Un Amor Diferente A Los Demás. - [Re-Publicando] ©

• Capítulo XLVIII •

El brillo del sol pegaba en mi cara haciendo que con dificultad logrará abrir mis ojos.

No sabía cómo le sentía, no estaba ni feliz, ni triste, no sentía nada, me encontraba sin sentimientos, ni siquiera tenía la cabeza alborotada y llena de tontos pensamientos, era muy extraño en mi.

Me senté en la orilla de la cama mirando hacia el ventanal de la habitación, muy linda vista la que tenía.

Mi corazón empezó a latir rápidamente al recordar cada una de las personas que salieron de la boca de Raúl la noche de ayer.

¿Estaba bien lo que haría?

Ahora me hacía esa pregunta. Sólo quería que alguien me la respondiera.

No sé en qué iba a parar.

¿Una vez más se repetiría mi aventura prohibida con él? No me gustaría pasar por lo mismo que ya un día pase, aunque si así lo fuera está vez lo sería muy diferente.

Me levanté de la cama y fuí directamente al baño por una buena ducha relajante, tenía urgencia de una de esas.

Abrí la regadera dejando caer el agua caliente.

Recogí mi cabello y me despoje de cada una de las que cubrían mi cuarto.

Hoy tenía que ser un gran día.

El día de hoy empezarían los ensayos para la presentación que daríamos acá en Puerto Rico, eso ponía a bailar todo mi esqueleto de felicidad.

Lo que tanto un día soñé estaba por hacerse realidad gracias al esfuerzo, dedicación y paciencia que le puse a mi trabajo cada día.

Al salir de la ducha seque mi cuerpo para después aplicar crema en el, coloque mi bata de baño y empecé aplicarme crema hidratante en mi cara para después maquillarme un poco. Recogí mi cabello con una coleta alta, y salí del baño para vestirme.

Baje a la cocina para preparar algo de desayunar.

Cómo me está empezando hacer falta Zoha para hablar.

Abrí la nevera y no había algo que me apeteciera comer, necesitaba hacer las compras con urgencia.

Tomé una pera y comí.

Tenía flojera de ir al supermercado y más sola pero era necesario hacerlo.

Busque mi cartera y las llaves del auto para irme de comprás.

•••

Miré al frente y se encontraban Paola y María Nelly, en mi misma dirección. Que bonita casualidad.

—Pero miren quién viene aquí. — Dijo la mamá de Raúl sonriente.

—Bryti preciosa. — Paola me abrazo.

—Mi Pao, bonita. — Le recibí agusto el abrazo. — Cuánto tiempo sin verlas, mujeres bellas.

—¿Cómo estás? A parte de bonita y preciosa. — La mamá de Raúl me abrazo.

—Ay gracias, — Sonreí — muy bien y ustedes ¿cómo están?

—Nosotras muy bien mi Bryti, cada día mejor.