Capítulo 7 Parte 3

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Se escucharon varios ruidos en cuanto yo cerré los ojos. El primero, de cuando la tela se rasgó; el segundo, de cuando Shaoran empujó la silla y ésta calló al suelo, y el tercero, de cuando ambos caímos al piso por el impulso tomado. Yo encima de él, por supuesto.

Él comenzó a reír antes de que yo pudiera siquiera darme cuenta de lo que había sucedido y cuando me giré y me encontré con sus ojos, se me hizo un nudo en la garganta, por la vergüenza y otras muchas sensaciones.

—¡No! —exclamé cuando él hizo amago de levantarse y en seguida me miró confundido—. No te levantes.

Y es que yo podía sentir que la mezclilla y tal vez algo más... ya no me cubría no solo el trasero... sino las piernas también. Maldije en voz baja; él pareció comprender lo que había sucedido y tuvo que hacer un esfuerzo mayor para no reírse con más fuerza.

—Cielos... esto es en verdad embarazoso —gemí escondiendo el rostro en su cuello, obligándolo a acostarse otra vez para dejarle con la mirada hacia el techo.

—Me temo que así es.

Me toqué rápidamente con la mano y me di cuenta de que todavía traía puestas las pantaletas, pero que también se habían rasgado un poco de atrás, y que, efectivamente, el pantalón ya no estaba por ningún lado visible.

¿Cómo se me podía haber rasgado el pantalón como si fuese la prenda de un stripper? ¡Qué demonios!

—Ni se te ocurra mirar, te golpearé si lo haces —amenacé mientras seguía sin tener el valor para levantarme.

—¿Tan malo fue?

—Mis pantalones se rasgaron a la mitad Shaoran, no tengo nada más que la ropa interior puesta.

Shaoran sonrió y me abrazó por la espalda, luego negó divertido.

—Vaya que me había imaginado que algún día llegase un momento como este... aunque no en las mismas circunstancias, por supuesto.

—No me puedo levantar... me moriré de vergüenza —acepté aún con el rostro escondido.

—Vamos, Sakura... ¿es que nunca has ido a la playa?

—Esto no es como estar en la playa —regañé con la voz aguda.

—Sí lo es, todos llevan poca ropa.

—Todos. Aquí solo estamos tú y yo, y no quiero que me veas así.

—No hay otra cosa que podamos hacer. Pero en caso de que te quieras quedar aquí, conmigo, así... no me molestaría. No quiero prometerte que voy a aguantarme las ganas de tocarte, lo razonable sería terminar con esto lo más pronto posible. Cerraré los ojos si eso te hace sentir menos incómoda.

—No te creo. Bien, cierra los ojos... yo correré hasta la casa —traté de moverme un poco como para intentar pararme, pero de pronto solté un alarido de dolor.

—¿Qué tienes?

—Creo que me torcí el tobillo al momento de caer. —Shaoran me miró casi sin poder creérselo y después sonrió.

—Supongo que las cosas ya no pueden estar más complicadas, ¿verdad?

—Al parecer no.

—Tendré que cargarte, hasta la casa... y no podré hacerlo con los ojos cerrados.

—Ni muerta. Iré brincando en un pie.

—Sakura, eso es irrazonable, si te caes a la mitad del camino, no te vas a poder levantar tu sola. Tendría que ayudarte de todos modos. —Shaoran suspiró y se pasó una mano por el cabello—. Deberían canonizarme por santo. Vamos, te ayudaré a ponerte de pie, no veré, lo prometo.

Prohibido enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora