Sostengo el celular contra mi mejilla, los pitidos de la llamada me abruman, odio esos pitidos de espera. Nunca me ha gustado marcar al banco o a cualquier lugar pero ahora es necesario.
Me encuentro parada frente a un gran cristal dentro de la oficina de mi esposo, mi rostro se muestra pálido con unas grandes bolsas debajo de mis ojos pero supongo que ha de ser lo normal, no he descansado bien estos días, mi esposo se encuentra igual que yo, puedo verlo a través del cristal, está sentado viendo la pantalla de su computadora aunque e vez en cuando nuestras miradas se cruzan y él me dedica una tierna sonrisa de apoyo.
Jamás creía que tendría que hacer una llamada para pedir un préstamo al banco pero ahora es necesario para el pago del tratamiento de mi suegro, el cual fue un padre para mí pero ahora está muriendo y si no lo consigo tendremos que buscar otra manera para que sobreviva...
Mis pensamientos son interrumpidos por esa molesta voz.
- Gracias por esperar su turno, ¿qué puedo hacer por usted?
ESTÁS LEYENDO
Pequeños Cuentos
RandomAquí encontrarán un cuento diferente en cada capítulo, habrá de todo romance, misterios, aventura, ciencia ficción, vida cotidiana.