Aaron.
El ron volvió a traspasar mi garganta, me había acostumbrado en el cuarto vaso completo. Llevaba un enorme tiempo sentado, tomando y observando el lugar muy conocido para mí; la casa de Megan. La estúpida fiesta de sus tres meses siendo novios era donde estaba ahora mismo. La mayoría del colegio se encontraba aquí, la música retumbaba entre las paredes, el alcohol o el humo se podía oler desde kilómetros y más, la calentura de los adolescentes, sus hormonas dislocadas.
Me mantenía vigilando a Megan, observando cada movida que daba, mirándola como una presa. Su vestido morado marcaba sus caderas, cintura y trasero de más, era demasiado ajustado, cubría sus rellenos y apetecibles muslos, sus tetas estaban paradas y pronunciadas por su ajustado escote. Cada vez que la miraba; la deseaba, era maravillosa, hasta mi polla pensaba lo mismo.
Me molestaba que estuviera enseñando demás donde hay un montón de chicos calenturientos merodeando por aquí.
Suspiré y rodé los ojos al ver como Oliver le beso el cuello, luego, me miró y sonrió, sabía perfectamente que no dejaba de mirarla. Insecto.
*
Pisé el cigarrillo, formé una figura circular al expulsar el humo de mi boca. Necesitaba aire, allí dentro me asfixiaban los besos, caricias o palabras que se daban la pareja. Eran tan asquerosos.
Entré nuevamente, no los vi a mi alrededor; me aliviaba al saber que no los vería acaramelados pero, por Megan no. Era una fiesta, una fácil manera de buscar sexo, y más, viniendo de Oliver.
Me serví otro trago de ron. Los buscaba de manera desesperada mientras bebía. Traté de abrir las habitaciones, pateé la puerta del cuarto de Megan, pegué mi oído y, no se escuchaba nada, un total silencio la invadía. ¿Y si se durmieron? ¡Maldita sea!
Halé con más fuerza el plomo, golpeaba con mi palma la madera, mi pie chocaba con brutalidad en ella.
- ¿Aaron? - su voz me detuvo. Me giré para comprobar si era ella - ¿Que estabas haciendo? - preguntó Megan, arrugó su frente por la confusión.
Suspiré de alivio.
-Pensé que estabas...- me silenció con su dedo en mi boca.
- Acompañame...- dijo en mi oído, tomó mi muñeca y echó un ojo por si alguien se aproximaba. La puerta de su habitación fue abierta, ambos nos adentramos a ella, la oscuridad nos rodeo al igual que el silencio. Megan siguió guiándome hasta entrar a su baño - Siéntate - ordenó.
El cubículo se sintió frío. Mi mirada no dejaba de ver a Meg, estaba confundido por su hecho.¿Que haría en su baño? ¿A solas? Unas de mis fantasías.
- Esto es extraño...¿necesitas algo, Meg? - pregunté nervioso. Ella no apartaba su vista de mí, su espalda era recostada en la puerta y sus brazos cruzados.
- Te necesito...a ti...Aaron - sonrió de forma seductora. Me tomó por los hombros, mi espalda chocó con la puerta al igual que mis manos. Miraba a Megan asustado y sorprendido, ella simplemente tenía una mirada retadora.
¿Acaso era una alucinación otra vez? No podía creerlo, no podía ser verdad...Esto, que me ha dicho me ha dejado impresionado, asustado y más confundido. ¿Y si había escuchado mal?
Maldición, esto me ponía a pensar más de la cuenta, era un sueño, otra fantasía y no estaba seguro si era real. ¿Debería de aprovechar el momento? ¿Y si la pequeña no estaba conciente?
Ella debió cambiar de opinión, quizás se dio cuenta que Thomas es un patán en su vida y que yo soy el único chico que la amo como se lo merece, que la admira día a día, que la halaga sin importar que.
¡A la mierda!
Era momento de que esto sucederá.
Sus labios se pegaron a mi cuello; lo mordía, lamía y chupaba con desesperó y algo tonto. Gemí al sentir sus dientes clavarse y su lengua pasar con rapidez.
Megan acercó su cuerpo al mío, sus tetas rozaron las mías, frotaba su pierna con mi polla cubierta. Apreté su trasero y me giré para dejarla en la puerta. Levanté un poco su vestido morado mientras sus labios mordían mi cuello.
