Capítulo 14 Parte 6

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Cuando Shaoran salió de la ducha con una toalla que convenientemente habían colocado ahí, me señaló el baño con una simple mirada. Me levanté de la cama de malas y caminé en dirección al baño, pasando muy cerca de él y golpeándolo en el brazo con mi hombro, lo que él soportó bastante bien. Entré en la ducha y antes, observé el cambio de ropa que de seguro mi hermano me había llevado pero que posiblemente Tomoyo había escogido.

Qué desgraciados.

Justo estaba a mitad del baño, cuando antes de que me pudiera percatar de cómo ocurrió, Shaoran entró y abrió la puerta de la ducha. Grité por la sorpresa y me cubrí de inmediato como pude.

—¡Qué pasa contigo!, ¡sal de aquí!

Él simplemente se cruzó de brazos y me miró directamente a los ojos, sin mover ni medio músculo.

—¿Por qué tendría que hacerlo? No es justo que solo tú entres cuando las personas se están bañando. —Lo miré boquiabierta sin poder hacer nada, porque no podía mover las manos de donde las tenía para cerrar la puerta.

—Bueno, ya tuviste suficiente.

—Oh no. No creo tener suficiente de esto, nunca.

Me sonrojé de inmediato y ya sin importarme que me viese desnuda, caminé hasta donde él estaba y en un arranque de furia estampé mi mano en su mejilla, y luego cerré la puerta con fuerza.

Me giré y me apoyé en la puerta con la respiración agitada, sabiendo que Shaoran seguía aún al otro lado.

—Supongo que valió la pena —comentó sarcástico y luego salió del baño.

Terminé de bañarme después de que él se fue y luego me cambié y me sequé el cabello como pude, dejándolo peor de enmarañado. Me miré en el espejo y decidí que algo no estaba bien. ¿Qué se suponía que debía hacer? Estaba totalmente perdida.

Cuando salí del baño, Shaoran estaba sentado en la cama, ya vestido, con el cabello húmedo todavía y leía una vieja revista de las que supuse, estaban ahí mismo en las cajas del sótano.

Caminé lentamente por el lugar con cara de estar pasando el peor momento de mi vida y luego me senté al pie de las escaleras. Ninguno dijo nada, de hecho pasamos así unos minutos, y la verdad, yo prefería eso a andar peleándome con él cada vez que se nos ocurría abrir la boca.

De pronto sin que ninguno lo esperara, las luces se apagaron y nos quedamos en la oscuridad por completo. Solté un grito de sorpresa y me levanté del suelo... mala idea.

Yo no estaba familiarizada con el lugar y de inmediato me tropecé. Lo bueno fue que alcancé a equilibrarme y tomarme del barandal para no caerme de bruces contra el suelo.

—¿Estás bien?

La voz de Shaoran estaba demasiado cerca y su mano buscó la mía a tientas en la oscuridad. Supuse que había escuchado mi tropiezo y había caminado con cuidado hasta donde yo estaba para ayudarme.

Yo me sentía tan mal que no pude contestar al instante porque la voz no me iba a salir clara, sino triste, entrecortada y muy poco entendible.

—Sakura, contéstame por favor. ¿Estás bien?, ¿no te pasó nada? —Ya no pude evitarlo más y comencé a llorar; él buscó mi rostro con sus manos y se dio cuenta de mis lágrimas... suspiró de pesar, supuse.

—Lo siento yo...

—No llores, por favor.

—No puedo evitarlo —dije desconsolada mientras trataba de alejarme de él, pero sus manos me retuvieron por los brazos y no pude caminar ni medio paso.

Prohibido enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora