Folio N° 4: Precipitaciones

31 12 15
                                    

— ¡Objeción! —grito impidiendo que se emita el veredicto.

Todos me miran sorprendidos.

— ¿Ha... ha... hay algo... más... que... quisiera... comentar, Srta. Girers? —Su Señoría titubea ante mi acción... quizás inesperada.

—Es grosero interrumpir a los demás —Arturo se burla arrogante—. Anda ya, díganos lo que quiera decir.

Primero pienso en lo que voy a decir... Ahora sí, es el momento.

—Quiero que presten atención al horario. ¿No encuentran nada raro en él, que no coincide con lo que hemos escuchado? —me dirijo de tribuna a tribuna mostrando la página concreta.

 ¿No encuentran nada raro en él, que no coincide con lo que hemos escuchado? —me dirijo de tribuna a tribuna mostrando la página concreta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todos están perplejos, mirándose unos a otros para saber si tienen la respuesta correcta.

—Sabemos los planes que tenía el Sr. Suárez, pero... ¿cuáles eran los de la Srta. Boldini? —trato de persuadirlos. El Juez está meditando.

— Srta. Girers, tal vez lo mejor sería que nos aclarara eso "raro" que hay en el horario —reprende el Juez.

— Ningún problema, Su Señoría.

La mirada seria de Arturo penetra en mí. Pero eso no me asusta.

—Antes que nada, los testigos declararon que, el 05 de agosto a las 19:20 horas hubo un forcejeo, ¿correcto? —me explico.

—S-sí, claro—se nota la inseguridad de Vidsew desde todos los ángulos.

— Entonces, ¿cómo explican esto? —los hago mirar al folio que contiene el horario— ¿Cómo explican la última jornada de cada día? —insisto.

El Juez está sorprendido. Sus ojos parecen platos y no puede abrir más la boca de lo que puede. 

Se ha dado cuenta.

—N-no puede ser. A-a las 18:00 horas... ¡la Srta. Boldini terminaba de trabajar! —concluye pasmado.

— ¡Exacto! El Sr. Suárez no pudo haber ido a la oficina de su jefa a supuestamente atacarla, ¡porque ya ella no estaba ahí!

Se escucha alboroto en la sala. Unas voces de acuerdo, y otras

— ¡Orden! ¡Orden! —dice a gran voz el Juez mientras choca el mazo continuamente contra su base para calmar a la audiencia— La Defensa tiene razón...

— ¡Objeción! —interrumpe Arturo— No se puede... ¡afirmar algo así!

— ¿Oh? ¿Y por qué no, Fiscal? —le hago frente con mi tono de voz.

—Sencillo. Suárez pudo haber ido ANTES de las 19:00 horas —deduce... erróneamente.

— Imposible, Arturo —niego con la cabeza—. Está muy equivocado.

Acta del Veredicto (EN PAUSA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora