Capítulo 12 Parte 4

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Me sentí terriblemente incómoda estando en esa situación. Y es que Lian había pedido hablar a solas conmigo y a mí no me había encantado la idea; supuse que a Ylean tampoco, porque al decirme la petición del de ojos claros, respingó la nariz con molestia y pesar, mientras me acariciaba con la mano.

Y allí estaba yo. Sentada en la silla a un lado de su cama. El mismo lugar que había estado ocupando en los últimos meses, pero sin él observándome con firmeza y completa atención.

Si alguna vez en mi vida me había sentido incómoda, no era nada comparado con eso.

—¿Cómo te sientes? —atiné a preguntar cuando el silencio nos absorbió y él simplemente parecía paralizado mientras me miraba.

—Mejor. Gracias. Mi madre me explicó algunas cosas relacionadas con el accidente, pero no me siento mal, al parecer lo estoy tomando bastante bien.

—Es... normal. Siempre fuiste una persona muy calmada y tranquila. —Lian se inclinó solo un poco y tomó mi mano que descansaba en una de mis rodillas. Tragué por la incomodidad de la situación, pero en menos de cinco segundos, me adapté.

—¿Cómo estamos... tu y yo? —Me mordí el labio inferior sin saber qué decir—. Es decir, sé que ha pasado mucho tiempo, sería muy... estúpido de mi parte, pensar que me estuviste esperando. —"claro", me dije; él no recordaba nuestra pelea de antes de que me fuera.

—Lian... yo...

—No quiero que te sientas presionada, solo me gustaría saber qué estás haciendo aquí, todavía. —Él parecía necesitar la respuesta y sus facciones apuestas me dejaron sin poder hablar—. ¿Es que todavía somos... pareja?

Cerré los ojos con fuerza y mi corazón comenzó a latir rápidamente.

—Yo... preferiría que no habláramos del tema, por ahora. ¿Está bien?— Él frunció el ceño, poco convencido de la situación y al final asintió con pesadumbre.

—¿Podemos estar juntos por unos días? —preguntó recargando la cabeza en la pared, mirándome ligeramente cansado. Asentí.

—Me quedaré contigo y también ayudaré a tu madre.

—Ustedes dos... parecen llevarse bien. No recuerdo que fuera así.

—Muchas cosas han cambiado por aquí. Las personas cambian, Lian —comenté peinándome el cabello hacia tras, cosa que captó su atención.

—Sigues siendo igual de bella, que antes.

El aire se me quedó atorado en los pulmones. Quería decirle, decirle todo lo que había sucedido conmigo y con Shaoran, pero no podía hacerlo. No podía traicionar de ese modo a Shaoran, porque no tenía idea de lo que él habría hecho en esa misma situación.

—Gracias.

—No parece como si hubieran pasado cinco años —sonreí con cariño y negué.

—Tú sigues siendo el mismo. —Pareció pensárselo con cuidado y después se mordió el labio inferior.

—No lo sé. ¿Crees que las personas que caen en un estado de coma, no cambian?

Era una pregunta difícil de contestar; mucho más, porque yo no sabía del tema.

—Me gustaría pensar que lo hacen. ¿Por qué lo preguntas?

—No me siento como antes. —Su expresión se tornó más seria y pensativa que antes y yo me incliné levemente para mirarlo mejor—. Hay algo que es diferente.

—¿Qué es? —quise saber, ladeando la cabeza y preguntándole no solo con mis palabras, sino con todo mi rostro.

—No lo sé, pero... de alguna forma, pareciera que, aunque estuve dormido, cambié mucho.

Prohibido enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora