10: Ruptura

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La música electrónica resonaba contra las paredes, las luces de neón coloreaban los pisos, jóvenes saltaban por todos lados y bebidas vistosas viajaban de un lado a otro acabando con la conciencia de muchos. La fiesta había comenzado hace cuatro horas y en ese momento de la noche, a punto de tocar las campanadas de las doce el pelirrojo de ojos celestes luchaba por sostenerse en pie contra la barra.

Había estado simplemente bailando y charlando con sus amigos, tratando de despejar su mente y divertirse un rato, un primer vaso con cerveza llegó a sus manos invitada por uno de sus compañeros de clases, se negó inicialmente, sin embargo, la insistencia fue mayor y terminó mojando sus labios con el líquido amarillento. 

Aquel primer vaso se hicieron más y, aunque no era como si hubiese bebido hasta hartarse, él realmente no tenía tanta resistencia como la que presumía.

Las horas pasaban y Akira realmente no se daba cuenta.

Algo mareado tanteó un taburete al final de la barra y con dificultad sacó el móvil de su bolsillo, entre los cuerpos que bailaban en la pista y el dolor latente de su cabeza tecleó aquel número que conocía de memoria.

Porque...¿Qué mejor que marcarla al chico que te gusta mientras estas ebrio, a las dos de la mañana?

Dos, tres, cuatro pitidos le dolieron como el infierno hasta que escuchó el corte de la llamada y una voz adormilada le respondió.

-¿Akira?-pronunció de forma pesada-¿qué hora es? ¿te sucedió algo?

-Kenzieee...-soltó con una voz chillona-no pasa nada. Estoy de maravilla

-¿Akira?-repitió el pelinegro esta vez extrañado-

-vine de fiesta, ya sabes, para, divertirme-explicó, tropezando con las palabras-

-¿estás ebrio?-cuestionó notablemente molesto, sentándose sobre su cama-

-un poquito-el pelinegro rió-había una cosa verde y roja que sabía de lo peor

-rayos, Akira. Me dijiste que no beberías-reprochó el británico-apuesto que no puedes ni mantenerte en pie

-es que tú no sabes divertirte, Kenzie-le dijo el irlandés-

-no necesito perder la conciencia para divertirme-refutó el de orbes grises-

-eres un amargado. Ni es para tanto-continuó Akira, mientras la cabeza le daba vueltas-

-si te digo que no bebas es porque me preocupas-insistió Kenzie-pero veo que no lo entiendes

-tsk, cállate, me duele la cabeza-gruñó el pelinegro. A esas alturas ya no era consciente de lo que decía-

-por favor, Akira, ya deja ese lugar y vete a casa-pidió el mayor, preocupado, suavizando el tono de voz-

-ahg, no hables tanto

-¡Akira ve a bailar!-se escuchó de fondo a alguno de sus amigos-

-cariño...-Kenzie suavizó su tono-no deberías estar bebiendo, mejor ve a casa y duerme un poco, seguro mañana no soportarás el dolor de cabeza.

-tú...hip...hip tú no me mandas. ¿En qué hora me vine a fijar en ti?-el pelinegro sintió arcadas, como el pecho le quemaba y un sabor amargo amenazaba con llenar su boca-no, no. No eres mi novio así que ssshh...-soltó una risa pesada y tonta, desbordando palabras porque sí-

Silencio.

-no lo sé, Akira-soltó con dolor impregnado en sus palabras-claramente cometiste un error en todo caso

-Kenzie...¿Ken?-balbuceó, no estando en sus cabales-

-déjalo, O'Brien-Kenzie suspiró secando las lágrimas que le rodaban por las mejillas-¿Sabes lo que me duele estar lejos de ti después de haberte dicho que me...gustas?. Rayos, enserio, rayos, tú no comprendes como me siento, solo llamas ebrio y empiezas a romperme de una forma estúpida. ¡Te di mi primer beso, idiota! Sino estabas interesado sólo tenías que decirlo 

Y tras colgar, ambos sintieron el peso de sus palabras.

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