Capítulo 8 Parte 5

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—Es su turno —dijo Hien Li, mientras al lado de su hijo nos miraba con recelo. Habían movido su pieza verde hacia adelante, solo cinco casillas, mientras que nosotras, llevábamos la delantera por tres más.

—De acuerdo. —Ylean asintió y tomó una tarjeta, la observó fijamente y luego sonrió—. Bien Sakura, ¿estás lista?

—Sí.

Tomó rápidamente una de las hojas en limpio y la pluma, y comenzó a dibujar algo extraño, mientras ellos tomaban el tiempo.

—Mmm, ¿libro?... ¿es un libro? —Yelan asintió y continuó dibujando figuras en el papel, cuatro chicas, en una casa. De inmediato supe la respuesta—. ¡Mujercitas!

—Sí. Eres muy buena, Sakura.

—Nos están dando una paliza padre, esto no está bien —comentó Shaoran molesto ahora que le tocaba adivinar a él.

—Mueve nuestra pieza, por favor —pedí entre educada y burlona y él me sonrió de la misma forma y, a regañadientes, nos avanzó otra casilla.

—¿Cuál deberá ser el castigo para los que pierdan? —preguntó Ylean mirando sonriente a su esposo e hijo, y yo me reí sin poder evitarlo.

—¿Castigo! Vamos querida, es solo un juego. —Hien carraspeó y se llevó una mano al cuello de la camisa.

—Ustedes dijeron que tendría que haber castigo para quienes perdieran porque de seguro pensaban que iban a ganar, ¿verdad?

—¡Ya sé! El equipo perdedor tendrá que bailar y cantar una canción a dúo —dije mientras aplaudía con gracia, de tan solo imaginarlo.

—Para nada —se negó Shaoran.

—No tienen opción, si se niegan pensaremos que son unos cobardes —dijo Ylean y los dos se miraron con cara de arrepentimiento.

—Recuérdame que para la próxima no aceptemos jugar contra ellas — comentó Hien sarcástico y tomó un papel y una pluma, leyó rápidamente la tarjeta y comenzó a dibujar algo. Shaoran puso mucha atención y luego frunció el ceño como tratando de adivinar lo que su padre dibujaba.

—Papá, ¿qué demonios es eso? —preguntó Shaoran riendo y luego comenzó a decir nombres de frutas al azar—. ¿No es una fruta? —Hien negó y comenzó a dibujar otra cosa.

—Usa tu imaginación, cariño.

—No me ayudes mamá.

—Era solo una sugerencia.

—¿Es comida?, ¿sí?... pues... no sé... ¿el nombre de un postre? Ah ¡ya! Fresas con crema. —Hien soltó la pluma y el papel, y asintió sonriendo.

—Te tardaste.

—Bueno, es que ¿en qué mundo eso es una copa? Pensé que era el perfil de una persona o un árbol frutal —se defendió él con una sonrisa al mismo tiempo en el que señalaba el dibujo de su padre.

—Claramente es una copa, Shaoran —molesté observando el dibujo de su padre con una sonrisa y él me picó con el dedo en las costillas.

—Tu turno —agregó con una sonrisa y yo tomé otra tarjeta. De inmediato sonreí Era pan comido.

—¿Estás lista, Ylean?

—Lista.

—Bien —rápidamente comencé a dibujar lo que representaba la palabra de la tarjeta.

—No hagas trampa, no puedes dibujar signos —dijo Shaoran llamando mi atención.

—No estoy dibujando signos.

Prohibido enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora