Capítulo 6 Parte 4

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—Depende del ángulo en cómo lo veas, y de la persona. Es terrible para mí, pero supongo que no lo será tanto para ti.

—Bueno, dime ya. Sea terrible o no, la situación es así. —Eriol me dio una mirada un poco escéptica y asintió con recelo.

—Mi hermano me ha pedido que le consiga una cita contigo —dijo de un momento a otro.

Me quedé pasmada. Todo fue rápido y muy confuso. Recordaba al hermano de Eriol muy vagamente. El día en el que yo había enfermado, él había llegado justo cuando yo había comenzado a resentir los medicamentos y me había sentido cansada, e ida a más no poder, como si de narcóticos se tratasen. Solo me acordaba de unas cuantas palabras y de un poco su aspecto físico.

Yue era guapísimo. No tenía el aire intelectual de su hermano, pero tenía un encanto innato; su voz, podía recordar, era grave pero tranquila y funcionaba como un mágico sedante. También podía evocar sus ojos, de un tono azul verdoso; muy diferentes a los de Eriol, que eran azules por completo.

El hecho de que su hermano quisiera salir conmigo me hacía sentir un poco extraña, ya que yo no había cruzado más de quince palabras conscientes con él, y no podía entender qué le habría llamado la atención de mí, estando colorada, enferma y despeinada.

—¿Cómo dices? —Tuve que preguntar de nuevo con la voz entrecortada—.¿Qué Yue quiere salir conmigo? Qué tontería, Eriol.

—No es ninguna tontería, qué más quisiera yo que lo fuera —observó molesto y yo me sonrojé.

—Pero... él... quiero decir, tú y yo... —No supe cómo explicarme y simplemente decía estupideces, hasta que él sonrió.

Santo cielo, no sonrías así.

—Le he explicado abiertamente que estoy interesado en ti, pero Yue no es un hombre que se rinda fácilmente.

—¿Qué fue lo que le dijiste? —pregunté interesada en saberlo. No tenía idea de cómo habría manejado Eriol las cosas.

—Le dije que me encantas y que le pondría la paliza de su vida si se te acercaba. —Alcé ambas cejas a modo de sorpresa y después me reí ligeramente ante su despliegue de celos.

—Eso no está bien.

—Supongo. De todos modos, él tiene un punto a favor —dijo de mala gana golpeando la pluma contra su pierna levemente.

—¿Un punto a favor? —No podría imaginar cuál era ese punto a favor, pero de todos modos, no estaba segura de querer saberlo.

—Me preguntó si estábamos saliendo. —Me sonrojé de inmediato y fruncí el ceño.

—¿Qué le dijiste?

—Que no, naturalmente. Le dije que te lo había pedido pero que no habías aceptado —comentó sarcásticamente y yo me quedé boquiabierta.

—¡Eso no es cierto! —exclamé aún más roja que antes.

—¿Ah, no? Lamento tener que recordártelo, pero estuve allí cuando me dijiste que no querías salir conmigo, porque no querías tener ese tipo de relación.

—Bueno, pero...

—Yue me dijo que si no estábamos saliendo, yo no podía hacer nada para impedir sus avances porque tú, prácticamente me habías rechazado.

Parecía que todo estaba en mi contra. Por un momento me sentí molesta con Yue, por la forma en la que parecía no importarle la manera en la que Eriol se sentía con respecto a mí. Sin embargo, después recordé la plática que había tenido con mi amiga... yo la había animado a ser envidiosa y luchar por lo que deseaba... Yue no era diferente.

Prohibido enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora