Tribunal Supremo, 11 de noviembre, 12:49
— ¡Por fin! ¡Libertad! —suelto con el alivio por fin encontrado. Ya era hora. A partir de este momento, la sala de juicios, para mí, será como una prisión.
Siento la presencia del Sr. Yuste detrás de mí.
— Muchísimas gracias, señor. No sé qué habría hecho —declaro como si fuese una monja rezando a una divinidad
— No tiene nada que agradecer.
— Una pregunta: si usted es Fiscal, ¿por qué razón me ayudó?
No dice nada.
— Le contestaré si vamos a otro sitio.
— Otro sitio... ¡Ya sé! ¿Qué tal a nuestra oficina?
— ¿"Nuestra"?
— Sí. ¡Andando!
Corro a la salida, pero, ¿qué le pasa? Está totalmente ido.
— ¿No viene?
— Y-ya mismo.
Supongo que no me conoce y está así. Normal.
Una vez que sus pies se dignan en seguirme, nos retiramos de la sala, subimos a mi coche y, ¡directo a la oficina!
Briders: Oficina de Abogados, 11 de noviembre, 13:10
Abro la puerta para darnos la bienvenida al descanso tan anhelado.
— ¡Bienvenido! Siéntase como en casa —le ofrezco sentarse en el sofá como si fuese un amigo de toda la vida. Para propiciar un buen ambiente, preparo café y lo sirvo en dos tazas, y le doy una de ellas.
— Gracias —le da un sorbo y yo también.
— Cuénteme... no sé... algo sobre usted —no sé muy bien qué decir. Estar con alguien desconocido que estoy a punto de conocer es algo incómodo y me pone de nervios. Hasta me cuesta dejar la taza sobre la mesa.
Okay, valga la redundancia.
— Me llamo Francisco Yuste, y tal como escuchó en el juicio, soy Fiscal. Ah, y soy uno de sus muchos seguidores.
— ¿De verdad? —no puedo contener la emoción. ¡Estoy frente a un seguidor!
— Su estilo es original. Lo admito.
— ¡Mil gracias! —no me contengo y le doy un fuerte abrazo— ¡No olvide acudir a mí para cualquier cosa relacionada con moda!
Su cara... denota que se siente incómodo, por lo que me aparto.
— Lo siento —bajo la cabeza, muy avergonzada. Diablos, Destiny. ¿Por qué hiciste eso?
— Estoy acostumbrado a todo. Excepto... —niega presunto con la cabeza— No importa.
¿No está acostumbrado a qué? ¡Quiero saber!
— No es importante.
¿Pensé en voz alta?
— Lo está haciendo ahora.
— Mire, usted tiene cara de que quiere decir algo. Suéltelo de una vez.
— Le digo que no es importante. ¿Cuántas veces se lo tengo que repetir? —vocifera y se pone de pie.
Ambos nos quedamos callados.
— Cuando dijo "nuestra oficina", ¿se refiere a que hay más de un dueño?
— Eem... Sí. Pertenece a Valery y a mí.
Me mira por un momento y se vuelve a sentar. Le brillan los ojos por un instante.
— ¿La... conoce?
— Sí. Hace un año... fuimos novios.
— ¡¿Que ustedes quéeeeeeeeeeeeeee?! —de la sorpresa me caigo del sofá y el café que hace milisegundos le iba a dar un sorbo se me derrama encima, así como la taza se cae de mis manos. ¡Esto tiene que ser un sueño! ¡Tuve cuñado y no me di cuenta! Si yo no hubiese sido secuestrada...
— Y en diciembre del año pasado... nuestra relación fue destrozada en mil pedazos —se entristece.
— ¿Qué fue lo que pasó? —recupero el control.
— Es una larga historia.
— Me interesa escucharla.
¡Y muchísimo!
— Debería preparar palomitas de maíz y...
Me aparezco con un bowl lleno de palomitas antes de que termine de hablar.
Valery, ¿por qué nunca me hablaste de esto?
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Acta del Veredicto (EN PAUSA TEMPORALMENTE)
Mystery / ThrillerValery Girers es una prodigio en Derecho Jurídico. Sobresalió en cada una de sus prácticas y evaluaciones para llegar a donde está ahora. Compareciendo en un tribunal según sus ideales. Así caiga, así se frustre, se escucha a sí misma decir: "Creeré...