14. Ni una lagrima

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Salí de mi habitación a media noche con el collar en mi bolsillo, porque quería despejar mi mente. Hace nueve años exactos mi mamá murió y los recuerdos de ella junto al momento donde nos dieron la noticia no me dejaban tranquila.

Desde hacía años no lloraba en el día de su muerte ella me hacía falta, pero recuerdo haberle prometido que sería fuerte hasta en las peores circunstancias y eso la hacía sonreír por lo que para mí llorar el día de hoy era hacer una traición a mi palabra.

Sin pensarlo estaba frente a la puerta de la habitación de los chicos, y no sabía porque, Brandon creía que nunca había conocido a mi madre por lo que no podía hablarle de lo pasaba, sin embargo, sabía que me abrazaría sin hacer preguntas y quería estar con alguien.

Antes de tocar la puerta me arrepentí, hoy sería el primer combate grupal de esta fase y seguro quería descansar para estar activo al igual que sus amigos.

Escuché una puerta abrirse a mi derecha y al voltear vi a Connor, estaba en el marco y respiraba agitado, también estaba pálido y sus ojos tenían rastro de haber llorado. Nos miramos unos segundos y después él eso se fue del lado contrario a donde yo estaba.

Agite mi cabeza sin comprender lo que mis ojos habían visto y sin saber la razón que me llevo hacer eso fui tras él. Lo encontré en el bosque a unos metros de donde el límite terminaba.

Estaba sentado contra un árbol y sujetaba con ambas manos su cabello como si estuviese desesperado, tenía su cabeza entre sus piernas y sabia por el sonido de su respiración que estaba llorando. Temblaba por el frío, por eso me quite la chaqueta negra que por suerte me quedaba grande y la deje caer sobre sus brazos desnudos.

Me senté en el árbol, pero a unos centímetros de él para darle espacio y solo lo escuché sollozando.

No sabía lo que pasaba, pero me hacia una idea, los últimos días habían hablado mucho de él, lo habían criticado más que en los años pasados sobre su desempeño, sus ataques, incluso escuche que había discutido con algunos de los miembros de su antiguo equipo.

Connor no parecía ser una persona a la que le importara la opinión de los demás y tenía un porte de superioridad donde se mostraba muy seguro de sí mismo, pero fácilmente ese porte podía ser solo un caparazón. Sé que tenía años de experiencia en este mundo, sin embargo, a pesar de la época en la que vivíamos y los avances que habíamos conseguido, aún no habían inventado un suero para no romperse ante la presión por lo que en ese ámbito aun seguíamos siendo humanos.

Al verlo en ese estado me vi reflejada en él, los primeros meses de haber perdido a mi mamá los pasaba llorando, mi hermano siempre fue más fuerte que yo y mejor para no dejarse llevar por lo sentimientos y era él quien me consolaba siempre.

No me atreví a decir nada, primero por no saber qué era lo que le pasaba y segundo por miedo a decir algo que lo hiciera sentir peor. Mire al cielo buscando esos dibujos que mama siempre decía que escondían las estrellas, las llamaba constelaciones al igual que las personar que habían escrito libros sobre ellas siglos atrás.

Sonreí cuando no encontré ninguna después de casi diez minutos observando, siempre culpé a la creatividad de su interior por eso, desde hace mucho decían que los artistas podían ver cosas que otros no, ya que sus mentes estaban abiertas y dispuesta a encontrar arte donde los demás solo veían normalidad.

Nunca fui buena dibujando, escribiendo o haciendo las cosas que ella amaba, creo que lo único que sabía hacer era cantar, pero lo odiaba, ella y yo nunca pensamos, ni vimos las cosas de la misma manera, pero eso lo que me gustaba de estar con ella, siempre me hablaba de técnicas de pintura a la antigua y aunque después se me olvidara todo disfrutaba escucharla.

ElemindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora