Prefacio
El hombre me miraba desde la distancia; vestía de traje, un traje que parecía valer lo mismo que valdría mi guardarropa completo, y quizá me quedo corta. Sus ojos color claro como los de un gato montés, me observaban fijamente haciéndome sentir intimidada, torpe e indefensa. Aquel sujeto que siempre aparecía a la misma hora, entraba en el café Bart a desayunar, quiero suponer; pero antes de ello, se fumaba un cigarrillo afuera, apoyado en su BMW valorado en miles y miles de dólares. El mundo a su alrededor parecía estar a sus pies, y yo me sentía como una simple plebeya desde mi posición en la panadería de enfrente, en donde debía limpiar las vidrieras bajo aquella mirada inquisidora. Sentía sus ojos puestos en mí, al principio creí que podría ser mi imaginación, ¿Por qué un sujeto como él se detendría a verme? Pero la escena se repetía todos los miércoles, cuando a mitad de semana me tocaba a mí salir a hacer el no deseado labor de limpiar las vidrieras. Las primeras dos semanas, no me pareció más que una coincidencia. Era una coincidencia que aquel hombre de traje, bien fornido, incipiente barba, tez blanca y mandíbula cuadrada, con ojos brillantes y claros como un faro en plena noche, estuviera prestándole atención a la empleada de la panadería, que no hacía más que limpiar los vidrios muerta de frío en pleno invierno. Tampoco es que estuviera admirando mi exuberante belleza, porque no había tal belleza para apreciar. He pasado un año complicado, he perdido peso, soy mucho más bajita que muchas de mis compañeras de trabajo y que muchas chicas de mi edad, y me acompaña un rostro de niña que hace que las personas duden de que realmente tenga 21 años.
Aunque estaba bastante segura de que me observaba, no comprendía porqué. El ante último miércoles quise desligarme de la tarea, para no tener que cruzarme con el sujeto, pero ninguna de mis compañeras quiso tomar mi lugar, me preguntaron porque razón quería hacer un cambio, pero no quise decirles, debido a la vergüenza que me dio confesarles que tenía miedo del hombre guapo que se paraba en la vereda de enfrente, y miraba siempre hacía donde estaba yo haciendo la limpieza. Era estúpido siquiera pensar que ese tipo podría hacerme algo, conocía a mis compañeras de empleo, decirles la verdad, sólo desataría risas y bromas por el resto del año. ¿Por qué me estaría prestando atención a mí? ¿De verdad creía que podía ser lo suficiente atractiva o llamativa para alguien como él? Debía estar cansada, y quizá todo era mi imaginación, últimamente mi vida era un desastre, y la supuesta mirada de aquel sujeto con pinta de millonario, estaría siendo lo más interesante que me sucedía en meses.
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¡Hola! Bienvenidas a esta nueva novela, que traigo a la plataforma. Espero que les haya gustado el prefacio. No olviden votar y dejar algún comentario, diciéndome que les pareció.
Antes de continuar la lectura, me gustaría dejar claras algunas cuestiones; una de ellas es , que van a encontrar en la historia contenido para adultos, así que leen bajo su propia responsabilidad. Con esto no me refiero a que la historia estará plagada de escenas eróticas, bien sabemos que el contenido para adultos, no solamente refiere al sexo. La segunda cuestión, para tener bien presente; esto es ficción. Saben a qué me refiero y saben porqué lo digo. Últimamente en wattpad hay mucha susceptibilidad.
La última cuestión, que ya saben si leyeron otra de mis historias, es que no tengo días específicos para actualizar. Puede ser cada una semana o cada dos o cada tres ... siempre depende de mi inspiración, de mi tiempo, bueno en fin.
Por el momento eso es todo. Muchas gracias por haber leído este prefacio, y ojalá les haya atrapado tanto como para agregar la historia a sus bibliotecas.
Saludos ♥️
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¿Qué necesitas?
Teen FictionDarío D'Angelo, apuesto, millonario y generoso. Era un hombre con muchas virtudes, y unas costumbres un poco raras. América, era una jovencita desdichada, que tuvo la suerte de ser vista entre tantas mujeres y ser elegida por Darío. Pero... ¿Ser ele...