciéndolo y él la imitó al instante—. Ahora ambos vamos a pegar la punta de nuestros pies con la punta del otro, ¿está bien?

Al terminó de ello, Edward le sonrió y ella a él, fijando más de su amistad.

—Será nuestro saludo —aclaró Lilith con una sonrisa, sin dejar de verlo a los ojos, mientras él permanecía igual que ella.

Parecía que el tiempo se había congelado entre los dos, como un hechizo. Y, por ende, cuando Lilith despertó no evitó tratar de irse ante lo tarde que era y lo preocupado que podía estar Arthur por ella.

Me tengo que ir —aclaró mirándolo con preocupación—. Es tarde y mi padrastro se va a volver loco si no llegó, pero volveré. Te prometo que lo haré.

Edward asintió y Lilith huyó. Acabando con ese escenario mágico.

Nota: Ya podemos ir planeando el nombre del shipp, ¿o aun es muy pronto? ¿Qué dicen?

Entre cuchillas, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

ᴿᵒᵗᵒ ʸ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍᵃⁿᵗᵉ ✁ ᴱᵈʷᵃʳᵈ ˢᶜⁱˢˢᵒʳʰᵃⁿᵈˢ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora