El anillo del vampiro

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-¿Cómo está?- preguntando por el sujeto en la cama.

-La herida es muy grande Jimmy... no sé si pueda sanarlo por completo.

-Padre por favor... no quiero perderlo- tomando la mano de Tommy.

-La muerte no está marcada como destino próximo... necesitamos que despierte para que haga su parte con el dragón... al igual que tú- viendo como su hija limpiaba la herida de hermano.

-¿Les darás la empuñadura?

-¿Cómo sabes eso Pinneare?- decía su padre sorprendido, pues nadie en este mundo sabía que él era el guardián de la empuñadura.

-Sólo lo sé- levantando los hombros.

Caminando de un lado a otro de la habitación, Jimmy no dejaba de ver a Tommy que parecía inquieto, por lo que se acerca a su lado y le acaricia la cabeza para tranquilizarlo, cuando este de inmediato abre los ojos y estos habían cambiado su color a un azul verdoso, Jimmy inmediatamente descubre su herida para verla completamente curada, pero dejando una cicatriz parecida a los rayos.

-¿Tommy?

-¿Dónde está Earth?

-Fueron por el dragón- viéndolo levantarse con rápidez.

-Debemos ir tras ellos...

-¿Me quieres decir cómo vamos a intervenir, Sittichok?- diciendo molesto.

-Deja de hacer preguntas y sígueme... cuando lleguemos lo entenderás- tomando su mano para salir de la casa.

-¿Me quieres decir a donde vamos, Tommy?

-Para que la daga funcione se debe derramar la sangre de mi hermano y de Kao.

-¿Y porqué la tenemos nosotros?

-Porque tú debes santificarla con la sangre de tierra y yo crear el filo con la sangre del agua.

-Muy bien... empecemos- cambiando sus ojos a un verde intenso.

Mientras avanzaba hacia la cumbre de la montaña cerca de Phuket, el dragón se desesperaba cada vez más con el llanto de los bebés, parecía que estaban alterando sus sentidos pues se sentía mareado y a la vez aturdido.

-¡Con un demonio, ya cállense! - intentando atacarlos viendo que estos habían creado una barrera protectora.

Las aves de hielo y fuego, no dejaban de volar de un lado a otro buscando a sus amados tesoros, Earth se sentía desesperado, no podía creer que aquel que le ayudó a traer a sus hijos al mundo haya sido el responsable de lastimar a su familia; Kao sentía la angustia y desolación de su pareja, gracias al vínculo de sangre creado entre ellos, por lo que intentaba calmarlo con dulces palabras.

-Tranquilízate Earth... te aseguro que nuestros hijos están a salvo.

-¿Cómo quieres que me tranquilice?... ¡Él tiene a los gemelos!

-Nuestros hijos son más poderosos de lo que crees... porque de alguna manera siento que ellos, fueron los responsables de que no te olvidara... Porque los nombres que venían a mi cabeza eran los suyos.