• Capítulo XLV •

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Raúl... siempre Raúl.

A la vida cómo que le gusta mirarme estar mal por él.

El haber tropezado hizo que quedáramos cerca.

Tenerlo tan cerca me hacía revivir viejos y adorables momentos a su lado los cuales fueron demasiados, tanto en mi niñez, como en mi adolescencia y... cuando nos hicimos novios.

Las ganas que tenía de volverlo a besar, abrazarlo y acurrucarme en él, eran grandes, simplemente quería estar con él y no separarme nunca más de él nunca más, pero una vez más éramos amigos, él ya había hecho su vida con una mujer y era finalmente como se lo merecía.

Ahora si, creo que es hora de olvidarme de él y rehacer mi vida como lo he hecho hasta hora. Si él lo logro yo también lo lograré ¿Por qué no? nada es imposible, ya es hora de dejar el pasado atrás, lo nuestro solo fue una aventura y si llegaba a algo más allá, fui yo quién lo arruinó todo.

Ya no había vuelta atrás.

Tengo que tener fuerza de voluntad y no echar a la basura esos dos años lejos. Se me haría difícil porque aún lo amo pero no imposible.

-Lo siento, no fue mi intención. - Dio un paso atrás.

-Tranquilo no fue tu culpa. - Sonreí.

-De igual manera.

Chasquee. - Por lo que veo eres muy feliz a su lado. - Mire hacia la mesa dónde se encontraba Rosalía.

-Y por lo que yo mire tu también lo eres.

Fruncí mi ceño confundida.

- Con el tipo aquel pálido que estabas bailando.

Demien...

No dije nada.

- Y bueno, te equivocas, - Tomó de lo que quedaba de su bebida, - más feliz fui a tu lado. - Tomó un suspiró y luego me miró fijamente. - Ojalá y todo fuera con ella como lo fue un día contigo. Tú si sabías como hacerme feliz desde aquel dieciocho de Mayo Del dos mil nueve.

Recordaba perfectamente la fecha y el año en el cual nos habíamos conocido. Esos eran los pequeños detalles que me enamoraban de él.

Mis nervios atacaron al escuchar dichosas palabras.

Me sonroje.

-Aún causó ese efecto en ti ¿no? - Sonrió para luego colocar un pequeño mechón de cabello tras mi oreja. Extrañé tanto verlo sonreír. - Nunca me cansaré de decirte lo linda que te ves cuando te sonrojas, tus pecas de ven más lindas de lo que ya son.

No sabía que decir. -Gracias. - Sonreí sin mostrar los diente, mi corazón se encontraba locamente descontrolado. - Me da una margarita, por favor. - Le pedí amablemente al bartender. - Y cuéntame, ¿Qué tal ha sido tu vida estos últimos años?

-Nada interesante en cuanto a la tuya. Nada volvió a ser igual desde aquel día en que te fuiste, mi vida se torno aburrida, asocial, me la pasó todo el día metido en el studio, nada del otro mundo, en cambio la tuya a sido todo un éxito ¿no? - Me miró tomo asiento a mi lado.

Un Amor Diferente A Los Demás. - [Re-Publicando] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora