9. La curiosidad que mato al gato

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Como no tenía ningún combate solo salí de mi habitación para comer y el resto del tiempo me encargué de arreglar lo que no fui capaz de hacer ese día. Ya era media noche, pero no tenía sueño.

Salí de mi habitación después de guardar todo en la caja fuerte, los pasillos estaban desiertos. No había un límite que impedía a los participantes salir de sus habitaciones, pero la mayoría preferían descansar, la siguiente fase había comenzado y los demás querían estar a la altura durante sus combates.

Dormir comer y entrenar.

Todos hacían eso, todos menos yo.

Salí sin haber puesto maquillaje sobre el golpe porque nadie me vería, la noche era fría, y aunque no me molestaba me puse una chaqueta para disimularlo y salí en pijama. Fui al lugar al que Brandon me había llevado, pero para mí sorpresa estaba ocupado y no era tan secreto como imaginé, pensé en volver por donde había venido pero su voz me detuvo.

—Ya te vi. Hablo firme y salí de mi escondite.

Pensé lo que haría y tome aire para armarme de valor y sentarme a su lado.

— ¿Qué haces? Es tarde para estar aquí. Quise parecer desinteresada pero no me salió como esperaba.

— No sabía que debía darte explicaciones sobre las cosas que hacía.

Su tono frío me afectó y sin saber por qué desvíe la mirada al piso y me abrace a mí misma.

Sentí su mirada sobre mí y sin que se lo pidiera encendió un par de ramas haciendo una pequeña fogata. Supe que abrazarme a mí misma era una señal de que tenía frío, pero, aunque no era verdad le agradecí el gesto. Igual, no podría explicar por qué el frío no me afecta.

— Lo siento.

Por un momento creí que mi audición me falló y me pregunté si de verdad esas palabras salieron de sus labios y si había sido así ¿Por qué se disculpaba?

Aún no me animaba a verlo, pero sentía como su mirada me suplicaba que lo hiciera, acepte su petición y ambos nos perdimos en los ojos del otro. Nos acercamos a escasos centímetros y él llevo su mano a mi lado maltratado.

Desvió la atención de mis pupilas y se concentró en el hematoma que ya debía estar entre morado y verde. Suspiro y llevo su mirada al suelo por unos segundos para volver a concentrarse en mi pómulo.

Paso sus dedos por el golpe e hizo presión gradualmente. El dolor me hizo expulsar una lágrima del mismo lado, Connor lo noto y paso su pulgar para ahuyentarla, después llevo su mano a su cabello frustrado y dejo de mirarme.

— Lo siento. Volvió a decir el doble de frustrado que antes.

Ninguno hablo en los siguientes quince minutos y nos dedicamos a escuchar a los búhos.

—Sabes, nunca imaginé que alguien pudiera engañarme de esa forma. Menciono sorprendido.

—Siempre hay una primera vez para todo.

Ambos sonreímos sin mirarnos.

—Tienes razón y tampoco hay que juzgar por las apariencias. Jugué con mis dedos al escuchar esa frase y le di la razón.

— ¿Qué paso contigo estos días?

El chico no pareció entender y suspire mientras buscaba las palabras correctas.

— No es que quiera involucrarme, pero estos últimos días estuviste enojado, no sé si tenga que ver con tu posición en el tablero o los comentarios de los fanáticos sobre nuestros últimos enfrentamientos... en resumen, quiero decir que te siento diferente.

ElemindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora