07: Promesas

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Los chicos y chicas iban de un lado a otro buscando su siguiente clase o haciendo algún deporte para pasar el rato, estando a tan pocos días de terminar el campamento todos querían disfrutar al máximo, llevándose un recuerdo agradable de lo que, para muchos al inicio fue un castigo y terminó siendo las mejores vacaciones de sus vidas.

Akira era uno de esos.

Sin duda pensaba que lo mejor del mundo era haber ido a ese campamento, no por la diversión ni los juegos sino por aquel británico que le había robado el corazón, el pelirrojo había aceptado al fin-desde hace unos días-que Kenzie le gustaba y él estaba dispuesto a intentarlo todo con él, quería poder presumir al británico como suyo porque no estaba dispuesto a soportar los coqueteos de otros hacia el pelinegro pero, ahora se sentía confundido e incluso afligido, Kenzie ha estado comportándose diferente, nada como lo hace usualmente, siente que lo ha estado evadiendo y sus muestras de cariño se han ausentado.

Akira no sabe si hizo algo malo o qué ha pasado realmente, sin embargo, necesita hablar con él de manera urgente sin importar que ahora deba estar en sus clases de matemáticas.

Corre de forma sigilosa entre los arbustos hasta la cabaña de Madame Laforêt donde sabe que se encuentra el pelinegro, procura que nadie lo vea y se oculta tras las cabañas, a pesar de ello falla en el intento siendo descubierto por la propia Madame Laforêt mientras camina hacia la "dirección".

-señor O'Brien ¿no debería estar en clases?-cuestionó la platinada mirando fijamente al menor-

-Akira tragó saliva-yo...sí pero, necesito hablar con Kenzie

-Kenzie-repitió la mujer y él asintió-se han vuelto muy amigos ¿no?,los he visto comer juntos y salir a jugar

-pues sí-admitió, luchando para no empezar a tartamudear o sonrojarse-iré a clases enseguida solo...necesito hablar con él de algo importante

Madame Laforêt guardó silencio y el pelirrojo pensó que lo enviaría de vuelta a sus clases. Se equivocó.

-haré una excepción. Nadie debe enterarse ¿de acuerdo?-indicó ella, sorprendiendo a Akira-he notado muy triste a Kenzie últimamente tal vez tú puedas saber qué es. Le tengo estima, es un gran chico

-muchas gracias-le dijo el de orbes azulados, corriendo hacia la cabaña-

Al llegar y empujar la puerta de madera le observó en una de las sillas junto a la mesa de té, leyendo un libro en completo silencio, el pelirrojo carraspeó para llamar su atención y los hermosos ojos grises del contrario se clavaron en los suyos.

-deberías estar en clases-puntuó el mayor al verlo-vas a meterte en problemas

-es lo de menos-pronunció Akira, caminando hacia el mayor-quiero que me digas qué te ocurre ¿por qué has estado tan diferente conmigo?

-estoy bien, Akira-el británico cerró el libro, dejándolo descansar sobre la mesa-estoy igual que siempre

-no es cierto. No mientas-demandó el pelirrojo, frunciendo ligeramente el ceño-¿te hice enojar? ¿hice algo que no te gustó?

-¿qué? claro que no-negó inmediatamente el de orbes grises-

Akira estaba empezando a desesperarse y su cabeza solo buscaba alguna señal que le ayudara a comprender por qué el pelinegro había estado evadiéndolo, no recordaba nada sin embargo, su pecho dolía un poco, y una idea que amenazaba con herirlo cruzó por su cabeza.

-ya no te gusto-soltó en un hilillo de voz, evitando la mirada del contrario-¿Es eso?

El británico se paró enseguida de su asiento y posicionándose frente al menor posó ambas manos en sus hombros para obligarlo a que le mirase.

-no es eso. No pienses eso jamás-dijo con firmeza el cabellos azabache-no quiero ver como tus ojos reflejan tristeza y no esa fiereza y decisión que tan loco me trae. Claro que me gustas.

-¿entonces por qué has estado así?-preguntó Akira, clavando su mirada en la del contrario.

-Kenzie soltó un suspiro-no estoy listo para dejarte ir. El campamento acaba en unos días, Akira. Yo, sé que voy a extrañarte demasiado. Siento haber estado distante, yo, creí que debía aprender a afrontarlo desde antes

Los brazos del pelinegro le rodearon enseguida, le acariciaron con cuidado y lo protegieron de sus inseguridades, Akira escondió su rostro en el cuello del mayor sintiendo como este se aferraba a su cintura, se sentía aliviado.

Si bien era cierto que pronto tendrían que dejar de verse aquello tenía solución y no era tan grave como que su británico haya dejado de quererlo.

-eres un tonto a las tres, Kenzie Riley-le dijo el ojiazul sin separarse de él-que no vayamos a vernos no quiere decir que no sigamos siendo amigos

-Akira, creo haber sido muy obvio y directo cuando dije que me gustabas-habló el pelinegro, besando la frente del menor y separándose para mirarlo-¿Pretendes dejarme en la friendzone o algo parecido?

-tonto a las tres-volvió a decir Akira-¿No has escuchado de las relaciones a distancia?

-claro que sí, Akira-suspiró Kenzie-¿y tú crees que funcione?. No manejo muy bien el tema de no estar junto a una persona importante, a pesar de ser algo subjetivo y una cuestión de expectativas, además aún estamos en proceso de conocernos, hay mucho que debemos aprender del otro

-va a funcionar-le aseguró el pelirrojo con un brillo único en sus ojos-prometo que te llamaré todos los días, gastaré mis ahorros en ir a visitarte, prometo que no voy a dejar que la distancia lo arruine...Rayos, eso ha sonado cursi

-el pelinegro empezó a reír-sí, ha sido cursi-Kenzie levantó su mano y acunó la mejilla del menor-y eso que no somos pareja

-Kenzie, quiero que seamos novios-le pidió el irlandés-estoy seguro de que...de que te quiero

-yo también te quiero, Akira-el británico le brindó una pequeña sonrisa mientras acariciaba su mejilla-haremos una cosa ¿bien?

-¿qué cosa?-enarcó una ceja el pelirrojo-

-esto va a ser duro-admitió el de orbes grisáceos-pero realmente quiero que esto funcione, quiero saber que vamos a poder mantener una relación a distancia. Así que, tendremos que esperar para...formalizar esto que tenemos

-¿qué? ¿no hablas enserio?-se quejó el mitad japonés-

-son cinco horas en avión de Manchester al Condado de Clare, estaremos separados por kilómetros y kilómetros y si podemos superar los primeros meses sin que nada cambie creo firmemente que podremos mantener una relación-Kenzie expuso su punto de vista-

-¿cuántos meses?-cuestionó Akira, soltando un poco el agarre que aun mantenían-

-seis meses-contestó el pelinegro-

El de cabellos rojizos mordió su labio para no protestar, le parecía demasiado tiempo, infinito si contábamos su poca paciencia sin embargo, él sabía perfectamente como era Kenzie, había aprendido a conocerlo durante esos tres meses y a ciencia cierta su amigo era alguien quién se regía a los hechos, las pruebas y siempre apuntaba a lo seguro, si Akira quería demostrarle a Kenzie que iba enserio con sus sentimientos tenía que, muy a su pesar, aceptar.

-bien-resopló, levantando la mirada para observar aquellos ojos grisáceos que lo habían cautivado-seis meses. Pero, solo acepto para que veas que realmente...me gustas. ¡Es difícil decir estas cosas, Kenzie!

-no es difícil. Lo complicado es encontrar las palabras correctas-le dijo el británico, besando con dulzura la mejilla del irlandés-decir que el corazón tiene nuestros sentimientos es solo una expresión poética muy popularizada y, aun así, sin saber a ciencia cierta qué es el sentir, lo humanos podemos amar de formas infinitas. Cuando encuentres tu manera de amar, la que te permita hablar con sinceridad, no será difícil

-¿cómo hablas tanto?-se quejó Akira notablemente sonrojado-

-ya te contaré por qué-habló de manera risueña el de ojos grisáceos-y, yo también te prometo algo. Daré todo de mí para que en seis meses seamos novios

-ni siquiera puedo esperar-murmuró volviendo a abrazar con fuerzas a Kenzie-

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