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Desde hace muchos siglos los seres paranormales conviven en secreto con los humanos, sólo unos pocos saben de su existencia, pero aquellos que lo saben, deben tener cuidado de revelar su este hecho pues pueden sufrir graves consecuencias.

Los vampiros, no son seres como las películas muestran, estos aman la comida humana, no se convierten en cenizas al recibir la luz del sol y ni brillan con ella tampoco, si tienen una fuerza extraordinaria, colmillos y sus ojos cambian de color, pero depende del clan de donde nacieron que pueden ser rojos si pertenecen al clan de fuego, dorados al clan de la tierra, verde brillante si son del clan del viento y plateados del clan del hielo.

Los cuatro aquelarres de Bangkok conviven en paz, gracias a que ya no es necesario tener a los humanos y hombres lobos como esclavos de sangre, las nuevas leyes no permiten que esto sea posible y si llegan a lastimar a un humano será penado con la muerte por parte del consejo paranormal,  ahora toman un plasma especial con efectos parecidos a la sangre.










Caminando de un lado a otros desde su pequeña oficina Earth no dejaba de revisar y ajustar la agenda de su exigente jefe, siendo uno de los dueños de la empresa productora de plasma vampírica, su trabajo era arduo, no recordaba la última vez que su jefe había tomado vacaciones, respondiendo una llamada desde la recepción, se sorprende de ver entrar a la madre de su jefe. 

-Es un placer verla de nuevo Reina Khem- haciendo una reverencia.

-Lo mismo digo Earth-sonriéndole- Y déjame decirte que cada día estás más guapo, sigo sin creer que seas humano, tu pálida piel me sigue desconcertando- provocando que el joven se ruborizara.

-¿Cuál es su loca teoría ahora majestad?- sonriendo amablemente.

-Tal vez eres un elfo de los bosques- escuchando al joven reír.

-Esa es nueva... he pasado de hombre lobo, brujo, cambiaformas,vampiro y ahora elfo- riendo.

-Te estaré vigilando Earth... pero he de decirte que más que nada, sigo sin entender cómo es que soportas a mi hijo.

-El truco es saberlo manejar majestad.

-Ese hombre es más un demonio que un vampiro- siendo guiada hacia la sala privada de la presidencia- Eres el único que lo soporta. 

-Enseguida le digo que ya llegó.

-Gracias... pordrías traerme de esas deliciosas galletas que preparas.

-Se las traeré enseguida... ¿plasma?- viendo a la reina asentir, retirándose haciendo una reverencia.






Un apuesto vampiro, veía los autos pasar desde el ventanal de su oficina en Bangkok, la llegada de su madre, la reina consorte, no traía buenas noticias o por lo menos una que a él le gustara y de alguna manera sospechaba de que se trataba; era un vampiro apuesto, media más de 1.80 mts, su cabello oscuro y sus ojos hipnóticos lo hacían un sujeto muy atractivo, su cuerpo era atlético pues se la pasaba haciendo ejercicio en sus tiempos libres, se podría decir que era el sueño de toda ser paranormal con deseos de ser algo más.

-¿Llegó mi madre Earth?-viendo a su joven asistente de cabellos castaños y ojos almendrados, su cómplice en los negocios y quien le ayudaba a aterrizar sus ideas.

-Si Sr. Noppakao, lo está esperando en la sala de juntas-viendo como su jefe tomaba una gran bocanada de aire.

-Te he dicho que cuando estemos solos puedes llamarme Kao.

-Eso sería una falta de respeto-sonriéndole dulcemente, sonrisa que a él le fascinaba.

-Deberías de soltarte un poco Earth... eres muy remilgado- sonriendo, viendo como su asistente hacia gestos en señal de desaprobación- pues vamos a la boca del lobo... vampiro-suspirando.

-Tal vez no sean malas noticias-cambiando de tema y arreglándole su corbata.

-Ya veremos-disfrutando como siempre del suave aroma del perfume del joven-Ya te he dicho que me encanta ese perfume-notando como se sonroja y lo ve con ojos de desaprobación.

-Si continúa así, necesitaré unos cuantos cubos de hielo... para usted, Sr. Noppakao, cada vez que me hace un halago lo tomo como la falta de alguien en su cama-provocando la risa del príncipe vampiro.

-Siempre sabes cómo darle la vuelta a mis palabras ¿verdad?-dándole un pequeño golpe a su respingada nariz- ¿Qué voy a hacer contigo?






Su asistente, era un hombre centrado y orgulloso de su trabajo, después de un año y saber que podía confiar en él, decidió revelarle que era un vampiro algo que pareció no importarle pues no reaccionó con espanto, algo que agradeció sobremanera pues siempre procuraba que su nevera estuviera llena de plasma.  Le gustaba mucho su forma de moverse en los negocios con él, pero también le desesperaba lo directo que podía ser y eso no se lo permitía a nadie, ni siquiera a su familia, pero con Earth era distinto.

- Dejar de adularme e ir con su madre.

-¿Me estás dando órdenes?

-Para eso somos los asistentes-diciendo orgulloso-Para ponerlo en cintura- guiñándole un ojo y escuchando reir a su jefe.

El anillo del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora