Folio N° 15: Peligro

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Narra Francisco

El terror por el que tanto imploré que no se hiciera realidad se cumple delante de mis ojos: que mi Valery yaciera amoreteada en el suelo.

— ¡Valery, no! ¡¿Por qué?! —Destiny le da un ataque de pánico y retrocedo con ella.

Este tipo sabrá qué es desgracia. Si la degolló, sufrirá la misma suerte, y muchísima peor.

— No se precipite a sus pensamientos, Fiscal. Está viva, simplemente se desesperó e intentó escapar. No tuvimos de otra que darle su merecido —cuenta y se quita la capucha. Se le hace notar una cicatriz en su ojo izquierdo, el cabello casi blanco. Su relajada dicción basta para apretar mis puños fuertemente por la rabia y rencor. ¿Cree que eso me tranquiliza?

— Entiendo que siga enamorado, pero tráteme con un poco de respeto, que no soy cualquier cosa  —se burla.

— Ni yo —le replico.

— El amor juvenil. Violento, vengativo... Tú mismo lo creaste...

— Para evitar que todo hombre se meta con ella. Y no quiero escuchar sus experiencias. No me interesan —le contradigo, y él con su repugnante sonrisa dibujada se ríe.

— ¡¿Qué quiere de nosotros, infeliz?! ¡No quiero repetir la pregunta! —Destiny se esconde detrás de mí.

De nuevo apunta con el dardo a nosotros.

— Y yo no quiero matarlos —nos sonríe—. Se lo están buscando —coloca el dardo en el cuello de Valery—. Quiero que me entreguen una sola cosa y ella será libre y no los molestaré.

Destiny se esconde todavía más. Estoy muriendo del miedo por dentro, pero frente a este sujeto aparento estar serio.

— Francisco, ¿qué hacemos? —me pregunta Destiny asustada.

— ¿Crees que puedo pensar en un momento como este? —le gruño.

La vista se me nubla y mi corazón late como si fuese su última vez. No puedo pensar en nada; solo en el peligro que corre mi chica. ¡Sólo en lo más arriesgado para que la suelte!

— Vamos, ¡decidan! —se empieza a impacientar— Agh, si así lo quieren... ¡Tres, dos, UNO! —se prepara para acuchillar a Valery, pero me abalanzo contra él y forcejeamos violentamente, hasta volvió a cortarme la mejilla en el mismo lugar de la herida.

Eso no me importa. Antes yo que Valery.

— Hmph. No te importa tu propia vida. Te felicito —me "alaba" irónico y dificultoso, pues rodeé su cuello con mis brazos para asfixiarlo.

— Arriesgarme no me importa si a ella no le perjudica —lo aprieto más y su respiración se entrecorta.

— Ay, pobre de tu ilusión por protegerla —suspira.

— Ay, pobre de que sea mi VÍCTIMA —mi fuerza lo hace sofocar.

— ¿Y ella no lo fue? 

— ¡¿Qué quiere que le entreguemos?! —le grito cerca de su oído. Y no sé cuántas veces se repitió la misma pregunta.

— Una... prueba... —me agarra de la nuca y mi cabeza se estampa contra el suelo.

— ¡¿P-para qué tantas amenazas?! —Destiny se enoja.

— Mis más sinceras disculpas, Srta. Bridge. Me ahorcarían si no la entrego —me mira rencoroso.

— ¿Y... qué... es? —se pone nerviosa.

— El menú Zafiro.

— Mu... Muy bien. Ya lo busco —no está muy convencida y aun así registra su bolso.

— ¡Destiny! No lo hagas... Esa prueba ya fue autorizada en el juicio, ¡¿y piensas dársela?! —hago el intento de levantarme, pero el hombre patea mi nariz y pongo mis manos sobre ella. Algo frío se desborda entre los espacios de mis dedos. Sangre.

— Morirán juntos. ¡Apúrese! —el grito paraliza a Destiny.

Los tres callamos, expectantes ante el siguiente movimiento.

— ¡¿Es sorda o qué?!

— ¿Qué tiene el menú Zafiro que usted está tan afanado? —pregunta seca.

— ¿No es obvio? ¡Pertenece al Salón Zafiro, y se lo ha robado!

— No, cambie esa mentalidad —camina hacia él. Esta chica, hasta hace un momento, estaba aterrada, y ahora, ¿se atreve a dirigirse a él? —. Algo tiene ese dichoso menú, señor Delincuente. Y esta arma —muestra el dardo. Lo habrá sacado de la pared mientras forcejeamos—, también. ¡Y lo vamos a descubrir quiera o no! —agarra veloz la base de la lámpara que está a su lado y le atiza un golpe justamente en el hueso occipital, dejándolo aturdido y caer sobre Valery.

Logro actuar y la saco rápidamente de encima de él.

— ¡Tenemos que irnos! —exclama Destiny tomando su bolso y yo cargando a Valery en mis brazos.

Ambos salimos con pasos apresurados, porque sentimos que nos empieza a perseguir, dando gritos, insultos...

Logramos montarnos en el carro de Destiny, ella al volante y yo en los asientos de atrás.

Guarda su bolso en la guantera.

— ¡A la comisaría! ¡Acelera! —le digo alterado.

— ¡Sí! —se abrocha el cinturón y pisa el pedal.

Pero sentimos un peso caer sobre el toldo. Es destruido por completo y Destiny grita. Es él.

— ¡No es una broma! ¡Morirá si no me complacen...! —nos amenaza, y hábilmente lo pateo en el estómago y se cae en la acera, dándonos tiempo de arrancar y escapar.

Echo un vistazo atrás de nosotros.

— No lo veo —aviso—. Lo perdimos.

— ¿T-tú sabes... pelear? —me pregunta Destiny con la mirada en el retrovisor. Su cara apunta a que está muy sorprendida.

— Clases extracurriculares —respondo—. Mejor acelera un poco más, por si acaso.

Hace caso y el carro va más rápido. No solo por las capacidades del motor; también por las del motor de otro vehículo chocándose contra el nuestro. El miedo vuelve a aparecer.

 El miedo vuelve a aparecer

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Acta del Veredicto (EN PAUSA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora