Megan.
La incomodidad era la gobernante en mi cuerpo, el tacón pisaba la cerámica con lentitud; tratando de distraerme. La música resonaba por toda mi casa, ni siquiera le estaba haciendo caso a las personas que invadían mi territorio.
Mi novio sujetaba mi cintura, aferrándome a él y hablando con sus amigos. Era incómodo y aburrido; simplemente charlaban de chicas que se han follado y andaban por la fiesta. Oliver para contar la historia hacía gestos y movía la cadera. Hablaba poco, pero cuando lo hace; improvisa como fueron sus cogidas.
Al principio no me importó, era de esperarse de un mujeriego como él, nada de Oliver debe impresionarme. Sin embargo, recordé que hace tiempo se tiró a Tracy, mi antigua mejor amiga.
- ¿Por qué no hablas de Tracy también? - lo interrumpí. Ocasioné que sus amigos se mirarán entre sí, luego a mí, como lo estaba haciendo Oliver desde que lo detuve.
- Ya te lo expliqué, Megan - bufó y rodó los ojos con cansancio - ¿Vas a seguir con ese maldito hecho? - me soltó con brusquedad y se alejó. Sus colegas le siguieron.
Mi vista posada en él era enfadada, la ira inyectada en mis ojos. Maldito, quería exprimirlo, estrangular su cuello. Me quejé con molestia, crucé mis brazos sobre mi pecho y di una fuerte pisada. Caminé hasta la mesa de bebidas, necesitaba tranquilizarme, mantener la calma y no armar un show en estos tres meses cumplidos.
Combiné distintos alcoholes fuertes, miraba a mi novio que me estaba dando la espalda; ignorándome y dejaba que el líquido pasará por mi garganta, sin importancia de que me quemará o me dejará borracha.
Nada importaba.
*
De un tirón caí en la cama, abrí las piernas hasta donde el vestido me lo permitía. Me sentía mareada, todo daba vueltas a mi alrededor, la brisa refrescaba todo mi cuerpo. Había vomitado en el baño y aún me sentía mal.
La noche era lumbar da por la luna, el árbol frente a mi ventana se movía al compás de la brisa, varios adolescente merodeaban por los lados de mi casa; borrachos, charlando, follandose...sucios.
"Eres una perra, Megan."
Negué repetidas veces. No era una perra, no era una de esas.
¿Cómo se atrevía a llamarme así? Yo simplemente buscaba...
Mi novio se colocó a horcadas sobre mí, un lado de su cara enterrada en mis pechos, sus manos tocando mis muslos y se mecía de arriba, derecha, izquierda y abajo con lentitud.
- Perdón por todo lo que dije antes, roja - habló minutos después - Perdón por enojarme contigo - chocamos miradas, tenía los ojos empapados de lágrimas y tan perdidos - Yo te quiero mucho, Megan. Eres lo mejor que tengo en está vida. No te vayas nunca de mi lado, no lo harás, ¿verdad?
La frase que Aaron me dijo antes de salir del baño, tenía toda la razón, Aaron estaba en lo cierto. Era una perra, la más grande de todas ella. Tengo un novio, celebramos tres meses de noviazgo y lo primero que hago es ir tras su enemigo para entregarme a él y olvidar el mal rato que pasé con Oliver.
Que perra soy.
Toqueteó mi cuello con sus fríos dedos, besó varias veces una parte de mi piel, acarició mis hombros mientras besaba mi cuello otra vez. Gemí y suspiré a la vez por sus toques. El cuerpo de Oliver tembló y al instante, sentí su miembro duro rozar con mis labios mayores. Metió una mano por debajo del vestido, tocando con desesperación ambos senos mientras me comía la boca, sacó uno para lamerlo y tocaba al otro sobre el vestido. Jadeé al sentir la mano moverse en el clítoris. Se detuvo.
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La Obsesión Del Nerd
Random- Yo...- duré segundos pronunciando la 'o'. Suspiré. - Siento cosas por ti, Meg. Y no son pocas - giró su cabeza para no verme, suspiré y bajé mi mirada. - Aarón, no puedes, no debes sentir cosas por mí... - Ya es tarde, Meg. Ya lo hago y desde que...