15. Diamante en bruto

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Dos horas antes del reto habíamos sido citados todos los participantes a uno de los laboratorios, Connor estaba frente a mi hablando con Gustavo, intente llamar su intención, pero no quiso darme ni siquiera una mirada como si nuestro encuentro de hace unas horas nunca hubiese pasado.

Según las indicaciones nos aplicarían un suero que necesitaríamos para el próximo reto, no nos dijeron para que, pero insistieron que era obligatorio para participar. Cuando dijeron mi nombre seguí el mismo protocolo que los otros nueve participantes que habían pasado antes y levanté la mano.

Segundos después Connor fue llamado y entramos casi al mismo tiempo a uno de los laboratorios, un enfermero me indico que me sentara en la silla junto a él y me quitara la chaqueta, hice lo que me dijo sin preguntar nada y dejando que hiciera todo lo que tenía que hacer me concentre en otra cosa.

Sentí la mirada de Connor cuando descubrí mi espalda y supuse que se había visto los nuevos hematomas que había. Estuve pendiente de los movimientos del enfermero hasta que papá entro en la sala, como siempre estaba viendo los cálculos o resultados de sus experimentos y seguí sus pasos de reojo por precaución de que volteara.

Hablaba con las demás personas de batas blancas sobre el torneo y mencionaron que este suero debía tener éxito o de lo contrario cambiarían la formula. Mientras que nosotros aun no sabíamos de que nos serviría y ellos no tenían intenciones de decirnos.

Me concentré tanto que solo volví a la realidad por las palabras del enfermero diciéndome que había terminado.

— Ya puede irse señorita. Dijo cuando papá había salido.

— Si... gracias.

Sacudí mi cabeza y me levante a buscar mi chaqueta, mire mi reflejo en el espejo, y al voltear para ver mi espalda note que las marcas misteriosas ya no estaban al igual que mis hematomas.

— ¿Usted desapareció las marcas?

— Acelere la curación de los hematomas de su espalda y del rostro, pensé que sería mejor para usted. Respondió inocente.

— Pero también desapareció las machas.

Era imposible que no las recordara considerando que fue de ese lado donde me aplico el suero, aunque al verlo parecía no entender de qué le hablaba.

— Señorita yo no vi nada, lo siento.

Me pareció muy extraño ya que hace unas horas las había visto antes de salir de mi habitación, quise reclamar para saber cómo no las había visto, pero me di cuenta de la presencia de Connor y decidí no decir nada.

— Perdón seguro me confundí.

Terminé de ponerme la chaqueta y me dirigí al lugar asignado, pensando en que tal vez tenía razón, primero no sabía cómo las había obtenido y tampoco sabía lo que eran, parecían hematomas, pero ningún golpe dejaba esa distribución y las manchas como yo les decía tampoco aparecían y desaparecían como si nada.

Al no saber lo que eran ni cómo se habían originado fácilmente pudieron desaparecer tan rápido como llegaron. Mientras caminaba quien paso junto a mí golpeo mi hombro.

— Perdón. Lo escuche decir primero y levante la mirada, era contemporáneo a mí y no parecía pertenecer al equipo técnico, incluso por su físico y el tatuaje de su cuello característico de un grupo de elementals me hicieron entender que era uno de ellos.

— Fue mi culpa tranquila.

Me sonrió y siguió su camino del lado contrario al mío y cuando volví a fijar mi vista al frente me topé con Brandon, que intentaba cubrir su gran sonrisa con su mano mientras yo solo me preguntaba ¿Que tenía en la cara o el cabello? que le causara tanta gracia al chico, para tener tal reacción.

ElemindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora