Capítulo 12 Parte 5

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—¿Cómo dices? —pregunté absorta mientras me llevaba la taza de té a los labios y escuchaba a mi amiga, con sorpresa y confusión.

—Cariño... pero... ¿no han dicho nada?

—¿Qué es lo que esperan que digamos? —Nadeshiko se quedó corta de palabras y comenzó a negar con la cabeza mientras Sakura se llevaba una mano a la frente y se veía completamente desesperada.

—Debes decírselo. —Le dije tomándola de la otra mano.

—No puedo. No puedo hacerlo sin el consentimiento de Shaoran. Nunca pensamos que él podría despertar... al menos no ahora.

—¿Qué harás entonces? —preguntó su madre con mirada preocupada.

—Ya teníamos un acuerdo.

—Ese acuerdo no me parece —anuncié por todo y ella se mordió el labio inferior con molestia.

—No hay de otra, Tomoyo. Tendré que irme.

—No estás haciendo las cosas bien —anunció su mamá y Sakura comenzó a llorar, después se puso de pie y caminó lentamente por la sala, cruzada de brazos.

—Es que ya no quiero continuar así. Lo mejor que puedo hacer ahora antes de que las cosas se compliquen más, es irme. Ya tienen suficientes problemas como para que además se les sume esto.

—¿Esperarás a que él regrese, al menos? Tal vez él te diga algo diferente.

—¿Creen que debería esperar? —preguntó mirando más hacia mí, que había hecho la anterior sugerencia.

—Shaoran también debe opinar acerca de la situación, Sakura —asentí, secundando el comentario de Nadeshiko y Sakura suspiró con cansancio.

—No quiero ver su rostro... me partiría el alma enfrentar la situación así. No tengo idea de qué es lo que vaya a hacer o decidir.

—¿Y vas a ahorrarte el sufrimiento, huyendo de nuevo? —pregunté poniéndome de pie también.

—No estoy huyendo. Pero todo esto me tiene muy mal. Yo... —Sakura comenzó a sollozar y se llevó las dos manos al rostro, con pesar—. He hecho lo que he podido... esperan demasiado de mí... no soy... no soy tan fuerte.

Me partió el corazón ver a mi mejor amiga en ese estado. Me acerqué a ella y la abracé con fuerza. Ella tenía mucha razón, pero si nosotras aceptábamos la idea de su huida, entonces... estaríamos apoyando el camino hacia su infelicidad total.

—Sakura, escucha. Tienes que afrontarlo. Tienen que hacerlo juntos. Ciertamente sería más fácil salir corriendo, pero después, en un futuro, no podrías resistir el no saber qué podría haber pasado si te hubieras quedado. No puedes hacerlo de ese modo.

—Shaoran no va a traicionar a su hermano —aseguró con el rostro apoyado en mi hombro y las lágrimas cayendo.

—No lo hará —apoyé sonriendo—. No lo traicionará, Sakura... pero, tú también eres responsable por lo que sucedió y deberás hacerle frente a las cosas. Tú... ¿quieres a Shaoran? —Tardó en responderme y cuando lo hizo, su voz salió completamente entrecortada.

—Sí.

—Entonces, tienes que estar a su lado. No importa el resultado ni lo que suceda después... tienes que quedarte, Sakura. Debes hacerle saber que sin importar la decisión que él tome, lo quieres y apoyarás lo que él decida hacer. Para él también será condenadamente difícil.

—No quiero perderlo.

Nadesiko, se había quedado callada hasta ese momento. Se acercó a nosotras y me miró agradecida, luego acarició el cabello de Sakura y la besó en la mejilla.

—No eres tú, quien puede decidir eso, cariño.

—¿No hay palabras sabias, hoy? —preguntó ella con tono frágil y su madre sonrió con cariño, pero una voz grave nos interrumpió antes de poder continuar con la plática.

—¿Qué sucede aquí?

Touya estaba de pie en la puerta de la sala y nos miraba con rostro preocupado y también molesto. Nadeshiko sonrió animada y se inclinó para hablar con Sakura de nuevo.

—Cariño, ¿crees en mis consejos? —Sakura asintió y se limpió las lágrimas de las mejillas.

—Claro que sí.

—Entonces, habla con tu hermano.

Sakura y yo, miramos a su madre como si estuviese completamente loca y Touya frunció el ceño, sin comprender absolutamente nada de lo que pasaba. Nadeshiko me miró como para obligarme a salir de la sala y yo, todavía sin saber exactamente qué hacer, me encogí de hombros y caminé hacia la puerta, dejando a Sakura confundida.

—Pero... yo... —Nadeshiko no hizo caso a las palabras poco elaboradas de mi amiga y miró a Touya con cariño.

—Tu hermana necesita un consejo objetivo.

—Yo no soy chica, ¿qué podría decirle?

—Ingéniatelas.

—Pero, mamá... solo venía para desayunar algo.

—Perfecto. Puedes hacer el desayuno para dos y aprovechar para ayudar a tu hermana.

Y sin más, salió de la sala, conmigo pisándole los talones. No tenía idea de cuál había sido la razón por la que Nadeshiko había decidido hacer tal cosa, pero esperaba que todo saliera bien.

Prohibido enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora