Un Bebé En Los Angeles (JaeDo)

Necesitado de amor

Jaehyun había sobrevivido mágicamente la primera semana junto al pelinegro, el jueves se había concretado la cita con el doctor y pudieron ver a su bebé por la pantalla de aquel ecógrafo:

—Estaba pensando en teñir mi cabello, ¿qué color crees que me quedaría bien?

—Tu color natural: castaño oscuro. Te acompañaré cuando vayas, cortaré un poco el mío también —sonrió Doyoung sincero para luego mirar por quinta vez la pantalla sobre una esquina de aquella sala de espera, su nombre tenía que aparecer allí y si eso ocurría significaba que serían atendidos por el obstetra. El par estaba ansioso porque a partir de ahora todo lo que hacían corría por su cuenta y voluntad. Aprender a ser responsables no era tarea fácil pero debían ya que no contaban con la disposición de todo un equipo que corría ante sus pedidos. De alguna manera el pelinegro estaba conforme con que Jaehyun se haya quedado por el idioma y si bien había aprendido demasiado tener un intérprete era más sencillo. 

Cuando entraron al consultorio el olor típico de hospital había impregnado sus fosas nasales, tenía unas terribles ganas de orinar pero era necesario ya que al tener la vejiga llena de orina se facilita la obtención de las imágenes; y si bien el bebé no se iba a mostrar a la perfección bastaba con que le dijeran que estaba marchando bien su crecimiento. 

A Doyoung le dio un poco de pena acostarse en la camilla con su vientre expuesto porque Jaehyun aún no lo había visto así antes. Pero esto no era algo que podía evitar, el doctor tenía que pasarle el gel conductor y luego aquel aparato por su vientre. Para ser el ambiente más ameno, el especialista preguntó si era su primer hijo, y por el vocabulario que utilizó los incluyó a ambos como si de una pareja se tratase. 

Los embarazos masculinos habían tenido un boom hace unos cuantos años atrás, pero luego las personas parecían temerle a aquello. Doyoung había leído que no era algo muy bonito el proceso y la permanencia de por vida de una cicatriz al costado de su ombligo, pero esto no lo hacía arrepentirse o acobardarse. Con varios consejos brindados y la amabilidad del doctor, tanto Jaehyun como el embarazado, Doyoung, se volvieron con radiantes sonrisas al departamento. El próximo mes sabrían el sexo del bebé y ya empezarían a discutir sobre nombres, ropas, y cuantas cosas más relacionadas a la llegada de este.