(29 de noviembre de 1859 - 29 de septiembre de 1932)
Uno de los asesinos más jóvenes de la historia del crimen. Se dice que su padre era alcohólico y que por cualquier motivo desnudaba a sus hijos y los aporreaba hasta sosegarse. La apariencia de Pomeroy inspiraba miedo. Era muy robusto para su edad. Sus rasgos faciales eran poco favorecedores. Su ojo derecho carecía de iris y pupila, lo que le daba un aspecto aterrador. Los ataques del joven Pomeroy se volcaban hacia niños menores que él. Cometía atrocidades y mutilaciones, enterraba agujas en el cuerpo de sus víctimas. Las pistas para hallarlo no tardaron en producirse ya que su ojo totalmente blanco lo hacía fácilmente
reconocible. Identificado por una de sus víctimas, fue puesto bajo arresto. Cuando le pidieron explicaciones solo dijo: “No pude evitarlo”. La sentencia indicó que ingresara en un reformatorio juvenil hasta los 18
años. Pero a los 14, Pomeroy salió en libertad condicional. Entonces comenzaron sus salvajes asesinatos. Nuevamente detenido, su madre debió vender su tienda de ropa ya que todos los que conocían la historia la evitaban. Cuando comenzaron las remodelaciones, encontraron en el sótano de la tienda el cadáver de una niña enterrado en un montón de cenizas. Pomeroy fue declarado culpable el 10 de diciembre de 1874 y sentenciado a la horca, pero ningún gobernador se atrevió a firmar la sentencia de un chico de catorce años. No había precedentes en la historia penal. Se le dio cadena perpetua en una situación de completo aislamiento. La única persona que lo visitó fue su madre. En 1917, tras 43
años de aislamiento se le permitió integrarse con el resto de los presos. Pasó los dos últimos años de su vida, plagado de enfermedades y en franca agonía. Murió el 29 de septiembre de 1932 sin mostrar remordimiento por los crímenes cometidos.
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50 Asesinos Seriales.
TerrorSanguinarios protagonistas de las historias más escalofriantes.