Collegato [ CanArg ]

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El volumen de la música impedía escuchar algo más que esta y las sustancias alucinógenas recorrían el sistema de más de uno, el movimiento se alteraba y se teñía de confusos matices morados. El punto máximo, fue alcanzado por Canadá quien apenas estaba logrando recordando su propio nombre.

A su lado, el joven que medio se arrepentía de ir a esa fiesta y medio la disfrutaba. Pronto sintió la extremidad sobre la que estaba recostado, la cuál apretó embobado, llamando la atención del dueño de esta.

Canadá sonrió embobado también, el lindo chico que masajeaba su brazo, parecía un dios en su drogada mente o bueno incluso sin drogas también lo parecía.

Cuando las luces de colores giraban por todo el lugar, ambos de miraron unos segundos y no se resistieron a atacarse. Esperaba sentir el sabor de sus labios, pero terminó concentrándose en el trasero del otro resfregandose con desespero en su entrepierna. Sus manos se metieron entre la ropa dispuesto a explorar aquel cuerpo, sin prestar atención a su entorno, ahora solo importaba esa flexible cintura y ese abultado trasero.

Sin embargo el chico, que mantenía un gramo de conciencia, se alejó dejando confundido al sexy y ardiente tipo bajo suyo. Jaló de él y lo arrastró por el tumulto de gente perdiéndose entre ellos. Más de uno había visto esta acción entre ellos, pero pocos recordarían eso el día de mañana.

Cuando llegaron al baño, cerró la puerta con la traba y camino con pasos tambaleantes hasta su atontado acompañante. Pasando sus brazos por sobre su cuello, lo atrajo a sus labios para devorarse nuevamente. Canadá, quien tardo en reaccionar, tomó su cadera y pegó ambas erecciones, disfrutando del contacto, pero pronto esa simple acción no bastaba. El lindo chico desprendia su camisa con sus torpes dedos y él se dejaba hacer, pero cuando terminó, no perdió el tiempo y desprendió su cinturón y bajo el pantalón del. Estaban ansiosos por hacerlo.

El se masturbaba mientras veía los dedos del chico perderse en su trasero, quería reemplazar esos dedos por su palpitante miembro, pero necesitaba dilatarse antes. Con una rodilla sobre el lavado frente a el, curvando su cintura remarcando sus esponjosos glúteos, una imagen tan erótica así lo describía.

Incapaz de aguantar, se acercó detrás suyo, enterrando su erección en ese trasero que lo estaba volviendo loco, sin embargo descubrió que los sonido que producía el chico frente a él eran aún más mortíferos para su cordura. Se hundía en él con fuerza y velocidad, convirtiendo en un desastre al lindo chico que sentía se le movía el mundo y no sabía de dónde sostenerse. En un momento, en una estocada, su espalda se arqueó y un fuerte gemido salió de su garganta, su punto dulce fue tocado y Canadá no dejaría de tocarlo con fuerza luego de oír ese exitante gemido.

Podía ver la expresión del otro por el espejo, pero el deseaba que este frente a el cuando acabase. Salió de él, confundiendo al agitado chico lindo, para darlo vuelta y subirlo al lavado, levantando ambas piernas está vez entrando de una con rapidez. Con las manos en sus hombros y las piernas tratando de pegar su cadera a él, su hormigueo recorrió la parte baja de su vientre que hizo apretar hasta los dedos, el chico lindo por su parte parecía haber perdido hasta el aliento cuando sus ojos se cerraron soltando una pequeña lágrima que se perdió entre el sudor que ya tenía. Ambos se liberaron, soltando su semilla, uno en el abdomen y otro en el interior.

Oh niños ¿No les enseñaron que sin gorrito no hay fiesta?