Narra Francisco
El terror por el que tanto imploré que no se hiciera realidad se cumple delante de mis ojos: que mi Valery yaciera amoreteada en el suelo.
— ¡Valery, no! ¡¿Por qué?! —Destiny le da un ataque de pánico y retrocedo con ella.
Este tipo sabrá qué es desgracia. Si la degolló, sufrirá la misma suerte, y muchísima peor.
— No se precipite a sus pensamientos, Fiscal. Está viva, simplemente se desesperó e intentó escapar. No tuvimos de otra que darle su merecido —cuenta y se quita la capucha. Se le hace notar una cicatriz en su ojo izquierdo, el cabello casi blanco. Su relajada dicción basta para apretar mis puños fuertemente por la rabia y rencor. ¿Cree que eso me tranquiliza?
— Entiendo que siga enamorado, pero tráteme con un poco de respeto, que no soy cualquier cosa —se burla.
— Ni yo —le replico.
— El amor juvenil. Violento, vengativo... Tú mismo lo creaste...
— Para evitar que todo hombre se meta con ella. Y no quiero escuchar sus experiencias. No me interesan —le contradigo, y él con su repugnante sonrisa dibujada se ríe.
— ¡¿Qué quiere de nosotros, infeliz?! ¡No quiero repetir la pregunta! —Destiny se esconde detrás de mí.
De nuevo apunta con el dardo a nosotros.
— Y yo no quiero matarlos —nos sonríe—. Se lo están buscando —coloca el dardo en el cuello de Valery—. Quiero que me entreguen una sola cosa y ella será libre y no los molestaré.
Destiny se esconde todavía más. Estoy muriendo del miedo por dentro, pero frente a este sujeto aparento estar serio.
— Francisco, ¿qué hacemos? —me pregunta Destiny asustada.
— ¿Crees que puedo pensar en un momento como este? —le gruño.
La vista se me nubla y mi corazón late como si fuese su última vez. No puedo pensar en nada; solo en el peligro que corre mi chica. ¡Sólo en lo más arriesgado para que la suelte!
— Vamos, ¡decidan! —se empieza a impacientar— Agh, si así lo quieren... ¡Tres, dos, UNO! —se prepara para acuchillar a Valery, pero me abalanzo contra él y forcejeamos violentamente, hasta volvió a cortarme la mejilla en el mismo lugar de la herida.
Eso no me importa. Antes yo que Valery.
— Hmph. No te importa tu propia vida. Te felicito —me "alaba" irónico y dificultoso, pues rodeé su cuello con mis brazos para asfixiarlo.
— Arriesgarme no me importa si a ella no le perjudica —lo aprieto más y su respiración se entrecorta.
— Ay, pobre de tu ilusión por protegerla —suspira.
— Ay, pobre de que sea mi VÍCTIMA —mi fuerza lo hace sofocar.
— ¿Y ella no lo fue?
— ¡¿Qué quiere que le entreguemos?! —le grito cerca de su oído. Y no sé cuántas veces se repitió la misma pregunta.
— Una... prueba... —me agarra de la nuca y mi cabeza se estampa contra el suelo.
— ¡¿P-para qué tantas amenazas?! —Destiny se enoja.
— Mis más sinceras disculpas, Srta. Bridge. Me ahorcarían si no la entrego —me mira rencoroso.
— ¿Y... qué... es? —se pone nerviosa.
— El menú Zafiro.
— Mu... Muy bien. Ya lo busco —no está muy convencida y aun así registra su bolso.
— ¡Destiny! No lo hagas... Esa prueba ya fue autorizada en el juicio, ¡¿y piensas dársela?! —hago el intento de levantarme, pero el hombre patea mi nariz y pongo mis manos sobre ella. Algo frío se desborda entre los espacios de mis dedos. Sangre.
— Morirán juntos. ¡Apúrese! —el grito paraliza a Destiny.
Los tres callamos, expectantes ante el siguiente movimiento.
— ¡¿Es sorda o qué?!
— ¿Qué tiene el menú Zafiro que usted está tan afanado? —pregunta seca.
— ¿No es obvio? ¡Pertenece al Salón Zafiro, y se lo ha robado!
— No, cambie esa mentalidad —camina hacia él. Esta chica, hasta hace un momento, estaba aterrada, y ahora, ¿se atreve a dirigirse a él? —. Algo tiene ese dichoso menú, señor Delincuente. Y esta arma —muestra el dardo. Lo habrá sacado de la pared mientras forcejeamos—, también. ¡Y lo vamos a descubrir quiera o no! —agarra veloz la base de la lámpara que está a su lado y le atiza un golpe justamente en el hueso occipital, dejándolo aturdido y caer sobre Valery.
Logro actuar y la saco rápidamente de encima de él.
— ¡Tenemos que irnos! —exclama Destiny tomando su bolso y yo cargando a Valery en mis brazos.
Ambos salimos con pasos apresurados, porque sentimos que nos empieza a perseguir, dando gritos, insultos...
Logramos montarnos en el carro de Destiny, ella al volante y yo en los asientos de atrás.
Guarda su bolso en la guantera.
— ¡A la comisaría! ¡Acelera! —le digo alterado.
— ¡Sí! —se abrocha el cinturón y pisa el pedal.
Pero sentimos un peso caer sobre el toldo. Es destruido por completo y Destiny grita. Es él.
— ¡No es una broma! ¡Morirá si no me complacen...! —nos amenaza, y hábilmente lo pateo en el estómago y se cae en la acera, dándonos tiempo de arrancar y escapar.
Echo un vistazo atrás de nosotros.
— No lo veo —aviso—. Lo perdimos.
— ¿T-tú sabes... pelear? —me pregunta Destiny con la mirada en el retrovisor. Su cara apunta a que está muy sorprendida.
— Clases extracurriculares —respondo—. Mejor acelera un poco más, por si acaso.
Hace caso y el carro va más rápido. No solo por las capacidades del motor; también por las del motor de otro vehículo chocándose contra el nuestro. El miedo vuelve a aparecer.
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Acta del Veredicto (EN PAUSA TEMPORALMENTE)
Mystery / ThrillerValery Girers es una prodigio en Derecho Jurídico. Sobresalió en cada una de sus prácticas y evaluaciones para llegar a donde está ahora. Compareciendo en un tribunal según sus ideales. Así caiga, así se frustre, se escucha a sí misma decir: "Creeré...