Folio N° 5: Desastres

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— Hace dos días, ¡DIGO! El 08 de noviembre se llevó a cabo la fiesta de Dulces 16 años de la Srta. Taylor Swift, ¡E-ES DECIR! Taylor Coward. Aproximadamente a las 23:00 horas, el ¡LADRÓN CUATRO OJOS SENTADO AHÍ!, entró al almacén y se intentó robar esa preciosa joya, como una preciosa mujer —se le cae la baba. Qué asco—. Adivinen que... El insensato ladrón intentó huir de la justicia al escucharla entrar al salón. ¿Saben qué es lo más interesante? Los motivos. ¿Cuáles? Muy simple. ¡PARA VENDER LA CORONA MÁS CARA DE LO QUE ESTÁ, Y ASÍ SER RICO! ¡MUY RICO PORQUE ES MUY POBRE!

— ¡Fiscal! Le agradezco que no grite en este tribunal —el Juez está molesto, y la audiencia en general.

— Así nadie me va a escuchar, Su Señoría de la Calveza —rezonga como un adolescente al que sus padres no le dejan salir a una fiesta.

— También le agradezco que no me vuelva a llamar de esa forma.

— ¿O si no qué? —lo reta.

— ¡Oye, Fiscal del la Gordeza! ¡John no sería capaz de hacer algo así! Así que, o dejas de adjudicarle la culpa, ¡o...! —vuelvo a pellizcar a Destiny para que se calle. Chilla de dolor cerca de mi oído.

A este paso empiezo a sentir como si me hubiesen cortado las orejas.

— Destiny, ¡que no se te contagie su forma de hablar, ni nos intentes meter en un problema!

— Pero, ¡es que...!

— Le puedo perdonar esa gracia a tu amiguita, abogada —nos interrumpe el Fiscal.

Ambas lo miramos desconcertadas.

— ¿Y... cómo?

— Fácil. ¡Encuentre un argumento que desacredite el mío! No hablaré con ustedes dos después del juicio por haberme faltado el respeto. Una inocente y confiable propuesta. ¿Acepta?

— ¿Qué dice la Defensa? —el Juez me mira.

Podría aceptarla. El problema es, ¿qué evidencia...?

— Tic-toc, Tic-toc, Srta. Abogada —imita a un reloj meneando la cabeza al ritmo de la onomatopeya dicha.

— ¡Haz algo, Valery! —me susurra Destiny.

— Sé que debo hacer algo —le refunfuño con susurros.

Mejor acepto. Ya se me ocurrirá algo.

— De acuerdo, Fiscal. Acepto.

— El escenario... es suyo —hace una reverencia.

— Empecemos con esto: si es verdad que el Dr. Christown intentó escaparse de la policía —planteo—. La Defensa cree que él no pudo hacer eso.

— ¿Y tiene una prueba para corroborar esa afirmación? —pregunta Su Señoría.

— Sí. Solo hay que prestarle atención a unos elementos de la recepción —les muestro el pequeño parlante.

— ¿Eso es... un parlante?

— Correcto. Aunque sea pequeño, al subirle el volumen es posible quedarse sordo.

— ¿Y cuál es el punto, Abogada? —dice el Fiscal bostezando.

— Bueno, déjeme decirles que Destiny y yo estuvimos en la fiesta. Cerca de las 23:00 horas se escuchó música moderna a todo volumen y luego llegó la policía.

— ¿Y...? —bosteza de nuevo.

— Ése es el detalle. Me explico; este pequeño parlante debió dejar a más de uno sordo. Cabe destacar que la propia policía nos ha dicho que este era el único que funcionaba.

Acta del Veredicto (EN PAUSA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora