Históricamente las sociedades han debatido qué hacer con los asesinos en serie.
Infinidad de estudios han llegado a la conclusión de que la pena capital no es disuasoria. Quienes cometen delitos violentos son psicópatas, es decir, entre otras cosas generalizan desde su punto de vista, y les importa un bledo lo que opina la sociedad. Jamás creen que serán atrapados, y actúan en consecuencia. En este escenario, la pena de muerte no puede disuadirlos.
Casi todos los estudios coinciden en la conveniencia de mantenerlos bajo custodia. Sostienen que matarlos no es una solución, mientras que sí resulta de utilidad estudiar su comportamiento durante el tiempo de reclusión. Para colmo, y aunque parezca mentira, un encarcelamiento de por vida suele resultar menos oneroso que una ejecución.
Ressler expresa su opinión con claridad, a partir del caso de Jeffrey Dahmer: "Me alegró que no existiera la pena de muerte en Wisconsin, porque ejecutar a Dahmer no habría servido de nada. Ejecutar a Ted Bundy le costó al estado de Florida siete u ocho millones de dólares, dinero que se podría haber invertido mucho mejor en la construcción de alguna institución penal forense dedicada a la investigación y al estudio de gente como Bundy, Kemper, Gacy, Berkowitz y Dahmer, personas que tan horrorosamente han violado la confianza de la sociedad. Ya hace tiempo que los criminólogos están de acuerdo en que la pena de muerte nunca ha disuadido a los delincuentes violentos. Sólo sirve para satisfacer a los familiares de las víctimas y el deseo general de la sociedad de vengarse".
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50 Asesinos Seriales.
УжасыSanguinarios protagonistas de las historias más escalofriantes.