Acaricié sus muslos de arriba a abajo con suavidad, mi polla se puso erecta otra vez. Giré a Meg. Restregué mi miembro en su apetitoso trasero, ella gimió y clavó sus uñas en la madera de la puerta. Y eso me prendió más.
- ¿Te gusta como se siente, pequeña? -le pregunté excitado, olí su cabello; un exquisito olor a coco, adictivo - ¿Te gusta sentirlo? - froté brutalmente mi miembro con su trasero, ambos cubiertos. Jadeó y gimió.
- Me...en...canta- apenas pudo decir por los gemidos que soltaba. Por último, lo rocé con suavidad. Era hora de probar mi droga preferida; su boca.
La volteó, su mirada reflejaba un deseo intenso, su cuerpo se sentía caliente. Ambos nos necesitábamos, era magnífico. Una de mis fantasías. Iba a follar con Megan en su baño. ¡Mierda, iba a hacerlo!
- Eres mía, Megan - demandé sonando posesivo - Si llegan a lastimarte, te alejaré de todo, pequeña - prometí - Lo haré.
Posé mi mano en su panty, estaba mojada, la moví con suavidez, tocando su clitoris y labios menores a la vez. Luego, eché el panty de lado, cambié a velocidad, tocando su vagina completa, sintiendo la humedad por todos lados.
-¡Ah, Aaron! -gritó y gimió. Su aliento no me agrado...
Quedé atónito. Quizás me halla confundido...¿no? No andaría con rodeos. Choqué mi boca con la suya, la moví para comprobar si era cierto. Era verdad...
Me alejé de ella, me senté en el cubículo mirando la nada de la pared. No...no...no quería creerlo.
- ¿Estás borracha? - era una afirmación y salió como pregunta. Maldición, todo estaba tan bien. Estuvimos a punto de entregarnos...pero Meg no estaba conciente, todo este tiempo nunca lo estuvo.
- No estoy... borracha...- negó - Sólo un poquito ebria - se tambaleó y cayó al suelo - Vamos, Aaron...quiero seguir - abrió sus piernas y quitó su panty. Eliminé la mirada de ella, no caería.
- No, no estás en razón - le respondí. Me sentía perdido, triste y mal. Era tan obvio. Todo estaba tan claro pero un estúpido con miopía no podía verlo. Quité mis lentes.
- No...no...- se acercó gateando hacía mí, pusó sus manos en mis rodillas. Intentó besarme, tiré mi cabeza hacía atrás aún mirándola - Me pasé de tragos para olvidar algo que sucedió con Oliver -suspiré con pesadez - Y vine donde ti para olvidarlo un rato.
Y eso, fue peor. Empeoró mi estado, mi autoestima y sentemientos. Tal vez sonaba como un loco pero escuché perfectamente el sonido de un pedazo cayendo y, luego, como mi corazón explotó; rompiéndose. Fue doloroso, de verdad...
- ¿Me ibas a utilizar? - las lágrimas me acompañaron al hablar, la tristeza, el dolor y la ira me abrazaron con fuerza.
- Sólo un ratico - hizo el gesto con sus dedos.
Me levanté, Megan intentó bajar mi pantalón, la empujé y se golpeó la cabeza. Antes de salir la miré y ella seguía mirándome como tonta. Negué con desaprobación.
- Eres una perra, Megan - le dije. Cerré la puerta suspirando. Oí como me llamaba.
Esto era una porquería. ¿Por qué seguía insistiendo en estar con ella? Siempre eligiria a Oliver.
Lo volveré a decir; Maldita Megan.
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¡Hola! ¿Que tal?
¿Quieren matarme? Están es su derecho de hacerlo...
Lo siento. Sorry. Lo siento. Sorry. Tardé demasiado...casi tres meses, novat@.
¡Pero ya!¡Vamos a las actualizaciones rapidas!¡Es momento de que le demos el final a esta novela! ¿Quieren saberlo? Pues...pronto.
¿Que les ha parecido?
¿Opiniones sobre el próximo capítulo?
Bue, bye...¡Disfruten!
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La Obsesión Del Nerd
Diversos- Yo...- duré segundos pronunciando la 'o'. Suspiré. - Siento cosas por ti, Meg. Y no son pocas - giró su cabeza para no verme, suspiré y bajé mi mirada. - Aarón, no puedes, no debes sentir cosas por mí... - Ya es tarde, Meg. Ya lo hago y desde que...