Un Bebé En Los Angeles (JaeDo)

Reunión con la SM

—¿Qué tiene de malo que Sicheng se enterara? 

—¡Estábamos saliendo idiota! —gritó Yuta. 

Mark levantó una ceja, Taeil dio un paso hacia atrás arrepentido. Jungwoo y Jaehyun ni se inmutaron ante la noticia. Pasando sus dedos por su cabellera naranja, el mayor pidió disculpas y Yuta aceptó después de ser apaciguado por el canadiense; a todo esto, sumando una ficha más al asunto, en menos de media hora tendrían que ir a la empresa a tratar el asunto de Doyoung.

—¿¡Qué quieres Haechan!? 

—Oye bro, cálmate. No lo trates así —defendió Johnny al menor ante el arranque de Mark. Estaba claro que algo había pasado en el décimo piso que ahora todos traían una cara de aquellas. El moreno suspiró acostumbrado, lo que quería decirle a su amigo era importante, pero tampoco iba a rogarle para que prestara atención. 

Descendieron por el ascensor Johnny, Mark, Haechan, Jungwoo y Taeil. Yuta aún no parecía estar listo y Jaehyun hizo una parada en el quinto piso antes de volver a tomar el ascensor. Taeyong y Doyoung iban a ser los últimos en bajar y con un pretexto tonto, aprovechó para tomarse cinco minutos a solas con el protagonista del día. 

—¿No tienes nada que decirme acaso?

—Sí. ¿Qué haces dentro de nuestro departamento? Deberías bajar e ir con el resto.

—Los dejo solos —advirtió el líder mientras se marchaba. Cuando cerró la puerta, rogó para que no se mataran, ni discutan fuertemente alarmando así a los vecinos. Ya demasiadas quejas tenían con el tema de aquellas locas...

Sabía, el pelinegro, que nada bueno podía acontecer teniendo a su compañero a una distancia de veinte centímetros. Lo intimidaba y ya sentía sus manos sudar. Quiso apartarse y evitar la charla o mejor dicho la explicación real y sincera que el otro se merecía; aun así Jaehyun no parecía querer moverse sin escuchar la confesión del otro. Conociendo a Doyoung, sabía lo testarudo que podía llegar a ser en situaciones de sofoco y presión; por eso decidió soltar lo que había en su corazón:

—Pase lo que pase hoy, no te dejaré solo. Ni a ti, ni al... nuestro bebé —corrigió.

—No es...

—Basta, basta ya —levantó sus manos para tocar ambas mejillas de su compañero—. No tenemos mucho tiempo, solo quería recordártelo—. Jaehyun movió su rostro hacia delante, buscando hacer encontrar sus labios con los del otro después de mucho tiempo. La última vez que se besaron ya casi ni la recordaba y por más que luche contra todo un batallón de emociones dentro de su cabeza; encontraba besando a Doyoung, la paz que le hacía falta. 

Era muy temprano para llorar, rechazar el atrevimiento del menor,  alejarlo y dale una buena golpiza. Él también estaba necesitado de una muestra así, aunque sea simplemente por pocos segundos, quería sentirse querido. Con su brazo derecho rodeó la cintura del otro y lo aferró a su cuerpo para intensificar la acción del beso; dejando que la lengua de Jaehyun invadiera su cavidad. Aquello estaba lejos de ser algo vulgar o brusco, la delicadeza que ambos dedicaban al acto se complementaba muy bien; como si estuvieran de alguna manera, destinados, acoplados y unidos en esta vida que les había tocado vivir.