Narrador omnisciente
Universidad del Sur de California, 17 de enero de 2017
Tres de los mejores estudiantes de Derecho jurídico, y en general de su universidad, se quedaron en su respectivo salón luego de finalizar su clase, a las 14:00 horas.
— Cómo me alegra ser uno de los mejores estudiantes. Todos me tratan como a un Rey —resopló uno de ellos, llamado Jason (al que apodaban como Jay), recostado cómodamente en la silla del profesor y cuyos cabellos rojizos colgaban de su cabeza.
— Y así no tenemos que ver clases todos los días, con los genios que somos —añadió Dustin, el rubio más allegado a él.
— Les aconsejo que no lo tomen tan a la ligera. Eso determinará el nivel de confianza ajeno y propio —dijo el tercero, Francisco, el más tranquilo y serio de los tres.
— No seas aguafiestas —se levantó de la silla—. Podemos pasar todo el rato aquí —pasó su brazo por encima del hombro de Francisco de forma amistosa—, y no nos dirán nada.
— Aunque... siento que nos falta algo. ¿Qué algo? ¡Alguien! —exclamó Dustin.
— ¿No será... novia? —sugirió Jay— ¡Sí! ¡Eso es lo que nos falta! O sea, ¿qué chica no querría estar con un hombre como yo? —presumió su trabajada pero no muy destacada musculatura de sus brazos.
— O como yo —corrigió Dustin e hizo lo mismo.
— Si tiene que ver con el físico, decididamente cambiaré de carrera para ser actor de cine. Caerán del cielo las más hermosas de todas.
— Si es que quieren estar contigo, Jay —se burló Dustin.
— ¡Lo mismo te digo!
— Creo que a Francisco no le hace falta. Tiene el físico adecuado. Es alto y fornido... Para solo una es el perfecto; imagínense si lo ven con pesas entre sus manos —lo inspeccionó como si fuese un policía.
— Pero, ¡¿cómo es que no tiene novia?! ¡Ya deberían haber chicas suspirando embobadas por él!
— Así sean bellas por fuera, no siempre lo serán por dentro —dijo Francisco.
— No te entiendo. ¿Tú entiendes, Dus?
— En absoluto.
Ambos invitaron a Francisco a explicarse.
— Admito que quiero que mi chica ideal... sea de cara y cuerpo hermoso, pero también influye su actitud con los demás y, por supuesto, con ella misma.
— ¿Actitud? —preguntó Jay y se metió un chicle en la boca, y lo empezó a mascar groseramente— A mí me vale un bledo su actitud. ¿Es que... Es que no ves? Es linda y ya. Con eso basta.
— La actitud me importa mucho, y por eso aún no tengo novia. Todas las chicas son muy simplonas, e incluso, irritables —replicó.
— Jay, él se lo pierde. De seguro conseguiremos unas modelos bellísimas en la fiesta de graduación y él sentirá envidia. Se arrepentirá de haber sido muy exigente.
En ese momento tocaron la puerta del salón. Jay fue a abrir.
Y quien estaba afuera era una chica de cabello y ojos marrones claros.
— Hola preciosa —se arrimó al marco de la puerta y tomó la barbilla de la muchacha con su mano—. ¿En qué puedo ayudarte?
Ella se apartó de él. Pero la dejó entrar y cerró la puerta.
— Es que... Me olvidé de recoger uno de mis libros de Derecho jurídico. Salí muy apurada y necesito estudiar urgente —buscó con la mirada los posibles pupitres en los que podría estar su pertenencia.
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Acta del Veredicto (EN PAUSA TEMPORALMENTE)
Misteri / ThrillerValery Girers es una prodigio en Derecho Jurídico. Sobresalió en cada una de sus prácticas y evaluaciones para llegar a donde está ahora. Compareciendo en un tribunal según sus ideales. Así caiga, así se frustre, se escucha a sí misma decir: "Creeré...